El presidente de la Asociación Española del Vehículo Autónomo conectado, Aitor Fernández, ha acudido a Go Mobility by Mubil para exponer en qué momento se encuentra esta tecnología.

¿Cuál es el nivel de desarrollo actual del vehículo autónomo conectado?

-Primero debemos saber qué entendemos como vehículo autónomo. Están establecidos cinco niveles de desarrollo, y actualmente nos encontramos en el nivel 2 a punto de entrar en el 3, por lo que el responsable sigue siendo el conductor. Hay lugares concretos, como Phoenix en Arizona y San Francisco en California, o en los autobuses de los aeropuertos, donde se hacen pruebas a niveles superiores, con características muy específicas. Pero en general, la situación en la que nos encontramos es cercana al nivel 3.

¿Qué obstáculos principales debe afrontar para evolucionar?

-Son varios factores. Por un lado está el desarrollo tecnológico, porque hay tecnologías que tienen que evolucionar más para posibilitar este tipo de soluciones. Por otro lado, en muchos países el principal obstáculo está en la legislación. Mientras no se permita la circulación de este tipo de vehículos, no se puede hacer nada y representa un freno enorme que, además, impide el desarrollo de proyectos y la adopción en un futuro de estas tecnologías.

¿De qué manera se pueden salvar estos impedimentos?

-Creando un sandbox de conducción autónoma. Son espacios cerrados y seguros con una legislación única que permite hacer muchas más cosas de las que se aceptan en condiciones habituales. En este sandbox el vehículo podría circular en condiciones muy concretas donde se podría simular un escenario de conducción con características muy cercanas a la realidad para ver cómo se comporta el vehículo autónomo. De este modo, podríamos conocer qué pasaría cuando tuviéramos que trasladarlo fuera de ese espacio.

¿Cuándo veremos coches autónomos conectados en cualquier ciudad?

-Es la pregunta del millón. Es complicado dar fechas porque depende de múltiples variables, todavía tenemos que dar muchísimos pasos para ver estos vehículos en nuestras calles.

¿Qué factor pesa más?

-El gran problema de la conducción autónoma es la conducción humana, que no es del todo segura, no se respetan las normas y hace que todo el sistema se desmorone. Si esto cambiara y se desarrollaran todos los sistemas de Inteligencia Artificial, se podría alcanzar un escenario más amable con la conducción autónoma. ¿Pero se prohibirá en un futuro la humana?

Hablamos de muchos años.

-No hay una previsión exacta de cuándo se puede ver la movilidad autónoma de forma generalizada, pero sí se están dando los primeros pasos para avanzar hacia ese futuro y las decisiones que se tomen hoy marcarán el mañana.

¿Qué condiciones debería cumplir un escenario ideal?

-Son muchísimas. Por un lado, hace falta un ecosistema de desarrollo que apueste por el vehículo autónomo, que haya un sector fuerte que implemente proyectos en este ámbito. Por otro lado, hace falta inversión, que se atraiga capital internacional. Hay que tener en cuenta que esta actividad reporta rendimientos enormes, pero también exige inicialmente unos fuertes costes. En el mundo se están realizando importantes inversiones porque se sabe que el crecimiento se va a multiplicar, pero en España esa inversión es muy pequeña, y eso que es un país con las condiciones perfectas de clima, luz, orografía... como lo reconocen las personas del extranjero con las que la asociación habla. Las compañías de automoción estarían encantadas de venir aquí, pero no lo hacen porque no existe el ecosistema adecuado.

¿Cuál es el problema?

-Existen un montón de tribus, como las telecomunicaciones, la automoción, las infraestructuras, la banca, los seguros... con intereses diferentes que hasta ahora no hablaban entre ellas y es algo imprescindible porque el vehículo autónomo es el mayor agregador de tecnologías de la historia, donde confluyen por ejemplo el 5G, la Inteligencia Artificial, los microprocesadores, el mapeo y el blockchain.

¿Se ven avances?

-Comienzan a hablar, pero aún hace falta inversión, normativa, colaboración público-privada, empresas fuertes y capital privado. Por otro lado, España es puntera en fibra óptica a nivel mundial, pero necesitamos trasladarlo al vehículo autónomo. Dicho esto, también es cierto que hay una serie de sistemas que incorpora el vehículo que son un éxito enorme, y no lo valoramos. No se reconoce que haya vehículos autónomos guiados en las fábricas o que existan drones para trasladar bienes de primera necesidad. Pensemos en el nivel 5 como el objetivo, pero en el camino hay muchísimos pasos intermedios que aportan un beneficio tan abismal que no los podemos minusvalorar. Esos pasitos intermedios se están dando ya y son muy importantes.

¿Qué papel jugarán las pymes en este escenario?

-Las pymes tienen un problema gordo y es que son pequeñas y no tienen acceso a la financiación, a pesar de que tengan propuestas muy interesantes. El País Vasco es el lugar de España más cercano a un ecosistema adecuado, es maravilloso en ese sentido porque su modelo de crecimiento está basado en la pyme, en la ayuda y en el esfuerzo en que toda la región se industrialice y mejore con propuestas radicales.