Finalizado el año 2024, el mercado laboral vasco resiste con nota los embates que todavía condicionan la evolución de la economía tras la pandemia de la covid. Los últimos datos recogen que el desempleo cayó una décima, al pasar del 7,2% del año 2023 al 7,1% con el que se cerró el balance de los doce meses de 2024. Las personas ocupadas en el último año crecieron en 15.700. Además, en total, el número de desempleados mantuvo la tendencia a la baja, con 107.380 personas paradas, que es el valor más bajo registrado en un mes de diciembre desde 2008, cuando toda la economía se encontraba en un ciclo expansivo cortado en seco por la Gran Recesión originada en Estados Unidos y trasladada después al resto del mundo, con especial afectación a Europa y sus mercados financieros por la crisis de deuda.
Sin embargo, la lectura de los datos ofrece también otras conclusiones que merecen ser tenidas en cuenta, sobre todo porque reflejan realidades de desigualdad y precariedad. Conceptos que, por otra parte, parecen haberse enquistado en el mercado laboral a raíz precisamente de aquella recesión, causando unos problemas que el parón que supuso la pandemia siguió agudizando.
Atendiendo al promedio anual de parados, Euskadi presenta en las distintas franjas unas estadísticas de paro sensiblemente mejores que las de 2019, el último año antes del estallido de la pandemia. Así, ese año, por ejemplo, en el tramo entre 16 y 24 años había 10.200 parados, mientras que el año pasado se cerró con 8.900. Mientras, en la que va de 25 a 44 años, se ha pasado de 50.800 a 34.200. Por último, en la de 45 y más años, se ha pasado de 42.800 parados a 36.100. No obstante, en comparación con el año 2023, en esta franja el paro aumenta, ya que ese año la cifra era de 34.600. Es decir, alrededor de 1.500 personas más en paro, con una especial incidencia entre las mujeres. Josu Ferreiro, profesor de Economía de la UPV-EHU, ve en este aumento la constatación de que hay un volumen creciente de mujeres en esa franja de edad, sobre todo a partir de 55 años, que están buscando empleo.
A su juicio, circunstancias como los bajos salarios, la subida del empleo a tiempo parcial y la pérdida de renta como consecuencia del impacto de la inflación en los tres últimos años están empujando a muchas personas de 55 años en adelante a retornar al mercado laboral en busca de unos ingresos que permitan hacer frente a esa realidad. “Además, no debemos olvidar que la población ocupada de la CAV está inmersa en un fenómeno de envejecimiento que es general, y con lo cual cada vez tenemos más trabajadores en esos grupos de edad y menos en las franjas más jóvenes”, apunta. Además, existe otra circunstancia que está detrás de esta incorporación de población femenina al mercado de trabajo, y tiene que ver con el número en crecimiento de mujeres inmigrantes que han llegado a Euskadi en la última década. Muchas de ellas empleadas en el sector servicios. "Cada vez crece más el pluriempleo, porque con un solo salario, que en muchas ocasiones es escaso, se necesita otro trabajo. Antes, a esas edades, había trabajadores que optaban por retirarse del mercado laboral, pero ahora a muchos no les queda otra opción que encontrar otro trabajo", apunta Ferreiro, que destaca el crecimiento -no solo en Euskadi, sino en el conjunto del Estado- de la figura del "trabajador pobre". De hecho, según Eustat, en el cuarto trimestre del año pasado se estima que, de los 925.100 hogares en la CAV, una tercera parte no tiene ninguna persona activa, 4.100 hogares más que en el trimestre anterior. Asimismo, en este alza de trabajadores que buscan un empleo en el último tramo de su carrera profesional, también cobra relevancia la penalización de las jubilaciones anticipadas que está promoviendo el Gobierno español.
La mayor parte del empleo creado en el último año se concentra en el sector servicios, otra tendencia que se consolida ante las dificultades que sigue experimentando la industria. También sigue creciendo con fuerza el empleo público, que acapara casi la mitad de los puestos creados en los últimos cinco años. "Los servicios constituyen el sector que tira del empleo, porque las perspectivas en la industria no son buenas, y las medidas proteccionistas que quiere implantar Estados Unidos tampoco son buenas. Donde más está creciendo el empleo es en sectores con escasa productividad y salarios bajos", advierte el docente de la UPV-EHU.
"El fijo-discontinuo es un contrato pensado para educación y turismo, pero se está extendiendo"
A su juicio, "el turismo está ganando peso en el PIB, pero la pregunta es si va a continuar así". "Tras la pandemia, se reactivo una necesidad psicológica de viajar, pese a que los ingresos de las familias habían caído. Ahora, con la situación de crisis en países como Alemania y Francia, es difícil que se mantengan los flujos turísticos", alerta Ferreiro. Por último, y pese al aumento en 29.700 personas -en relación al cuarto trimestre del año anterior- de los trabajadores con contrato indefinido, el profesor universitario recuerda que "cada vez hay más trabajadores fijos-discontinuos, además de que siguen las altas tasas de empleo temporal y a tiempo parcial". "El contrato fijo-discontinuo se pensó para sectores como la educación y el turismo, pero se está extendiendo al resto. Todo eso está incrementando también la desigualdad”, señala.