Las libretas de ahorro han sido durante muchos años un producto muy popular y muy utilizado para gestionar las cuentas bancarias y para controlar el saldo; sin embargo, poco a poco, a medida que se han ido digitalizando los servicios financieros, han ido cayendo en desuso

Estas libretas físicas, que permitían registrar depósitos, retiradas y movimientos bancarios de una forma manual, han sido sustituidas por plataformas online, aplicaciones móviles y tarjetas de débito

Cada vez son más los clientes que realizan todas sus operaciones financieras por internet, a través de la banca online o de la app (aplicación para móvil o tablet) de su entidad bancaria, sin necesidad de tener que desplazarse hasta su sucursal. 

Sin embargo, todavía hay usuarios, sobre todo los de más edad, que no están acostumbrados a utilizar la banca online y que prefieren acudir de forma presencial a la sucursal para actualizar su libreta y llevar un control más exhaustivo de sus movimientos bancarios (aún puede hacerse en algunos cajeros automáticos). 

Una persona subraya una cantidad en una libreta de ahorro.

Motivos de la desaparición

Algunos de los motivos que han llevado a la desaparición de las cartillas de ahorro son:

Digitalización bancaria

La mayoría de los bancos en España han potenciado el uso de la banca electrónica y de aplicaciones móviles. Esto permite a los usuarios consultar saldos, realizar transferencias y gestionar sus cuentas en tiempo real, sin necesidad de una libreta física. Además, la banca digital es más económica, ya que evita imprimir y actualizar las libretas en las oficinas bancarias.

Cierre de oficinas bancarias

En los últimos tiempos, las entidades bancarias han llevado a cabo recortes y han cerrado numerosas oficinas, por lo que cada vez más usuarios prefieren realizar sus operaciones desde casa o a través de cajeros automáticos. Esto reduce la necesidad de tener que ir al banco para actualizar la libreta.

Aparición de las tarjetas y cuentas electrónicas

Las tarjetas de débito y las cuentas sin libreta se han popularizado: permiten un control más inmediato del dinero, ya que los movimientos se registran electrónicamente y se pueden consultar en cualquier momento. Además, estas tarjetas permiten pagos en comercios y retiradas en cajeros sin necesidad de llevar la libreta.

Productos bancarios más modernos

Los bancos han evolucionado hacia productos financieros más flexibles y personalizables, como cuentas sin comisiones, cuentas de ahorro con mejores rendimientos y cuentas corrientes vinculadas a aplicaciones que permiten gestionar finanzas de manera automática. Esto ha hecho que las libretas de ahorro pierdan relevancia.

Una persona gestiona su cuenta bancaria desde el móvil y el ordenador portátil.

Persistencia entre algunos clientes mayores

Como ya hemos dicho, aunque buena parte de la población ha migrado hacia la banca digital, algunos clientes mayores todavía prefieren usar las libretas de ahorro. Para este grupo, la libreta ofrece un control tangible y fácil de entender, pero los bancos han reducido su disponibilidad.

Eliminación progresiva por parte de los bancos

Muchos bancos han dejado de emitir libretas de ahorro o las han reemplazado por otras herramientas, como extractos electrónicos o notificaciones por SMS. Ofrecen además cuentas electrónicas (aplicaciones y plataformas digitales) en las que se puede hacer todo tipo de operaciones. En vez de actualizar la libreta en el banco, los clientes reciben extractos mensuales por correo electrónico o pueden consultarlos online

Para aquellas personas que no se sienten cómodas con la banca digital, como ya hemos dicho principalmente las personas mayores, muchos bancos todavía ofrecen asistencia personalizada en la oficina, pero cada vez con más restricciones.

De esta forma, el mundo avanza imparable impulsado por la digitalización y los avances tecnológicos. La banca no es ajena a este progreso al que deben ir adaptándose tanto los trabajadores como los usuarios.

Unos lo harán mucho más rápido que otros y es importante respetar los tiempos, sobre todo en el caso de las personas más mayores, a quienes es necesario facilitarles, hasta su completa adaptación, la realización de cualquier tipo de gestión bancaria.