¿Qué es lo que más le preocupa a Arantxa Tapia?

-La preocupación principal es la de cualquier persona. Yo creo que la pandemia lo cubre todo, el aspecto personal y el aspecto consejera. La pandemia nos genera una incertidumbre muy grande. Una sensación de falta de control, de qué va a pasar mañana, aunque con un poco más de luz que hace unos meses.

¿Ha sido este el momento más crítico, más inquietante o de mayor incertidumbre al que se ha enfrentado como consejera?

-Más que crítico, inquietante. Yo creo que la crisis de 2008 fue más dura. Las empresas estaban realmente mal. No quiero decir que ahora no sea duro también, pero en cuanto esa incertidumbre se empiece a despejar, vemos que la vacuna puede suponer el que la economía se empiece a recuperar. La recuperación se está viendo rápido.

¿Cree que vamos a recuperar pronto la normalidad?

-Yo no me atrevo a decir cuándo va a llegar la normalidad absoluta. Pero esta semana me comentaba un gran experto económico que, en los países más adelantados en cuanto a vacunación (Israel, Reino Unido, EEUU...), a pesar de no haber alcanzado la inmunidad de rebaño, parece que el optimismo de que estamos siendo vacunados, está adelantando la salida de esas economías en una V súper vertical. Pero sí se está viendo, a distintos niveles, que se están haciendo inversiones.

¿Qué podemos decirle a la gente? ¿Hay futuro? ¿Seguiremos haciendo trenes y autobuses o vamos a servir pintxos?

-Pues a la vez que esa incertidumbre, yo creo que nos enfrentamos a una gran oportunidad, precisamente, en base a eso que hemos ido trabajando durante mucho tiempo. Pero sí es verdad que se ha notado una aceleración de esa digitalización. Y digitalización significa mucha más automatización, mucho más Internet. ¿Vamos a hacer los mismos autobuses? Pues no, van a ser probablemente más modernos y diferentes. ¿Vamos a hacer los mismos trenes? Pues no, van a estar conectados, vamos a dar servicios diferentes, van a ser de hidrógeno..., ya lo están siendo. . ¿Significa eso que estoy dejando de lado todo lo que pueden ser servicios más de turismo, comercio y hostelería? Para nada. Son igual de relevantes y tenemos que estar preparados para dar otro tipo de servicio. Y por otra parte, todo lo que es cambio climático también supone una oportunidad de aquella oportunidad de los empleos verdes famosos.

¿Qué son empleos verdes?

-Ahí tenemos oportunidades asociadas a todo lo que pueden ser las energías renovables, cómo hacemos que los procesos productivos tengan una huella de carbono menor. Y luego hay todo un mundo alrededor de la medicina casi personalizada, de la farmacología, especialmente en Gipuzkoa hay grandes oportunidades que están empezando a eclosionar. Y con eso, la alimentación saludable, siempre asociada a producto local, a calidad, pero además podemos transformar ese producto, prepararlo para una persona que está sufriendo un cáncer y que en el momento del tratamiento tiene poco apetito y, sin embargo, necesita mucha vitamina y una alimentación especial. Son nichos que hemos trabajado, con grandes oportunidades.

Puede parecer que hace falta ser ingeniero o científico para tener encaje en esa Euskadi.

-No hace falta ser ingeniero, pero sí estar preparados para adaptarnos a los cambios y una formación adecuada para eso que nos están pidiendo. Y tener la capacidad de estar manejando hoy un tipo de maquinaria, y ser capaz mañana de manejar otra.

Sin los fondos europeos famosos, ¿qué sería de nosotros?

-Pues va a ser lo mismo exactamente. Quiero ser positiva y pensar que llegarán, pero tengo cierta prevención, porque hay mucho desconocimiento de cómo se va a articular ese mecanismo. Tenemos proyectos importantes, empresas con muchas ganas e iniciativas. A mí lo que me gustaría, y lo que les transmito, es que no se queden esperando a los fondos, que si hay un proyecto interesante, lo pongamos en marcha. Y si llegan fondos europeos, pues mejor, porque los haremos más rápido.

Hay un gran proyecto de cara a los fondos Next, el del hidrógeno verde. ¿Qué supone?

-Es una de las banderas en el momento en que Europa se está planteando esa descarbonización, esas energías renovables, esas alternativas al gasoil y la gasolina, a los productos derivados del gas y del petróleo. No es una tecnología nueva, pero quizás hoy tenemos facilidades para que se pueda desarrollar y sea una alternativa, sobre todo para el transporte pesado, no tanto para el vehículo ligero. Todavía la tecnología no está absolutamente desarrollada, pero es una oportunidad de la que no nos podemos quedar fuera. Si Europa decide que es un ámbito en el que quiere ser pionero, en el que se quiere posicionar.

¿Y es probable que lo haga?

-Vamos a ver. Al menos, que no nos quedemos fuera, como nos quedamos con la batalla que en este momento se está produciendo con los microprocesadores. Europa decidió que no los produciría y dependemos absolutamente de Asia. Espero que no nos pase lo mismo en este caso.

¿Las asignaturas pendientes de ahora son oportunidades perdidas del pasado?

