La captación y retención de talento es uno de los desafíos más acuciantes que afronta el tejido empresarial guipuzcoano, como pone de manifiesto las sucesivas encuestas que realiza Adegi entre sus socios y que sitúan entre las principales preocupaciones esta cuestión. El Grupo Ulma con sede en Oñati es consciente de que el futuro industrial del territorio requiere de que las nuevas generaciones se impliquen y apuesten por el sector industrial, y con este objetivo ha reunido a sus trabajadores más jóvenes para dar a conocer su experiencia y sus expectativas a la sociedad guipuzcoana, con especial atención a los menores de 18 años, a través de diferentes iniciativas.

Ane Sáez, Jone Alustiza, Izaro Iraolagoitia y Jon Arriaran son cuatro de ellos que se han juntado para mantener una charla con este diario en la que surgen cuestiones como sus prioridades, los motivos de su decisión de entrar en la industria o sus inquietudes. “Noto que en la empresa cada vez necesitamos más gente trabajando y vienen muy poco a poco”, afirma la ingeniera de desarrollo Izaro Iraolagoitia, quien añade que “en la cuadrilla todos somos ingenieros y todos estamos trabajando”.

“Mi trabajo es muy reconfortante porque cada día afrontas un reto diferente”

Jone Alustiza - Ingeniera en mecatrónica

“Estoy totalmente de acuerdo, no llegamos”, apostilla Jone Alustiza, ingeniera de mecanotrónica, quien también matiza que “luego están los requisitos, que cumplirlos no es tan fácil”. Estas condiciones se resumen en que “hay un factor contradictorio como es que, además de preparación, piden experiencia y todo no se puede”. Reivindica que “necesitamos que alguien nos dé la primera oportunidad”, un primer mensaje al tejido empresarial vasco para acceder al talento.

La flexibilidad, conciliación y formar parte de un equipo son los factores que más valoran los jóvenes junto con la remuneración salarial

La falta de perfiles cualificados no solo se refleja en la dificultad de encontrar personas que hayan terminado unos estudios determinados, sino que manifiesta en generaciones anteriores, como afirma la ingeniera biomédica Ane Sáez, quien advierte de que en la cooperativa en la que trabaja buscan a estudiantes de fin de grado o de máster “y no los tenemos”. “Hay pocos y ya están cogidos”, lamenta.

Por otro lado, Izaro Iraolagoitia observa que personas de las organizaciones empresariales abandonan estas firmas para dedicarse a otras ocupaciones en el área, por ejemplo, de la formación. “Supongo que en el mundo de la industria todavía hay cosas que mejorar y analizar por qué se va tanta gente a otros ámbitos”, se pregunta. Segundo mensaje a las direcciones empresariales.

“En la empresa noto que cada vez necesitamos más gente trabajando y llegan muy poco a poco”

Izaro Iraolagoitia - Ingeniera de Desarrollo

El ingeniero mecánico Jon Arriaran difiere de esta competición entre compañías por el talento y apunta a que “también hace falta un poco de suerte”. En su caso, y tras un año de experiencia laboral, realiza un primer balance positivo de su decisión de apostar por la industria porque “cada día es un proceso de aprendizaje”. La capacidad de un trabajo de hacer evolucionar a la persona es una cuestión que se repite entre las interlocutoras.

“Veo la oportunidad de hacer no solo el trabajo que me ha sido asignado, sino que conozco otras cosas que no he estudiado en el máster”, indica Ane Sáez. Jone Alustiza menciona otro aspecto que valora de su desempeño que califica de “reconfortante”. “Cada día es un reto”, indica, para explicar que como su ámbito de actuación es muy amplio, “sin una máquina no funciona, no sabemos la razón concreta y ahí entran todas mis habilidades”.

Los cuatro jóvenes de Ulma durante su conversación. Ruben Plaza Etxabe

PRIORIDADES

Desde un punto de vista más cualitativo, los cuatro jóvenes que trabajan en diferentes cooperativas del Grupo Ulma aportan un interesante argumentario sobre los valores que prevalecen en su decisión de acceder a los puestos de trabajo que pueden resultar de ayuda a las empresas que en la actualidad se encuentran inmersas en procesos de selección de personal. La remuneración se encuentra entre los factores a tener en cuenta, en un momento en el que la emancipación juvenil afronta uno de sus peores momentos.

“Veo la oportunidad no solo de hacer mi trabajo sino de conocer cosas nuevas y evolucionar”

Ane Sáez - Ingeniera biomédica

Pero al margen de esta aspiración más material, Jone, Izaro, Jon y Ane coinciden en que el ambiente de trabajo es fundamental. “Me preocupaba tener buenos compañeros que te ayuden, porque en un trabajo pasas muchas horas e, independientemente de lo que hagas, es muy importante con quién compartes esas horas”, indica Ane Sáez. De la misma opinión se muestra Izaro Iraolagoitia, quien cree que en su puesto de trabajo actual se cumple esta premisa porque, “como somos parte de la empresa, puedes hablar tranquilamente con tu jefe de línea”.

Formar parte de un equipo y “que tus ideas y tu opinión se tengan en cuenta” es la principal condición que Jon Arriaran valora de un trabajo, aunque también cita como elementos a valorar la flexibilidad y la conciliación laboral, mientras que Jone Alustiza apela a las oportunidades. “Que la empresa te ofrezca la oportunidad de abarcar más allá y que te impulse a crecer no solo técnicamente sino también como persona”, propone.

“Lo que más valoro es formar parte de un equipo, aunque también es importante la conciliación”

Jon Alustiza - Ingeniero mecánico

MUNDO LABORAL

En cualquier caso, la primera experiencia laboral de estos cuatro jóvenes de momento es positiva y tiene relación con el hecho de que se produzca en una cooperativa. “Me he llevado una sorpresa porque venía con la idea de una empresa mucho más jerárquica y ahora me siento incluida incluso con los gerentes”, opina Ane Sáez, lo que comparte Izaro Iraolagoitia al afirmar que, “como nuestras cooperativas de momento son pequeñas, tenemos mucha más flexibilidad”