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La tercera generación asegura el futuro de Gesalaga en Zarautz

La empresa desafía la tendencia a la absorción por parte de grandes compañías que prolifera en el sector

La tercera generación asegura el futuro de Gesalaga en ZarautzRuben Plaza

La incorporación a cargos de dirección de los dos hijos de José Luis Gesalaga asegura la continuidad de una empresa que tiene un fuerte arraigo en Zarautz, donde se ubican todos sus pabellones. Ainhoa y Julen son adjuntos a la gerencia y, mientras la joven compagina este puesto con la dirección de la Fundación Okelan, su hermano es el responsable de compras y trabaja en el área financiera.

Ambos consideran su participación en la empresa como un proceso natural. Julen Gesalaga lo atribuye a “los valores que nos han transmitido los padres y abuelos”, que han despertado el interés y la intención de seguir adelante con el legado. Ainhoa Gesalaga, por su parte, añade a este factor que “el sector es bonito, y eso ayuda”.

Orígenes

De este modo se consolida un negocio que nació hace casi medio siglo cuando los padres de José Luis Gesalaga, José Cruz y Arantxa, abrieron una carnicería en Zarautz, que con el tiempo crecerían hasta una treintena, en un periodo en el que se incorporaron sus hijos. El siguiente paso fue abrir un pabellón también en Zarautz para servir a unos clientes que en su mayoría eran carnicerías, charcuterías y establecimientos de hostelería.

En 2011 llegó un desafortunado incidente con el incendio del pabellón, que lo dejó devastado con una plantilla de 30 personas y una facturación de tres millones de euros en el aire. “No perdimos mucho tiempo en lamentaciones, fueron unos días muy duros, pero desde que se estaba incendiando la empresa ya hacíamos grupos para ponerla en marcha otra vez”, recuerda José Luis Gesalaga, quien añade que en dos semanas volvían a servir a sus clientes.

La tercera generación ya asume responsabilidades en Gesalaga.

“Los ladrillos son ladrillos, pero el verdadero fundamento de la empresa está en las personas” es la conclusión que dejó ese duro incendio, del que el negocio resurgió con más fuerza hasta llegar a la actualidad, en la que el grupo empresarial ocupa tres pabellones y dispone de una fundación propia.

Absorción de empresas

Respecto al carácter familiar de la empresa, su director general considera que esta peculiaridad le ha salvado de una tendencia que observa al alza en el sector, como es la absorción de los negocios más pequeños por parte de grandes compañías alimentarias. 

“Como ventaja tiene que es capaz de captar mucho talento, pero a nivel emocional pierde mucho valor humano, que es lo que nosotros tenemos”, indica Gesalaga. A ello une “la ilusión de una familia” que, a su juicio, es “lo que mueve nuestra empresa y lo que nos ha hecho tener algo de éxito”.