"Hay que quitarse la imagen que tenemos de un edificio o una vivienda prefabricada, como si estuviéramos hablando de algo ligero, débil, frágil, algo parecido a lo que vemos en un camping. No tiene nada que ver. Una vez finalizada una edificación con procesos industrializados el resultado es el mismo que si se hace de manera tradicional. La consistencia, las calidades, el confort, la sensación es la misma”. El sector de la construcción se encuentra en pleno proceso de transformación, un cambio necesario para hacer frente a importantes desafíos, como la falta de mano de obra o la escasez de vivienda. Una transformación que pasa por una mayor industrialización en los procesos productivos. Son los conocidos módulos prefabricados que llegan a la obra completamente acabados. Esta es la apuesta del Gobierno vasco, que espera que para el año 2027, el 55% de las obras de nueva construcción tengan algún proceso industrializado y que ese porcentaje se eleve al 65% para 2036.

No es un objetivo menor si se tiene en cuenta que, en la actualidad, solo el 1,5% de las viviendas que se construyen en el Estado cuentan con técnicas industrializadas. Es algo que está apenas despegando, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, donde estos procesos están más asentados. Por ejemplo, en Suecia, el 45% de las viviendas cuentan con este tipo de construcción y en Alemania, el 20%. “Toda la parte de la industrialización llegó a Europa, sobre todo, en la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial y respondía a una emergencia habitacional horrorosa. Aquí no hubo esa necesidad, así que vamos desacoplados”, explica la directora del clúster vasco de la construcción, Marta Epelde.

"“Hay un mayor control de la calidad, mejores condiciones, digitalización y sostenibilidad”

Marta Epelde - Directora de Build:INN

De ahí la mala fama que tienen este tipo de construcciones. Hasta ahora, aquí era más habitual ver este tipo de procesos en naves, pabellones o casas unifamiliares, pero las cosas han cambiado mucho y nos enfrentamos, además, a otra emergencia habitacional que requiere procesos más rápidos y más sostenibles. Esas son dos de las principales claves de la construcción industrializada. “Las medidas que hemos emprendido hasta ahora y las que emprenderemos en los próximos años tendrán un alcance limitado si no las acompañamos de una modernización profunda del sector”, señaló hace unas semanas el consejero de Vivienda y Agenda Urbana, Denis Itxaso, en referencia a las iniciativas adoptadas para hacer frente a la crisis de vivienda. De hecho, la construcción industrializada forma parte de las líneas principales de la política de su departamento.

“Un proceso in situ tradicional puede tardar entre 24 y 28 meses, aquí estamos hablando de unos 18 meses. No estoy diciendo que se rebaje a la mitad el tiempo, pero todo llegará”, asegura el viceconsejero de Vivienda, Miguel de Los Toyos. Porque una de las características de la construcción industrial es que el trabajo se realiza fuera de la obra, es decir, en pabellones o fábricas y después se traslada, ya terminado el trabajo, a la construcción. Esto permite llevar a cabo varios procesos a la vez. “Se hace por módulos y los módulos llegan con todo el sistema eléctrico montado, la fontanería, todo. Lo llevas a la obra y puedes montar una planta de un edificio en una semana”, añade. Es como encajar un puzzle. En la actualidad, en Euskadi, la industrialización está integrada principalmente en tres procesos: baños, fachadas y estructuras. “Esto es un nivel cuatro de siete de industrialización”, explica Epelde. “No está mal”.

“Los plazos pueden reducirse de 24 o 28 meses a 18. No es la mitad, pero llegará”

Miguel de Los Toyos - Viceconsejero de Vivienda

La directora de Build:INN aclara, en cambio, que la construcción industrializada no implica solo llevar la casa lo más acabada posible a obra, sino que el proceso haya sido industrial, es decir, digitalizado y sostenible. “La reducción de los plazos es una de las ventajas junto con un mayor control de la calidad, mejores condiciones laborales, digitalización y sostenibilidad”, enumera Epelde.

Cambios normativos

En un momento de escasez de vivienda, construir más cobra especial importancia. Pero el Gobierno vasco es consciente de que para ello no solo hace falta acelerar los procesos productivos, sino cambiar normativas para disponer de más suelo y reducir una burocracia que ahora mismo es un lastre. Es por ello que uno de los objetivos del departamento de Vivienda es modificar la ley del suelo de 2006. Y es que, según el anterior director de Build:INN, Jon Ansoleaga, “los años promedio para ejecutar desde un suelo hasta que empieza a trabajarse puede llegar incluso a los 14 o más años”. Además, uno de los objetivos que se ha marcado el departamento de Itxaso es crear una gran reserva de suelo público para que el Gobierno pueda levantar viviendas.

Otro de los desafíos actuales es la falta de profesionales en el sector. Algo, por cierto, que no es exclusivo de la construcción. “Si tenemos en cuenta que puede ser que la construcción no sea una opción laboral muy atractiva en estos momentos debido a las condiciones físicas del trabajo, la climatología, incorporar la industrialización puede hacer el trabajo más interesante. Al final el trabajo se realiza más en fábrica, es un empleo más cualificado, puede ser más atractivo”, confía el viceconsejero de Vivienda. Para ello, la pata de la formación será crucial.

“Hoy, una construcción puede llegar a entre un 20 y un 50% de industrialización”

Laura Gil - Directora de construcción de Altuna y Uria

Apuesta empresarial

La construcción industrializada es ya la apuesta de muchas empresas en estos momentos. Es el caso de Altuna y Uria, que intenta industrializar todo el proceso al alcance de su mano. “Hoy en día, una construcción puede llegar a entre un 20 y un 50% de industrialización”, explica Laura Gil, directora de construcción de la empresa. 

“Por ejemplo, en el tema de los baños está muy extendido ya. Los baños vienen ya hechos de fábrica. E irán viniendo nuevas soluciones, lo importante es que las empresas sigamos impulsándolo, que las administraciones apuesten por ello en sus proyectos, como están haciendo, y que los promotores también”, valora Gil.

La construcción industrializada ha venido para quedarse; desde el Gobierno vasco estamos apostando por incorporar, poco a poco, este tipo de procesos”, coincide Miguel de Los Toyos.