Ya ha empezado la cuenta atrás. El año 2035 es la fecha señalada por la Agencia Internacional de la Energía para que los países europeos consigan descarbonizar sus sectores energéticos y alcanzar el objetivo principal del Acuerdo de París. Según este tratado, la cooperación entre naciones podría significar que, para el año 2100, la temperatura superficial promedio del planeta no suba más de 1,5ºC.
Finlandia
Finlandia ya tiene un consumo bajo de combustibles fósiles (36% a fecha del año 2021), es decir, la mitad de lo que utiliza el 70% de los miembros de la Agencia Internacional de la Energía. Asimismo, ha disminuido las emisiones en un 43% en todos los ámbitos de su economía, pero todavía le queda por superar un obstáculo importante: los sumideros naturales de los bosques y turbas no están absorbiendo el suficiente carbono. Cabe destacar que, según expone la AIE, la energía eólica terrestre representará una parte sustancial en la generación de electricidad renovable en el país. Es más, la capacidad eólica de Finlandia se disparó un 75% solo en 2022.
Dinamarca
Con la neutralidad climática como meta para el año 2050, Dinamarca ha apostado por la implementación de tecnologías avanzadas para acelerar la producción y distribución del hidrógeno verde con el fin de poder generar este gas a partir de otras fuentes renovables, como la energía eólica marina (Informe: Green Hydrogen is Danish Hydrogen, State of Green). El hidrógeno verde es la clave para descarbonizar la industria y el transporte dentro de la estrategia danesa, y se espera poder reaprovechar el calor restante del proceso de electrólisis como sistema de calefacción en los distritos. Igualmente, se estudia la posibilidad de romper con la dependencia del agua potable en la producción del hidrógeno verde y poder recurrir a aguas residuales.
Noruega
El país escandinavo se ha propuesto el objetivo de reducir la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030, y aunque ha hecho importantes progresos para la sostenibilidad y la transición energética, hay ciertos aspectos que preocupan a las autoridades europeas. Uno de ellos fue impulsado a raíz de la invasión rusa de Ucrania, cuando unos 27 Estados miembros de la UE se comprometieron a dejar de depender de los combustibles fósiles rusos (Declaración de Versalles, 2022).
Según detalla el informe Sobre hielo frágil: las ambiciones fósiles de Noruega y el futuro verde de la UE, los intereses de Noruega y la Unión Europea no siempre están alineados. Mientras que el bloque europeo promueve políticas para reducir la demanda de combustibles fósiles, Noruega aspira a incrementar la oferta de gas y petróleo, una medida que contribuye al calentamiento global. “Tanto Noruega como Argelia tienen capacidad para exportar gas por encima de los niveles superiores establecidos en los contratos actuales respecto a los yacimientos en explotación”, señala.
"Tanto Noruega como Argelia tienen capacidad para exportar gas por encima de los niveles superiores establecidos en los contratos actuales respecto a los yacimientos en explotación"
A pesar de su rol como agente exportador, Noruega posee un 99% de electricidad generada en plantas hidroeléctricas e interesantes políticas de electrificación de vehículos, además de un gran potencial en energía eólica, undimotriz (olas del mar) y eólica marina. También cuenta con un impuesto sobre el carbono desde el año 1991.
Suiza
La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha determinado que Suiza es el territorio que presenta menor intensidad de carbono, y esta realidad se debe a que la mayor parte de su electricidad se produce a partir de energía hidráulica y nuclear. Hoy en día, Suiza dispone de cuatro centrales nucleares en activo que generan cerca de un tercio de la demanda eléctrica nacional, aunque la estrategia es migrar hacia energías renovables como la solar o la eólica.
Reino Unido
Un propósito ambicioso: el Reino Unido planea reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 68% para 2030 en comparación con los niveles existentes en 1990 y alcanzar emisiones netas cero para 2050. Ahora se enfoca en reemplazar el uso del carbón y el petróleo por opciones renovables, nucleares y biocombustibles. El pronóstico es positivo, y es que esta fue una de las primeras grandes potencias que redujo sus emisiones a la mitad entre 1990 y 2022, a la vez que experimentaba un boom económico (cifras facilitadas por el Departamento de Seguridad Energética) .
Islandia
Se prevé que las energías renovables se conviertan en la mayor fuente de generación de electricidad de cara al próximo 2025. Así pues, el país nórdico quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para el año 2030, y llegar a la neutralidad de carbono en 2050. Precisamente, un 73 % de la electricidad se genera mediante plantas de energía hidráulica, mientras que un 26,8 % proviene de energía geotérmica.
Francia
Es el segundo país con más reactores nucleares del mundo (solo le gana Estados Unidos), y este recurso le ha proporcionado un 70% de la electricidad total. No obstante, el objetivo de alcanzar cero emisiones para 2050 ha hecho que este territorio vuelque sus esfuerzos en minimizar su dependencia de los combustibles fósiles y destine mayor inversión a biocombustibles y energías renovables.
Francia destina una mayor inversión a biocombustibles y energías renovables
Chile
Y en el contexto latinoamericano, el Programa Energías Renovables y Eficiencia Energética en Centroamérica expone que las áreas a abordar son “la reconversión de las centrales termoeléctricas a carbón, el desarrollo del hidrógeno verde, la aplicación de energías renovables en el suministro de agua y la transición justa”. En octubre de 2023, el país registró un récord en la generación de energías limpias, con una participación de casi un 94% en el Sistema Eléctrico Nacional. A esto se le suma que la energía solar, la hidráulica, la eólica están cobrando mayor protagonismo en los últimos años.