- Félix Garciandia realiza un balance positivo de sus dos años y medio al frente de la Autoridad Portuaria de Pasaia y cree que el recinto portuario tiene futuro siempre y cuando se acometan las reformas necesarias para adaptarlo a las exigencias del mercado, aunque se muestra escéptico sobre la voluntad política de impulsarlas.

¿Qué debilidades tiene el Puerto de Pasaia que resulta urgente abordar?

-Lo más urgente es definir la ventaja competitiva de Pasaia. Una de las debilidades fundamentales es su poco espacio para destinarlo al almacenaje, sobre todo al cubierto. El canal también nos limita la entrada de buques, que deben realizar una maniobra y tener una eslora máxima de 185 metros para trabajar en el puerto, además de las restricciones propias de la nocturnidad y la marea. Por otro lado, si bien Pasaia en su día fue un referente por su conexión de vías ferroviarias, esta ventaja se ha ido erosionando y ya no es tal porque todos han mejorado, con lo que se elimina un elemento que permitía sacar el máximo partido a un muelle escaso. Lo mismo ocurre con los camiones, el puerto necesita una reforma radical en sus entradas, sobre todo en Lezo y La Herrera. Mencionaría también que es un puerto rodeado de ciudad, y la convivencia con ella es un reto de primer orden al que hasta ahora no se ha hecho demasiado caso. Todo ello limita enormemente la operativa, a lo que hay que añadir que, al no ser un puerto de gran volumen, los servicios son caros.

¿Y sus fortalezas?

-Somos el Puerto de Gipuzkoa, pero también el navarro, y está al lado de la frontera. Esta ubicación es estratégica, por ejemplo para plantear una autopista del mar. También tenemos un operador que es muy bueno en ro-ro. Si preguntas a Bilbao qué se llevaría de Pasaia, diría que los coches.

Afirma que tiene futuro. ¿Cuáles son las razones?

-Su productividad, lo que hacemos lo hacemos muy bien. Los coches se podrían haber ido a Bilbao hace tiempo, pero se quedan porque lo que les ofrece Pasaia les sirve para trabajar muy bien y esa es la filosofía, hay que ofrecer los elementos que permitan que los operadores ganen dinero.

¿Qué sería necesario para garantizar ese futuro?

-Hemos llegado a un punto en el que el modelo que teníamos se ha agotado y hace falta una respuesta que no será significativamente distinta de lo que ya aplicamos, se trataría más bien de una renovación. Y el tiempo es fundamental, esto no va de cinco ni de 22 retos, en realidad solo hay uno y es que tenemos que intervenir en un plazo de dos años y acabar en cuatro o cinco. El puerto no puede seguir sin dar una señal clara al mercado de que tiene un proyecto y lo va a ejecutar.

¿Cuáles son las actuaciones más urgentes?

-Se tiene que empezar cuanto antes con ampliar el canal de Lezo para garantizar la maniobrabilidad y las operaciones en esta zona, que es la gran apuesta en cuanto a metros cuadrados del puerto, que ya ha comenzado a habilitar espacios en su estrategia de aumentar el almacenaje. Pero no puedes pavimentar para que luego no puedan llegar los barcos, todas las cuestiones van ligadas. Otra apuesta es la intermodalidad. Todo ello mejoraría el círculo virtuoso porque a más volumen, menos costes y mayor productividad.

¿Cómo atraer más mercancías?

-Tiene que darse un ciclo de inversión y crecimiento, el puerto tiene que hacer sus deberes en términos de ofrecer una infraestructura atractiva donde sea fácil, rápido y barato trabajar. Debe ofrecer a cualquier empresa un incentivo para que vea la oportunidad de trabajar contigo. Si las encuentran en otra parte, lógicamente se irán allí. En nuestro caso no tenemos espacio, así que tenemos que ofrecer servicio.

¿De qué punto parte?

-En los últimos siete años no se ha hecho nada. La última gran obra en Pasaia fue la lonja (cuya construcción estuvo sometida a investigación judicial, aunque se cerró el caso), que supuso un elemento traumático a nivel interno, lo que provocó que entrara miedo a hacer cosas, se produjo una parálisis. Esta situación entorpece desarrollar un proyecto para el que tenemos en caja 27 millones de euros, por lo que podríamos empezar mañana. Desde el punto de vista de la cultura interna había que volver a introducir el elemento de ponerse en marcha.

¿Se ha conseguido?

-Yo sí veo que es algo que ahora tenemos, aunque ha exigido por mi parte una implicación enorme. Eso sí, los tiempos van dilatándose porque hay que realizar una serie larga de trámites cuya validación pueden retrasar los proyectos años. Por eso hay que empeñarse, hay que realizar un seguimiento diario, llamando y si hace falta pidiendo favores.

Considera que las actuaciones son urgentes y hay que aplicarlas cuanto antes. ¿A quién se dirige?

-Puertos del Estado juega un papel fundamental porque debe aprobar el proyecto de Pasaia, lo que ha hecho. Respecto al Gobierno Vasco, hay que tener en cuenta que el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria está muy politizado y este hecho mediatiza mucho porque es difícil establecer hasta qué punto la visión política y la empresarial coinciden, o se deciden apoyar más determinadas prioridades y no otras.

¿Qué visión política tiene el sistema de puertos vasco?

-En el caso de Bilbao, la cuestión del puerto es un elemento nuclear en la visión de Euskadi, mientras que en el de Pasaia hay visiones contrapuestas. Hay partidos que te dicen que el único puerto de Euskadi es el de Bilbao, o que el mejor planteamiento que se le puede dar al de Pasaia está relacionado con una visión más de servicios o puerto deportivo de Donostia, o que en este puerto pudiera quedar una actividad residual de forma que el Puerto de Bilbao llevara también la Autoridad Portuaria de Pasaia... Esas visiones están ahí y están en el Consejo. Mientras tanto, la Diputación de Gipuzkoa dice que el puerto es del Gobierno y apenas interviene, salvo para calificar los suelos como urbanos, lo que significa que Pasaia paga un IBI de 600.000 euros frente a los 300.000 de Bilbao.

No parece muy apoyado.

-La pregunta que cabe hacerse y es fundamental es a quién importa el puerto lo suficiente como para ocuparse de que sea fuerte, yo echo de menos eso. Dicen que en Bilbao se ocupan de ellos mismos y es verdad, pero pueden hacerlo porque tienen a todos detrás y empujando. Nos pueden decir que en Pasaia nos falta mayor capacidad para movernos, para poner en marcha actuaciones, pero es que cuando nos activamos y proponemos no veo a los demás empujando, incluso les puedo ver haciendo otras cosas.

"La filosofía que debe imperar es ofrecer una infraestructura atractiva donde sea fácil, rápido y barato trabajar"

"El Puerto de Pasaia no puede seguir sin dar una señal clara al mercado de que tiene un proyecto y lo va a ejecutar"