- El producto diferenciado y un compromiso con la sostenibilidad son los dos ejes estratégicos sobre los que pivota el futuro de la empresa Okin de Zumaia, que este año ha cumplido su 25 aniversario con una salud a prueba de pandemias gracias a un negocio basado en buena medida en su servicio a grandes clientes de distribución. Especializada en la producción de pan precocido congelado, aplica un alto grado de innovación a su actividad con el fin de obtener un pan de sello rústico y saludable.

"Trabajamos mucho la diferenciación relevante y ofrecer productos que se alejen de la oferta estándar", afirma su director, Agustín del Canto. Para lograrlo, la firma guipuzcoana apuesta por un modelo de innovación acorde con sus dimensiones medianas. "Vamos poco a poco, seleccionamos con el cliente un desarrollo muy concreto, hacemos pruebas de laboratorio, lanzamos tiradas muy pequeñas y luego hacemos una prueba piloto con el cliente para ver los resultados", explica Del Canto.

En el ámbito de la innovación, Okin cuenta con la ventaja de pertenecer a un grupo industrial integrado también por Indaux, en el sector de la máquina herramienta, y Urkabe en el de la alimentación, lo que le aporta mayores recursos para la investigación y el desarrollo. No obstante, no renuncia a la innovación abierta y se apoya en agentes de la Red Vasca de Innovación.

Un ejemplo es la colaboración con Azti para desarrollar un surtido de productos saludables que contempla un pan que reduce el colesterol y un producto con un alto contenido de vitamina D. "Creemos mucho en el pan como complemento, como producto que consumimos todos los días que si le aportamos un plus para personas con ciertas carencias nutricionales podemos ayudarlas", indica el director de Okin.

La innovación no solo se aplica al producto, sino que se extiende al conjunto de la actividad de la empresa y en este ámbito entra también el concepto de sostenibilidad, el segundo de los ejes estratégicos que marcan el desarrollo de Okin. Agustín del Canto apunta que la mejora continua es un compromiso de toda la organización y se traduce en iniciativas como la introducción de la metodología "lean" a toda la producción, en la que se encuentran en el grupo de pioneros.

Esta iniciativa se traduce en buscar la mayor satisfacción del cliente empleando el menor número de recursos posibles y eliminando los desperdicios que no aportan valor, como la sobreproducción, la espera o la corrección de un producto defectuoso. En el caso de Okin, se centra mucho la atención en la eficiencia energética a través de la digitalización de los sistemas para que reduzcan los consumos, el empleo de energía verde y el impulso a la economía circular, entre otras cuestiones.

La apuesta por la sostenibilidad también se refleja en la creación de un comité interno que establece unos indicadores con la base de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS establecidos por la ONU. Del Canto otorga importancia a esta iniciativa al considerar que una empresa tiene una gran capacidad de aportación en estos objetivos y señala que Okin ha identificado ocho donde "tenemos un impacto brutal".

Como ejemplos, cita en el ámbito de la salud la reducción de la sal en los panes, en el de la igualdad las políticas que se implantan en el seno de la empresa o en el de la solidaridad su colaboración con Acción contra el Hambre.

Todo ello, además, sin necesidad de incrementar significativamente el precio de sus productos, según subraya el director de Okin, quien afirma que "un producto ecológico e innovador no tiene por qué ser prohibitivo".

Okin es una empresa familiar y este carácter le ofrece más ventajas que inconvenientes, en opinión de su director, que destaca entre ellas su modelo de negocio, más centrado en el largo plazo. Explica que las firmas lideradas por perfiles financieros tienen un plazo menor para conseguir maximizar los retornos, que por lo general se fija en unos cuatro o cinco años.

En el caso de la empresa familiar, por el contrario, "es una carrera más a largo plazo" en la que "reinvertimos lo que haga falta" en el caso de que exista una confianza plena en el proyecto. Del Canto añade que este modelo además se encuentra mucho más arraigado en el territorio y colabora de forma activa en la vida del entorno en el que la empresa está ubicada.

Como puntos en contra, reconoce que el acceso a la financiación bancaria es más complicado, pero considera que si el proyecto es sólido existen otras alternativas a su alcance, como las alianzas, los partners o las joint ventures. Son opciones que "hasta ahora no hemos necesitado, pero no descartamos" utilizarlas en un futuro, según avanza Agustín del Canto.

La empresa radicada en Zumaia desde sus inicios apostó por el que denomina "gran cliente", que en su mayoría está conformado por grandes superficies. De hecho, en la actualidad el 70% de sus contratantes pertenecen a este perfil, frente al 30% restante integrado por el "canal largo" o negocios más pequeños.

A este respecto, Agustín del Canto considera que Okin tiene más capacidad de aportar a los grandes clientes porque dispone de una estructura pequeña que le permite responder a sus necesidades de un modo más ágil, además de trabajar productos muy específicos adaptados a necesidades concretas.

Integrantes. Okin está integrado en un grupo empresarial al que también pertenece Indaux de Getaria, del sector de la máquina herramienta, y Urkabe de Errenteria, dedicada al embutido y precocinados.

Plantilla. La empresa panadera consta de una plantilla de 210 personas, aunque el conjunto del grupo emplea a medio millar de trabajadores.

Mercado. El 70% de los clientes de Okin corresponde a grandes distribuidores, y el 30% restante son negocios más pequeños del canal Horeca.

15%

de la producción de Okin se destina a la exportación, sobre todo a mercados europeos como Francia, Portugal o Austria.