El Banco Central Europeo (BCE) ha subido su objetivo de inflación, que es ahora del 2% a medio plazo, y además será más flexible y aceptará una inflación algo superior transitoria antes de actuar para no entorpecer el crecimiento. En su nueva estrategia de política monetaria, el BCE "contempla un objetivo de inflación simétrico del 2% a medio plazo".

Hasta ahora el objetivo del BCE era una tasa algo por debajo pero cercana al 2%, objetivo que se creó cuando había una preocupación por una inflación demasiado elevada. Pero ahora, la situación ha cambiado y hay preocupación porque la inflación es demasiado baja debido a que la economía crece menos.

Esta revisión de la estrategia conlleva en definitiva una política monetaria muy expansiva en la zona del euro durante más tiempo y un compromiso entre los países más preocupados por la inflación y los que están más preocupados por el crecimiento.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, explicó en una rueda de prensa virtual que el Consejo de Gobierno aprobó por "unanimidad" la revisión de la nueva estrategia de política monetaria.

El BCE ha publicado una declaración en la que explica que las desviaciones positivas o negativas respecto al nuevo objetivo del 2 % son igual de indeseadas, pero ahora será más flexible y las aceptará.

La nueva estrategia implica que aceptará antes de actuar "un período transitorio en el que la inflación se sitúa moderadamente por encima del objetivo".

El nuevo objetivo sustituye la fórmula anterior de una tasa de inflación cercana pero por debajo del 2%, que desde hace tiempo se consideraba "demasiado elaborada" y que podría crear malentendidos sobre las aspiraciones del Consejo de Gobierno, según Lagarde. La presidenta del BCE considera que la nueva definición "elimina cualquier posible ambigüedad" y expresa que ese 2 % no es un techo.

Es el compromiso entre los halcones en el Consejo de Gobierno, los más duros con la inflación y ortodoxos en la actuación, y las palomas, los más preocupados por el crecimiento y más favorables a aplicar estímulos monetarios que impulsen el crecimiento.

El BCE reconoce que incluir los costes relacionados con la vivienda en régimen de propiedad representaría mejor la tasa de inflación relevante para los hogares.

Lagarde hizo hincapié en que se trata del coste de consumo que tiene el propietario de una vivienda no del coste de inversión. El Consejo de Gobierno admite que incluir estos costes de la vivienda en propiedad "es un proyecto de varios años" y, hasta entonces, tendrá en cuenta medidas de inflación que incorporen estimaciones iniciales.

Lagarde también destacó que la flexibilidad es importante porque la actuación apropiada del BCE depende de circunstancias y de los impactos que afectan a la economía.

El BCE ha tenido en cuenta en su revisión aspectos como el empleo, la estabilidad financiera y el cambio climático.

El Consejo de Gobierno ha confirmado que los tipos de interés del BCE siguen siendo el principal instrumento de política monetaria. Otros instrumentos, como la orientación de la política monetaria, las compras de deuda y las operaciones de financiación a plazo más largo, "continuarán siendo parte integrante del conjunto de instrumentos del BCE y se utilizarán según sea necesario", añade la entidad.

CAMBIO CLIMÁTICO

El BCE también "aprueba un ambicioso plan de actuación frente al cambio climático". Va a incluir consideraciones relacionadas con el cambio climático en sus operaciones de política monetaria como la valoración de riesgo de las garantías que acepta para prestar dinero a los bancos y de los bonos de empresas que compra.

Desde 2003, cuando el BCE realizó su anterior revisión de la estrategia, la economía de la zona del euro y la economía mundial ha disminuido el crecimiento por el menor crecimiento de la productividad y factores demográficos.

Además, añade el BCE, la crisis financiera global ha empujado a la baja los tipos de interés por lo que los bancos centrales tienen menos margen para lograr sus objetivos.

El BCE inició la revisión de su estrategia de política monetaria a comienzos de 2020, pero tuvo que posponerla por la pandemia de coronavirus y en vez de publicar los resultados a finales del año pasado dijo que lo haría en la segunda mitad de 2021.

El BCE tiene previsto evaluar periódicamente la idoneidad de su estrategia de política monetaria y espera realizar la siguiente evaluación en 2025.