-Cuando alguien decide que es mucho más barato producir en Asia y llevarse allí determinados procesos productivos, pues es una decisión que ahora tiene sus consecuencias. Por ejemplo, con el tema de los microprocesadores, ahora tenemos algunas plantas, como Volkswagen o Mercedes, en algunos momentos, paradas por escasez de microprocesadores. Los utilizamos en todo y van a seguir estando en todo y esa carrera decidimos no darla. El propio Apple, en EEUU, toda la fabricación la llevó a Asia y después dijo, ¡ay, ay, ay!, y empezó a traer una parte de su proceso productivo.

¿Esta pandemia nos ha enseñado mucho?

-Esta pandemia nos enseñado mucho, efectivamente, a no depender de un solo proveedor y muy lejano. Hace un año todas las empresas llamaban para ver dónde podían conseguir mascarillas y gel hidroalcohólico. Porque estaba todo en China.

¿La industria vasca sigue muy expuesta en ese sentido?

-A ver, la industria vasca yo diría que no es diferente de la europea; tenemos cierta parte de exposición, pero en cierta manera hemos sido capaces de reaccionar y creo que lo que tenemos que hacer es algo que se está trabajando de forma intensa: tener una cadena un poco más local. No digo tenerlo todo en Euskadi, pero quizás hay que tener un proveedor en Francia, Italia o Alemania.

¿Qué papel va a desempeñar la Gipuzkoa empresarial en ese futuro industrial vasco?

-Nos toca una parte importante. En procesos productivos, por ejemplo, asociado a movilidad eléctrica, tenemos lo que queramos. Tenemos el centro Mubil, con unas capacidades importantes. Si hablamos de vehículo eléctrico, hablamos de empresas también que están trabajando tema de motores eléctricos, de tracción, electrónica de potencia. En el hidrógeno tenemos también nuestro papel. Si hablamos de alimentación, con el Basque Culinary Center y el tema de emprendimiento, hay una oportunidad para desarrollar toda la cadena de valor. Si nos vamos a temas más de salud, tanto de la mano de Viralgen, como de VIVE Biotech. Comparativamente, Gipuzkoa tiene una empresa más pequeña, y sin embargo son empresas muy, muy dinámicas, con muchas inversiones, que participan en muchos proyectos, hacen una inversión en I+D quizá mayor que en otros territorios y desde ese punto de vista son muy competitivas.

¿Qué me dice de las operaciones empresariales que, muchas veces, con todos los respetos, nos pueden pasar por encima y terminan llevándose los centros de decisión lejos de Euskadi?

-La parte positiva de todo esto es que realmente esa empresa que tratan de comprar es una empresa competitiva, atractiva, que realmente está en el mercado y que tiene futuro. Por eso le ponen los ojos encima. En una operación corporativa en el que van a comprar una empresa que vale 1.500 millones, es muy difícil que podamos constituir un conglomerado de accionistas que se puedan quedar con el 100%. Pero yo creo que lo que tenemos que trabajar es tener un grupo de accionistas, entre los cuales el Gobierno Vasco puede estar, que tenga una minoría que se llama de control, para que esa empresa continúe desarrollándose y tenga un mínimo arraigo y haya empleo. Pero nosotros también vamos de compras y esa parte se nos olvida. Porque también tenemos multinacionales vascas, ubicadas por todo el mundo, comprando mucho.

Lo ‘eco’ está de moda, todo es verde ahora y podíamos pensar que es un color muy transversal y aglutinador, pero el 1 de Mayo escuché a una líder sindical hablar de ecosocialismo y marcar diferencias. ¿Estamos abocados al desencuentro?

-Yo creo que la parte verde vasca es muy transversal, pero tenemos que ser capaces de interiorizar y darnos cuenta de una cosa: cuando hablamos de verde, tendemos a hablar de espacio natural, biodiversidad, protección. Bien, estoy de acuerdo, pero eso no significa que no se pueda hacer nada. Y yo creo que el Green Deal (pacto verde), lo que dice Europa, es proteger el medio ambiente, luchar contra el cambio climático y al mismo tiempo tener un desarrollo económico justo socialmente y sostenible ambientalmente.

Necesitaba que alguien lo dijese, porque cansa ese discurso absolutamente conservacionista de la naturaleza, de no tocar nada.

-Efectivamente. El Parque Natural de Pagoeta, precioso, maravilloso. Lo hemos calificado y hay especies vegetales y animales que tenemos que conservar. ¿Eso significa que el baserritarra que vive a las faldas de Pagoeta no puede desarrollar su trabajo? Pero eso sí, que el sábado y el domingo tú y yo podamos ir a pasear, porque somos los conservacionistas que tenemos que disfrutar de ese paisaje. Pues no. Eso no es así. Hay que proteger, conservar, vivir de una manera justa y económicamente también sostenible. Y yo creo que el gran paradigma de ese pacto verde europeo es esa parte segunda. Y en muchas ocasiones, en Euskadi yo creo que hemos tenido tendencia al conservacionismo, al no tocar. Pues el puerto de Hamburgo, que precisamente no es pequeño, está construido sobre un espacio Red Natura 2000. La Red Natura 2000 significa no se puede tocar.

