Donostia -El número de embarcaciones que conforma la flota pesquera vasca se ha reducido en un 35% (de 300 a 195) desde el 2006 según datos recabados por la Viceconsejería de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno Vasco. Este decremento incide directamente en la reducción de la cantidad de tripulantes, pasando de 2.902 arrantzales embarcados en 2006 a los 1.905 registrados a 31 de diciembre de 2016.
Asimismo, se observa una tendencia de aumento de capacidad por buque medida en TRB (Toneladas de Registro Bruto) con un incremento del 20,8%. Tres cuartos de lo mismo sucede con la potencia de los buques medida en caballos de vapor. En definitiva, hay menos barcos pero más grandes y más potentes, con una edad media de 16 años, una eslora de 24,2 metros entre perpendiculares y casi diez hombres por tripulación. Como dato ilustrativo del espectacular declive sufrido por el sector pesquero vasco, significar que a 31 de diciembre de 1986, los puertos albergaban a un total de 746 embarcaciones tripuladas por 7.938 arrantzales.
El 78% de los pesqueros vascos y el 60% de tripulantes (1.142) forman parte de la flota de bajura y faenan a la pesca de especies como el verdel, anchoa, bonito, atún rojo, sardina o chicharro. El sector de altura al fresco está formado por un total de 18 embarcaciones con base en Ondarroa que faenan al arrastre y el pincho con una tripulación compuesta por 227 arrantzales. De la actividad de estos buques proceden las merluzas, rapes, lenguados, gallos y otras especies.
Completan la flota vasca, los 22 buques atuneros congeladores con base en Bermeo con un total de 486 tripulantes, el 26% del total. Se trata de la actividad que genera mayor valor añadido. Por último, la otrora importante flota bacaladera vasca sobrevive a duras penas con tan sólo dos embarcaciones con base en el puerto de Pasaia.
105 BAJAS La flota de bajura ha registrado un total de 105 bajas desde el 2006, lo que representa un descenso del 33,5%.
Entre los factores a tener en cuenta para explicar este importante decremento destacan “las cada vez mayores exigencias establecidas por Bruselas con establecimiento de cuotas, regulación de la pesca, etc.”. Asimismo se constata la “tendencia creciente de los gastos intermedios” y el estancamiento de los precios de primera venta del pescado capturado por los arrantzales. “Todos estos factores contribuyen en cierta medida a la merma de la rentabilidad de la actividad pesquera” se asegura en el “Directorio de la Flota pesquera vasca”, operación estadística recogida en el Plan Vasco de Estadística 2014-2017. La falta de relevo generacional es otro de los aspectos a tener en cuenta para entender la importante reducción de la flota vasca.
En 1986, año de ingreso de España en la UE, la flota vasca de bajura estaba compuesta por 542 embarcaciones y 4.327 tripulantes que faenaban a la pesca de anchoa, bonito, besugo, merluza...
La crisis en el sector pesquero ha castigado de manera especial a la flota de altura al fresco con una reducción del 55% en los últimos diez años. En la actualidad faena un total de 18 embarcaciones frente a las 40 unidades censadas en el 2006. La tripulación empleada a bordo de estos arrastreros y palangreros ha pasado de los 483 arrantzales embarcados hace diez años a los 227 tripulantes de la actualidad.
La flota de altura al fresco ha sido la más afectada por las duras condiciones recogidas en el Tratado de Adhesión del Reino de España a la CEE. Así, en 1986, los puertos de Ondarroa y Pasaia reunían 118 embarcaciones, entre arrastreros y palangreros, con una tripulación de 1.738 arrantzales. Los muelles de Ondarroa registraban una frenética actividad generada por los más de 80 pesqueros de altura que amarraban en su dársena.