La plantilla de Talgo, que incluye a los 700 trabajadores de la planta alavesa de Rivabellosa, vive con inquietud los movimientos en torno a la empresa de las últimas semanas. Desde que el grupo húngaro Magyar Vagon lanzara una oferta de compra de la compañía de diseño y fabricación de trenes de origen vasco por 619 millones, el Gobierno español maniobra para tratar de que la opa no se materialice por su sospecha de influencia rusa en el conglomerado industrial húngaro.

Contraopa

La alternativa que baraja es lanzar una contraopa y para ello ha contactado ya con la guipuzcoana CAF, Criteria Caixa, Stadler –suiza– o Alstom –francesa, con un centro industrial en Trapagaran–.

Los sindicatos se han reunido esta semana en Madrid con András Tombor, el alto ejecutivo húngaro encargado de lanzar la opa, y han solicitado un encuentro con el Gobierno español para conocer sus intenciones y sus planes. “La incertidumbre nunca es buena”, resume Guillermo Andreva, secretario del comité intercentros perteneciente al CSIF, sindicato mayoritario en Talgo.

Magyar Vagon

Durante la reunión, el grupo Magyar Vagon se comprometió al mantenimiento tanto de los centros de trabajo en el Estado español, tanto la planta de Rivabellosa como la de Las Matas, que emplea a otras 500 personas, como de la plantilla, “pero no nos lo pudieron facilitar por escrito porque, por cuestiones legales, no pueden compartir el folleto hasta que no sea aprobado por la CNMV”. Asimismo, por parte del Gobierno español no tienen información alguna, más allá de la que aparece en la prensa, y por el momento no hay nada concreto.

Por lo tanto, ante la falta de proyectos concretos, la plantilla espera con cautela, pero sobre todo con preocupación, los próximos movimientos. “Nosotros no tenemos un favorito, solo queremos saber lo que se está fraguando en paralelo. Para nosotros, lo importante es que cualquier cambio que suceda en Talgo tiene que estar acompañado del mantenimiento de la plantilla y de trabajo aquí. La plantilla está intranquila”, sostiene Andreva. La empresa ha optado por el silencio, en un intento también de mantenerse neutral.

Capacidad productiva

La principal preocupación de la plantilla en estos momentos es la falta de capacidad productiva. Talgo, según los sindicatos, está al límite de su capacidad industrial con una cartera de pedidos que excede los 4.000 millones de euros y que afronta con dificultad. Y si quiere competir por nuevos contratos para seguir creciendo, necesita una solución a esta limitación. “El futuro para poder mantener la plantilla de Talgo pasa por seguir optando a contratos. Se basa en seguir vendiendo trenes y, si tu capacidad industrial está limitada, pues esto es difícil”, apunta el representante sindical.

Trenes fabricados por Talgo. EP

Fecha

Con los contratos actuales, la planta alavesa de Rivabellosa tiene el trabajo asegurado hasta 2029. Aunque Andreva matiza: “Está asegurado hasta esa fecha, pero no al 100% de la plantilla. Porque el trabajo empieza en una ingeniería con el diseño de un tren y cuando se termina ese trabajo, esas secciones necesitan nuevos contratos para seguir trabajando”. En estos momentos hay en construcción trenes para la operadora estatal danesa DSB, para la alemana Deutsche Bahn y otro tercer pedido para la remodelación de trenes hotel de Renfe. Opta, asimismo, al concurso que ha lanzado Marruecos para la construcción 168 nuevos trenes, de los que 150 se dedicarán a servicios interurbanos, lanzadera rápida y trenes metropolitanos.

Compradores

A este concurso también aspira CAF. “Está el concurso de Marruecos, está Bulgaria, está la ampliación de Arabia Saudí, está Francia, Alemania. Hay mucho movimiento de mercado en la compra de trenes y nosotros, hoy por hoy, estamos muy limitados”, lamenta el portavoz del CSIF. En la reunión de esta semana, el grupo húngaro se ha comprometido a mantener la capacidad productiva en el Estado español y ampliarla hacia Hungría. La plantilla insiste en que todavía les falta mucha información, lo que genera intranquilidad. “Ningún inversor que entre va a poder asegurar el trabajo al 100% porque eso va a depender de los trenes que se vendan. El compromiso es mantener la plantilla tal y como está hoy en día, no han hablado de plazos, pero todo eso va a depender de vender trenes”, explica Andreva.

“En la reunión preguntamos qué tenían pensado hacer en España, porque aunque tengan pensada esa ampliación a Hungría, si te aseguran unas inversiones fuertes en España te dan cierta seguridad”, añade. Esto en caso de que sea la opa húngara la que acabe teniendo éxito. Si lo que triunfa finalmente es la alternativa del Gobierno español, la incertidumbre en estos momentos es todavía mayor. Lo que se sabe es que el Gobierno de Pedro Sánchez está maniobrando para lanzar una contraopa y ha llamado a las puertas de CAF y Stadler, en los dos casos sin éxito.

Ahora, sus esfuerzos se centran en Criteria, el brazo inversor de La Caixa, que está a la espera de conocer más datos sobre Talgo antes de tomar una decisión. Eso sí, ha pedido ir acompañada de un socio industrial. La pregunta ahora es si ese socio podría ser Alstom, a la que también ha consultado el Gobierno, pero cuya postura no ha trascendido.