Donostia. La Asociación de Conserveros Artesanos de Euskadi presentó ayer en Bilbao la marca de garantía Anchoa del Cantábrico del País Vasco, un distintivo que facilita al consumidor la identificación del origen de la materia prima, anchoa de la especie engaulis encrasicholus capturada en el Cantábrico con artes tradicionales selectivas, y garantiza la posterior elaboración, realizada íntegramente en las poblaciones costeras por las conserveras locales.
La iniciativa parte de cinco conserveras con sede en Mutriku (Conservas Calogero Billante), Zumaia (Conservas Nardin), Ondarroa, Berriatua y Markina, que ya en 2008 lanzaron una etiqueta similar para avalar la calidad del bonito pescado en aguas del Cantábrico. Este nuevo sello para la anchoa no solo cumple con unos "exigentes requisitos creados expresamente para esta ocasión", sino que también se acoge a los requerimientos de la norma UNE-EN 45011 y está certificado por la Fundación Kalitatea, vinculada al Departamento de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno Vasco.
El presidente de la Asociación de Conserveros Artesanos de la Costa Vasca, Mateo Orlando, mostró su satisfacción por poder introducir en el mercado "la marca de garantía de la anchoa del Cantábrico, que garantiza que el consumidor, cuando compra una lata con este sello, sabe que esa anchoa ha sido elaborada con anchoa procedente del caladero el mar Cantábrico, una anchoa de primavera, de campaña, pescada con artes tradicionales y elaborada siguiendo estrictamente unos métodos de elaboración tradicionales".
El acto de presentación de este nuevo sello contó con la presencia del viceconsejero de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno Vasco, Jon Azkue, el presidente de la Asociación de Conserveros Artesanos de la Costa Vasca, Mateo Orlando, el gerente de Conservas Nardin, Sebastián Aranguren, el presidente de la Federación de Cofradías de Bizkaia, Iñaki Zabaleta, el presidente de la Federación de Cofradías de Gipuzkoa, Eugenio Elduaien, el presidente de la Cofradía de Getaria, Emeterio Urresti, y el chef del restaurante Aizian y miembro del movimiento Slow Food, José Miguel Olazabalaga.