Ternua Group de Arrasate presenta concurso de acreedores
La compañía de las marcas Ternua, Astore, Lorpen y Loreak Mendian emplea a 180 personas
Ternua Group, compañía textil con sede en Arrasate que comercializa sus productos bajo las marcas Ternua, Astore, Lorpen y Loreak Mendian, ha presentado un concurso de acreedores voluntario al no poder hacer frente, según argumenta, a una “crítica” situación del mercado textil a nivel global que le ha impactado directamente, con resultados negativos tanto en 2023 como en 2024. Esta decisión afecta a una plantilla que asciende a 180 personas.
Según informa en una nota, hoy ha presentado un concurso de acreedores voluntario en el Juzgado de lo Mercantil nº2 de Donostia después de que en 2023 cerrara el ejercicio con unos ingresos superiores a los 34 millones “pero con un resultado negativo y un progresivo aumento de la deuda”, situación que empeoró el siguiente ejercicio correspondiente a 2024, cuando los ingresos fueron de 29,2 millones de euros pero el resultado negativo, a lo que se añade una deuda de 16 millones.
Inversores
Afirma que la dirección, ante estas cifras, inició un proceso de contactos con potenciales inversores para que se comprometieran con el proyecto en conjunto o con alguna de sus divisiones con resultados desiguales. Así, según indica, la solicitud de concurso de acreedores voluntario se ha presentado con una oferta vinculante por Loreak Mendian, sin que las otras tres marcas hayan conseguido el interés de algún inversor. La información apunta a que el juzgado deberá decidir en el plazo de un mes sobre el futuro de Loreak Mendian.
Entre tanto, ya se ha nombrado un administrador concursal que gestionará la actividad del grupo empresarial, las posibles ofertas que se presentes y el futuro de la plantilla. Ternua Group tiene su sede en Arrasate y una planta de producción en la localidad navarra de Etxalar, además de 28 puntos de venta de sus marcas, con una plantilla conjunta de 180 personas “altamente comprometidos y conocedores en todo momento de las dificultades por las que se venía atravesando”, asegura.
Medidas infructuosas
Según defiende la dirección, antes de recurrir a la Ley Concursal ha intentado resolver esta mala evolucióna través de la refinanciación de la deuda, la optimización de la estructura y el gasto y con medidas dirigidas a impulsar la inversión, sin resultados. Atribuye esta situación al impacto directo que sobre su actividad ha tenido “el crítico momento por el que está atravesando el sector textil a nivel mundial, y que ha puesto en jaque a primeras firmas internacionales tras un ajuste de mercado tremendo y sin precedentes”.
Entre las circunstancias que, a nivel global, han provocado su decisión cita la crisis del coronavirus, los cambios en el consumo que provocó y que se extendieron tras la pandemia, los problemas de suministro internacional con un incremento de costes y los efectos del inicio de la guerra en Ucrania, “con el posterior aumento de la inflación y la subida de tipos que redujo la capacidad de gasto de los consumidores”.
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