El futuro de la vivienda pasa por tener un parque inmobiliario sostenible, inteligente y que integre de forma absoluta la energía, las condiciones climáticas y los recursos naturales. Sin embargo, mientras llega ese futuro en el que los gastos de aclimatación sean minúsculos, hay que amoldarse a los tiempos y apostar por elementos que hagan por aislar la vivienda y la protejan de las adversidades del clima.

En este sentido, existen alternativas tradicionales y eficaces para velar por una temperatura templada en el interior de la vivienda y para evitar, de paso, que se dispare el recibo de la luz en los meses más calurosos del año por el uso de ventiladores eléctricos y aires acondicionados. Sin duda, uno de los productos estrella son los toldos, un sisema que actúa de barrera frente al sol y con el que se puede llegar a reducir la temperatura de una habitación entre 2ºC y 5ºC, según apunta en un informe la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Así, un toldo bien diseñado y colocado estratégicamente puede llegar a disminuir el consumo de energía de un hogar hasta en un 10%. Sin embargo, tal y como apunta el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), organismo adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica, este porcentaje de ahorro puede aumentar hasta el 30% en función de factores como el color elegido o la densidad de la lona.

Un toldo en el patio interior de una vivienda. Freepik

Color de la tela

A la hora de hacer una buena elección debemos tener en cuenta, en primer lugar, el color de la tela, y es que, por ejemplo, las zonas muy soleadas es mejor cubrirlas con colores fríos, que aportan una sensación refrescante y no atraen tanto el calor. En el otro extremo, una zona más sombría puede necesitar colores más claros, crudos o incluso el blanco.

Grosor y densidad

Otro factor esencial a tener en cuenta es la densidad de la tela del toldo. Una lona con 280 gramos por centímetro cuadrado puedebloquear entre el 90% y el 99% de los rayos ultravioletas e infrarrojos, lo que logra reducir la sensación de calor y mejorar la eficiencia energética de la vivienda. 

Características del espacio Más allá del color y la densidad de la tela, debemos estudiar bien el espacio en el que se pretende colocar. No necesitaremos el mismo toldo si deseamos cubrir una ventana, un balcón, un jardín, un patio o una zona acristalada aledaña a las paredes de nuestra casa. Hay que tener en cuenta las características y necesidades de cada casa en concreto.

Eficiencia energética 

Una vez tengamos nuestro toldo, es esencial aprovechar la posición del sol y ajustar la lona a la trayectoria del mismo, haciendo pequeños ajustes durante las horas centrales del día y desplegándolos al sol directo para bloquear el calor durante las horas más calurosas. Así, reducirás la necesidad de utilizar sistemas de enfriamiento artificiales. Para esto, es importante que uses toldos retráctiles, ya que te van a permitir ajustar la cobertura según tus necesidades. Esto te dará mayor flexibilidad y control sobre la cantidad de sombra que necesitas. 

Las cortinas, térmicas

Si buscas llevar el ahorro energético a otro nivel también puedes combinar los toldos con cortinas térmicas para el interior de las ventanas. Estas cortinas, confeccionadas con varias capas (generalmente tres capas) y con materiales aislantes, bloquean la entrada del calor y mantienen la temperatura interior más estable.

Un buen mantenimiento

Realizar un mantenimiento adecuado es esencial para alargar la vida útil de los toldos y que así sigan siendo eficientes durante mucho más tiempo. Así que si quieres mantener tus toldos a pleno rendimiento en los meses de verano, deberás limpiarlos regularmente y revisar su funcionamiento.