- La gestión de la pandemia y la persistencia de algunos problemas estructurales como la falta de digitalización o la alta tasa de desempleo juvenil han provocado la caída de España de tres puestos, hasta el 39º, en el ranking mundial de competitividad que cada año elabora la escuela suiza de negocios IMD.

El informe anual del Centro Mundial de Competitividad del Institute for Management Development (IMD), presentado ayer y que analiza la competitividad económica de 64 países, sitúa a España en su lugar más bajo desde 2014, tras ceder el puesto 36 que había ocupado durante los últimos tres años.

La caída de la competitividad española, según los expertos, se debe principalmente a su escasa preparación desde el punto de vista económico para combatir la crisis sanitaria, así como a las políticas de apoyo erróneas sobre sectores trascendentales para la economía española como el turismo.

De cara al futuro, el informe señala que todos los esfuerzos deben ir encaminados a hacer un buen uso de los fondos europeos, procurando que esas ayudas creen puestos de trabajo en los sectores de la sosteniblidad, las tecnologías y las industrias relacionadas.

Así, la escuela suiza advierte a España de la necesidad de preservar y fortalecer el tejido empresarial, llevando a cabo acciones que sean capaces de mejorar el clima para reactivar la inversión.

También apunta el impulso a la digitalización y la investigación científica, así como la mejora de la empleabilidad de los trabajadores a través de nuevas políticas de empleo en el marco del diálogo social. Otros aspectos en los que recomienda trabajar son la mejora en habilidades lingüísticas, hacer reformas económicas y sociales y desarrollar políticas capaces de atraer y retener talento.

España ha empeorado “notablemente” en dos de los grandes indicadores analizados en el informe: el rendimiento económico (cae del puesto 31º al 42º) y la eficiencia gubernamental (del 44º al 49º).