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Tecnalia: una oportunidad de futuro

Tecnalia: una oportunidad de futuro

la polémica en torno al lugar donde debe estar ubicada la sede del nuevo centro tecnológico Tecnalia puede parecer, mirando desde fuera, la típica escena de rivalidad entre dos territorios vecinos que, precisamente por su proximidad, se enfrentan al tener habitualmente intereses encontrados. Sin embargo, ésa es una falsa percepción de la realidad porque, hasta que no ha surgido el affaire de Tecnalia, las relaciones en el mundo de la economía y de la empresa entre Gipuzkoa y Bizkaia se han desarrollado siempre en un entorno de cordialidad.

Salvo en aspectos de carácter interno de las asociaciones patronales con la elección del presidente de Confebask y alguna que otra llamada de atención del alcalde de Donostia, Odón Elorza, la posición de los guipuzcoanos y de los donostiarras, en general, sobre los proyectos estratégicos y las inversiones públicas que se han hecho en Bizkaia y en Bilbao -en algunos casos derivados intencionadamente con carácter preferente- ha sido de respeto y consideración desde la premisa de la existencia de un marco de equilibrio territorial.

Y es en este contexto, cuando desde Gipuzkoa por primera vez con una posición de unidad y fortaleza de los agentes políticos y sociales y con toda la carga de razones objetivas, se pide la ubicación de la sede de Tecnalia en Donostia, todos los aparatos y lobbies de presión de Bizkaia encienden las luces de alarma y acuden en tropel a neutralizar una iniciativa que, en lo material, poco va a dañar a sus intereses, pero que cuenta con un importante intangible como es la proyección internacional del que será el quinto centro tecnológico de Europa.

Es sorprendente, aunque también sospechoso, conociendo el carácter vizcaino, el silencio que los distintos agentes políticos y económicos de Bizkaia, salvo la patronal Cebek, están manteniendo sobre la ubicación del domicilio corporativo de Tecnalia. La percepción que tienen es que se quedará en Zamudio por el empate a tres que existe entre los seis centros que decidirán la integración y de que Labein tiene un papel de dirección al absorber a los otros cinco centros tecnológicos que forman parte de la alianza tecnológica, tal y como se ha planteado técnicamente la fusión.

A pesar de estas consideraciones, bueno está recordar a los vizcainos todo el apoyo institucional que desde el Gobierno Vasco han tenido en el desarrollo de sus infraestructuras viarias, de comunicación y de investigación y conocimiento, en detrimento de otros territorios como el guipuzcoano. La lista sería larga, aunque por citar los últimos desarrollos, se puede hacer mención a la instalación de la subsede del Centro de Expalación de Neutrones, AIC, o el CIC Biogune, entre otros.

Ante esta situación, resulta elocuente el silencio del lehendakari Patxi López, que no se ha dignado a responder a la petición del alcalde de Donostia, Odón Elorza, para mantener una reunión junto con el diputado general, Markel Olano, para plantear la ubicación de Tecnalia al más alto nivel.

La actitud del inquilino de Ajuria Enea -que ha estado desaparecido desde hace unos días porque hasta ayer no hemos sabido qué opina del gran ajuste económico que ha decidido el presidente del Gobierno central y secretario general de su partido, José Luis Rodríguez Zapatero, y su aplicación en Euskadi- coincide con la falta de talla política del consejero de Industria, Bernabé Unda que, con toda la naturalidad del mundo, se ha decantado ya por una Tecnalia vizcaina.

Aunque a algunos les pueda parecer baladí la ubicación de la sede del centro tecnológico, para los guipuzcoanos el hecho de que su domicilio social esté en Miramón no sólo va a ser una oportunidad de éxito que va a generar en cascada nuevas iniciativas de corte público y privado, sino que va a ser el germen de nuevas actividades económicas vinculadas a la bioingeniería y la energía, donde ya contamos con una infraestructura de gran importancia. Basta ir a Singapur para saber por dónde camina el futuro.