Donostia– La incertidumbre que hay en la industria planea sobre el empleo en el sector. En agosto, el incremento del paro en la metalurgia fue del 13,6%. “Hay preocupación”, reconoce el viceconsejero de Empleo, Alfonso Gurpegui, que destaca la necesidad de vincular el plan industrial a las políticas de empleo.

El empleo es la segunda preocupación de los vascos, por detrás de la vivienda. ¿Cuáles son los principales desafíos del mercado laboral?

Lo que nos dicen los datos es que el mercado laboral está bien, no ha habido nunca tantas personas trabajando. ¿Qué le ocurre? Por un lado, hay un número de personas que no logramos incorporar. Eso es un elemento en el que tenemos que trabajar. Otro es el desajuste entre las necesidades de las empresas y las de los trabajadores por una cuestión de cualificación o de condiciones laborales. La mano de obra es escasa y, sin embargo, los salarios no suben. Luego está la pirámide poblacional; cada vez hay menos gente para trabajar. Así que, partiendo de una situación saneada general, son tres elementos a atacar.

Los datos de agosto han sido especialmente malos por un incremento del paro mayor del esperado y por la situación de la metalurgia. Eso merece una reflexión más allá de la estacionalidad, ¿no?

Sí, sí. Todavía no hay grandes desastres en el sector industrial, pero en el cómputo interanual es el único sector que baja en empleo, poquito pero lo hace. Ahí hay un elemento de preocupación. La metalurgia está sufriendo. Francia está en crisis, Alemania no termina de crecer, tenemos que ver cómo nos van a afectar los aranceles. Es verdad que Euskadi ha tenido una fortaleza muy importante, que es el sector industrial. Nuestra base siempre ha sido más sólida y lo sigue siendo, pero tenemos que poner las antenas. El plan de industria tiene que tener un componente de empleo importante, porque lo industrial lo vamos a resolver si apoyamos a las empresas, si incorporamos innovación, si abrimos nuevos mercados, pero luego alguien tiene que hacer todo eso. Tenemos que vincular todo lo que tengamos que hacer en la potenciación del sector industrial con las políticas de empleo.

Ha mencionado las condiciones laborales como uno de los principales desafíos. Lo cierto es que, a pesar de las buenas cifras, la percepción general es que el problema no es de falta de empleo sino de condiciones laborales adecuadas. ¿El problema se resuelve subiendo los salarios o se necesita más?

Son varias cosas, pero el salario es clave. La media salarial en Euskadi es alta, pero la media siempre engaña, hay que tener en cuenta la dispersión de los salarios. En Euskadi hay una generación con salarios altos porque ha habido buenos convenios y buenas condiciones económicas, pero quien se está incorporando ahora al mercado tiene unas condiciones laborales muy diferentes. El Consejo de la Juventud dice que en los últimos años el incremento de los salarios de los jóvenes ha sido muy pequeño y la vida se ha encarecido. Yo no digo que a las empresas les sobre dinero, pero si hay un bien escaso, como el talento, habrá que pagar la mano de obra.

“La media salarial en Euskadi es alta, pero la media siempre engaña, hay que tener en cuenta la dispersión de los salarios”

Habla de salarios altos en una generación que se está jubilando. Si los salarios de los que se incorporan no terminan de crecer, el panorama del futuro mercado laboral no es muy esperanzador.

Claro. Además, si tenemos pensiones altas y salarios bajos, no es una buena situación. Eso hay que corregirlo, porque no hay que olvidar que las pensiones salen de los salarios. Mejorar las condiciones laborales y económicas de los trabajadores nos beneficia a todos.

¿Por qué no suben entonces? ¿Tan mal están las empresas?

No parece, por supuesto que habrá empresas que lo estén pasando mal, pero los datos generales no dicen eso. La economía va bien y eso se tiene que traducir en los salarios. Tenemos que ser conscientes de que mejorar las condiciones en general de los trabajadores, las condiciones salariales de los que se incorporan al mercado laboral, es un beneficio para todos. Para las empresas desde luego, porque van a tener una mayor fidelidad. Muchas empresas se quejan de que la gente cambia mucho de trabajo.

Y se pasa al sector público...

Lógicamente. ¿Quién no busca mejores condiciones? Hace años se pagaba mucho mejor en el sector privado que en el público.

