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La autopsia confirma el suicidio de Blesa

Su amigo y gestor de la finca Fermín Gallardo atribuye su fallecimiento a la presión y lo compara con el de Rita Barberá

La autopsia confirma el suicidio de BlesaEFE

córdoba - La autopsia practicada al cadáver del expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa confirmó el suicido del banquero de un disparo en el pecho con un rifle de caza de su propiedad, explicaron fuentes de la investigación.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) informó de que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Peñarroya-Pueblonuevo, encargado de la investigación, recibió el informe de la autopsia en la que se confirma que se ha tratado de una muerte “por autolesión por arma de fuego”.

Los hechos ocurrieron anteayer en la finca Puerto del Toro, ubicada en Villanueva del Rey (Córdoba), a donde la víctima había llegado de madrugada.

Tras la autopsia, el cuerpo de Blesa fue trasladado hasta el tanatorio de Las Quemadas, en Córdoba, donde ayer por la mañana fue incinerado.

Familiares y amigos del exbanquero viajaron hacia Linares (Jaén), su ciudad natal, donde hoy sus cenizas serán depositadas en el cementerio parque Virgen de Linarejos; por la tarde, se ofició una misa funeral en la parroquia de San Francisco.

Fermín Gallardo, uno de los administradores de la finca donde ayer murió Blesa y amigo del fallecido, comparó ayer su muerte con la de la dirigente popular Rita Barbera y la atribuyó a la “presión” que ambos habían sufrido.

Apuntó que “la presión se cargó” a la senadora del PP y exalcaldesa de Valencia Rita Barberá “y la presión se ha cargado a Miguel Blesa”, que según la autopsia se suicidó de un tiro en el pecho.

Gallardo, que se encontraba presente en la finca cuando sucedieron los hechos, explicó que Blesa no llegó a la finca para cazar y que si usó su propia arma para dispararse, fue para no comprometer “a los demás”.

Según este amigo, Blesa se levantó temprano, desayunó y tras preguntar si tenían el móvil de su mujer fue a la cochera y se disparó.

Este testigo cree que el expresidente de Caja Madrid tenía una “idea de lo que iba a hacer”, porque contra lo que era habitual llegó a la finca sin equipaje.

Además explicó que Blesa solo acudía a este lugar “un par de veces al año” y que en los últimos años “ya no cazaba nada”; que iba a Villanueva del Rey “a descansar”, porque era como “su paraíso”.

“Preocupado”, no “deprimido” El cadáver de Blesa fue encontrado anteayer a las ocho de la mañana en la finca Puerto del Toro y hasta allí se desplazaron agentes de la Guardia Civil y facultativos médicos que solo pudieron confirmar el fallecimiento.

Gema Gámez, la mujer de Blesa, reaccionó el miércoles con “inmenso dolor y total sorpresa” al fallecimiento de su marido y no dio credibilidad a que se apuntara como causa de la muerte el suicidio, según fuentes cercanas a la familia, porque Blesa no había expresado jamás, ni siquiera para desahogarse por un revés judicial, ninguna intención de quitarse la vida. No dan relevancia al hecho de que él facilitara el teléfono de su esposa en la finca antes de morir: “No tiene por qué significar nada”, aseguran.

Los amigos de Blesa insistieron en que habían hablado con él esta semana y que estaba “bien”: “El fin de semana estuvo con su esposa en una cena de matrimonios con toda normalidad”. Todos coinciden en que el siempre altivo Blesa estaba “preocupado, pero nunca deprimido” por su situación judicial y que había superado momentos peores que el actual, como en 2013, cuando el entonces juez Elpidio Silva dictó su prisión provisional y tuvo que ingresar en Soto del Real. En estos años también ha logrado el sobreseimiento en procesos como los créditos a Díaz Ferrán o la compra del banco de Miami que le animaban a confiar en un “final feliz”.

Ahora estaba pendiente del recurso que había presentado ante el Tribunal Supremo para que se le revocara la sentencia de seis años de cárcel de la Audiencia Nacional por las llamadas tarjetas black.

Así, en su entorno niegan hitos recientes en el terreno judicial o familiar que pudieran haberle hundido más allá de la preocupación permanente por su situación judicial en esta recta final de su vida, a sus casi 70 años. Por eso frecuentaba la finca Puerto del Toro en que falleció. Allí podía disfrutar de su afición a la caza y pasear sin acoso. La finca es del grupo cordobés Prasa, controlado por la familia Romero a la que él tanto ayudó desde Caja Madrid aceptando refinanciaciones en plena crisis. Allí halló una muerte que en su entorno definen como “inexplicable”. - Efe/N.G.