El cambio climático. ¿Por qué hay que correr tanto ahora si los chinos no van a hacer lo que quieran?

-Pues mira, es una reflexión que hace bien poco comentaba en el Parlamento. Europa quiere estar a la cabeza de ese desarrollo verde, porque hay otros trenes que ha perdido y quiere que en 2050 estemos totalmente descarbonizados y las emisiones de CO2 sean neutras. Bueno, estoy de acuerdo con todo eso, y que la energía que produzcamos con toda la red eléctrica sea toda renovable, pero si no conseguimos que los chinos también vengan... El CO2 que se emite en China, va a ir a la misma atmósfera que el que se emite en Europa. Por tanto, vamos a ser realistas y vamos a establecer una hoja de ruta que haga que los demás también nos acompañen en todo esto. Tenemos que hacer que el pacto sea global.

¿Se puede entender el cambio climático como elemento competitivo?

-Se debe. Es decir, lo que no podemos hacer es el que el medio ambiente se entienda como un factor limitante de actividad, sino que tiene que ser un factor de oportunidad y lo incorporemos en nuestra forma de hacer, así como incorporemos en su día la calidad, el zero akats. Y ver si después somos capaces de pagarlo y de ser competitivos frente a alguien que no hace todo esto.

Residuos. Parece claro que los vascos tenemos un problema. En cuanto a recuperación de suelos, gestión de residuos industriales, ¿faltan infraestructuras?

-Igual nos parece que tenemos más problema del que tenemos porque nos gusta debatir mucho. Pero yo creo que los residuos industriales son un problema no solamente en el Estado español, sino en toda Europa. Por ejemplo, escorias de acería, arenas de fundición, todo lo que son residuos papeleros, plásticos, que hablamos mucho de los urbanos, pero los industriales los tenemos que no sabemos qué hacer con ellos. Todo lo que son los suelos contaminados, que los tenemos que descontaminar. Tenemos carencias y tenemos propuestas también. Como consecuencia de los recursos Next, hay empresas privadas que están observando la oportunidad del reciclaje y la valorización. Cuando se lo dije a la ministra Teresa Ribera (Transición Ecológica), me dijo: ‘pues no lo había pensado, pero me parece súper interesante’. Y si ella no lo había pensado, igual tampoco estamos tan atrás. Las escorias, por ejemplo, se pueden utilizar en carreteras.

Significativo lo de Azkoitia, donde el pueblo, Ayuntamiento incluido, no quiere saber nada de una planta de residuos de construcción. ¿El efecto Zaldibar?

-Todo es un problema. Cuando estamos hablando de reciclaje, te dicen: son residuos. Ya, pero no son residuos contaminantes y los vamos a poder reciclar y reutilizar. Yo creo que tenemos que ser muy conscientes de que aquí todos tenemos que aportar, eh. Y si me dices, no, es que Azkoitia no quiere recibir más que lo suyo... ¿Qué pasa, que tenemos que hacer una planta de reciclaje en cada municipio? Bueno, pues en Gipuzkoa hay 88 municipios, pues 88 plantas de reciclaje de RCD, 88 de acería, 88 de arena, 88 de tierra contaminada y 88 de plásticos... Hombre vamos a ser un poco lógicos, ¿no? Y un poco solidarios. Necesitamos plantas modernas de reciclaje.

Corrugados Azpeitia. ¿Por qué hay que hacer ese esfuerzo de recuperar una planta que está incrustada en el pueblo y que el Ayuntamiento da por amortizado y ha pasado página?

-No nos podemos permitir el lujo, como país, de perder la oportunidad de un solo puesto de trabajo.

Podría parecer que el mayor escollo era el medioambiental, pero cuentan con su visto bueno.

-No le decimos sí, tal y como está. Tal y como está, no cumplen las condiciones que debe cumplir. Lo que le decimos es: es posible recuperar esa actividad si haces las inversiones necesarias. Nosotros le cuantificamos los requisitos que tiene que cumplir en cuanto a nivel de emisiones, partículas y demás, y eso supone, aguas abajo, hacer inversiones. Él (el empresario) tendrá que calificar si son 20,25 o 50 millones. Si yo compruebo que las ha hecho y que está funcionando así, adelante.

Pero luego está la otra parte.

-El Ayuntamiento de Azpeitia siempre dice que es imposible que con la actual planificación urbanística pueda llevarse a cabo esa puesta en marcha. Nosotros hemos hecho un análisis y tenemos una opinión contraria. Y es que es perfectamente factible. Hay debate entre las administraciones. Y lo que le proponemos, tanto Diputación como Gobierno Vasco a la alcaldesa, es decirle: vale, es verdad, es tu competencia, pero creemos que es posible y te ofrecemos nuestra ayuda. Al menos hay que explorarlo.

¿Ha tirado la toalla ya?

-Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que sea una realidad, pero la alcaldesa, que es la competente en el tema urbanístico, ha dicho que no. Es su responsabilidad: si tú vas a decir que no como alcaldesa, perfecto, pero comunícaselo a la empresa. No lo he visto por escrito.