donostia - Miguel Mari Zubimendi es uno de los socios fundadores de Izubi Mekanizatuak, una de las empresas que han contado para su creación con el apoyo de Urratsbat. Este joven valora el acompañamiento recibido por el programa, aunque considera que el trabajo que han tenido que realizar los socios “ha sido muy duro y en ocasiones te compensa, pero otras veces no”. Posiblemente, un motivo de satisfacción son los siete años de actividad de este negocio que en la actualidad “va bien”.

Miguel Mari Zubimendi, José Luis Aizpurua, Aitor Bidaurrieta y Gaizka Gastiain eran cuatro conocidos que habían cursado Formación Profesional y, al término de sus estudios, se encontraron con el temido paro.

En esa época comenzaban a notarse los primeros efectos de la crisis, lo que no amedrentó a estos jóvenes, que tenían “muy claro que queríamos montar una empresa”. La única duda era elegir el sector entre mecanizados y pintura. Ganó el primero.

En ese momento, los socios comenzaron a moverse para conocer los trámites necesarios y se encontraron con el programa Urratsbat. “Nos pusimos en contacto con ellos, y enseguida nos asignaron una persona gestora para que nos ayudara”.

“Nos dijeron qué pasos debíamos dar y nos ayudaron a hacer el plan de viabilidad”, recuerda Zubimendi, para añadir que, una vez constituida, “nos dieron unas primeras ayudas económicas”. El socio de Izubi Mekanizatuak destaca de todo el proceso la importancia de que “nos aportaran su experiencia”.

De la época inicial, Zubimendi recuerda que “crear una empresa y arrancar es muy difícil y hay que meter muchas horas”. Otro de los obstáculos con el que se encontraron fue la inversión inicial. “Trabajar mucho no era algo que temíamos, pero para montar un negocio como el nuestro hace falta mucho dinero, y recibimos muy poco”.

A pesar de las dificultades, estos cuatro socios alcanzaron su meta. Izubi Mekanizatuak debe su nombre a la procedencia de sus creadores, de Itziar, Zumaia y Villabona, y ha incorporado moderna maquinaria de alta precisión para ofrecer un trabajo de mecanizado de calidad. Su actividad le ha permitido realizar esta importante inversión y también, de gran valor en esta época, crear dos nuevos puestos de trabajo.

Respecto a la posibilidad de ampliar su actividad a la pintura, Zubimendi señala que “a los dos o tres años desde que comenzamos nos planteamos empezar también con pintura, pero nos dimos cuenta de que para eso hacía falta más gente y una infraestructura mayor, así que decidimos centrarnos en el mecanizado”. Hoy día, la actividad específica de mecanizado que desarrollan “va bien, así que hemos aparcado la primera idea”.

Miguel Mari Zubimendi no se arrepiente del paso que los cuatro socios dieron hace siete años, a pesar de los duros inicios. “Creo que es una experiencia bonita y aprendes muchas cosas”, indica, una vez transcurrido el periodo inicial y comprobar que acertaron en su apuesta.