En cuanto al desajuste entre oferta y demanda, el perfil dice que la mitad de las personas en paro tiene estudios de primaria y que muchos son mayores de 50 años. El problema está por abajo, con las condiciones de los jóvenes, y por arriba, con la dificultad de encontrar trabajo de los mayores.

Es verdad que, cuanta menor formación académica, en principio más desempleo, pero muchas de esas personas tienen competencias, tienen experiencia laboral. Lo que tenemos que conseguir es conocer a esas personas, trabajar de manera individualizada con ellas, conocer sus potencialidades y ser capaces de ofrecerlas al mercado laboral. Eso está vinculado a la reforma que estamos haciendo en el servicio público de empleo, que tiene que ver con la individualización de la intervención, con el conocimiento de las necesidades de las personas. Y tenemos que ser capaces de actuar en los momentos iniciales del empleo, porque, si se cronifica, luego es muy difícil salir del paro. Y tenemos que conseguir que las empresas confíen en el servicio público de empleo y que vengan a buscar personas aquí.

¿Todavía hay margen para bajar el paro?

Si las empresas dicen que no encuentran personas y tenemos personas en desempleo, tenemos que ser capaces. No podemos decir que 107.000 personas no sirven para trabajar. Nosotros tenemos programas de formación con compromiso de contratación, que exige que las empresas se comprometan a contratar a un porcentaje de las personas formadas.

En su valoración de los datos, los sindicatos siempre destacan la temporalidad. ¿Es también ese un desafío?

Ahora hay un 25% de contratos indefinidos que se mantiene mes a mes; antes de la reforma laboral no pasábamos de los dos dígitos. La temporalidad se ha corregido en cierta medida y hay que seguir profundizando, pero sobre todo hay que evitar la picaresca que pueda estar sucediendo con los contratos indefinidos, que pasas el periodo de prueba y a los dos meses te echan. Tenemos que lograr que esos contratos indefinidos que se firman cada mes sean duraderos.

Luego están los fijos discontinuos. En julio, por ejemplo, crecieron un 25% las personas con este tipo de contrato que cesaron su actividad. ¿Otro dato que hay que analizar?

Es un dato que hay que investigar. Tenemos que ver qué está pasando, inspección tendrá que tener su papel. No tenemos conclusiones aún, pero es un dato llamativo. En hostelería ha habido un incremento muy importante. Hay que ver.

El 58% de las personas en paro son mujeres y ellas firman el doble de contratos parciales que ellos. Eso no va a contribuir a reducir la brecha.

En Euskadi, quien está por debajo del salario mínimo o quien está con salarios bajos está muchas veces vinculado a la parcialidad. Y quienes están en la parcialidad son las mujeres. Seguimos con los roles de género y los sectores más precarizados están feminizados. Incorporar a las mujeres en sectores masculinizados es una de las vías. Hemos trabajado con clusteres, con empresas, pero cuesta mucho. También tiene mucho que ver con la correponsabilidad y eso va más allá del mercado laboral. Hemos avanzado, pero hay que seguir trabajando en las condiciones laborales y en la parcialidad.

El Gobierno vasco se ha posicionado a favor de un salario mínimo vasco, pero la patronal se niega. ¿Ve posible que salga adelante sin los empresarios?

–Lo que espero es que la patronal recapacite y entienda que un salario mínimo de convenio es bueno para el país. Nosotros hemos hecho una propuesta, pero son los sindicatos y la patronal quienes tienen que llegar a un acuerdo, porque es el marco legal que tenemos. El Gobierno vasco puede animar, pero son organizaciones soberanas.

Hay una necesidad de trabajadores en el mercado laboral. ¿Está Euskadi preparada para retener y atraer talento? ¿Qué nos hace falta?

Además de las condiciones laborales, la vivienda. El tema del talento abarca ámbitos más allá del mercado laboral. Desde el laboral tenemos que trabajar en las condiciones, la capacitación, los permisos para personas extranjeras, pero tiene que ver también con la educación, la vivienda, los sistemas de acogida y de protección. Euskadi tiene una necesidad, eso está claro. Incluso la industria necesita trabajadores, hay que ver lo que va pasando en ese sector. Y tiene condiciones, sí, porque el mercado laboral tiene ciertas fortalezas.