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Jon InsaustiConcejal de Cultura, Euskera y Turismo de Donostia

“El Ayuntamiento de Donostia y la Hacienda foral tienen claro cómo recaudar el impuesto turístico, y eso es lo que importa ”

El concejal de Turismo. Jon Insausti, aboga por que la tasa esté en marcha en el primer semestre de 2026

“El Ayuntamiento de Donostia y la Hacienda foral tienen claro cómo recaudar el impuesto turístico, y eso es lo que importa ”Javier Colmenero

Donostia lleva mucho tiempo peleando para que se instaure la tasa turística. Sobre esta cuestión habla con NOTICIAS DE GIPUZKOA el concejal de Cultura, Euskera y Turismo, Jon Insausti que, de partida, hace una apreciación: “se habla de tasa, pero en realidad es un impuesto”. 

¿Qué cerca está Donostia de aplicar el impuesto turístico?

Estamos muy cerca. Ahora le toca al Gobierno foral publicar una Orden Foral y sacarla a exposición pública para que los distintos grupos en Juntas Generales la pueden enmendar. A ver si es posible que antes de fin de año haya un texto definitivo. Esto nos permitirá de cara a comienzos del próximo año convocar un Pleno de Ordenanzas Fiscales en el que acordar la creación de ese impuesto en Donostia y así poder recaudar por las pernoctaciones en los alojamientos turísticos de la ciudad.

¿Hay fechas para su puesta en marcha?

Nuestro deseo es que esté para el primer semestre de 2026. Queremos llegar al próximo verano con el impuesto activo. 

¿Una buena noticia para Donostia?

Sí. La idea es clara. Ha ganado Donostia y han ganado los donostiarras. Así de tajante. ¿Por qué? Porque siempre hemos defendido que ese impuesto tiene que ser local, recaudado por el Ayuntamiento y finalista. Eso quiere decir que lo recaudado tiene que ir a cuidar la calidad de vida del donostiarra, a mejorar la ciudad y a políticas de gestión del turismo. Estos dos últimos años hemos hecho un trabajo ingente con distintas instituciones, con distintos responsables políticos para hacer presión. Finalmente, este trabajo de despacho ha dado sus resultados. Podemos estar satisfechos.

¿También tiene el consejero de Turismo, Javier Hurtado, tan claro que tiene que ser así?

Lo tenemos claro nosotros y también las haciendas forales, que es lo importante.

En este tema, lo dijo en su día el alcalde, Eneko Goia: “No vale el café para todos”

No. Pero más que nada por una cuestión muy sencilla. Desde donde mejor se gestiona la realidad turística es desde la realidad local. Lo que es bueno para un municipio no tiene por qué ser bueno para otro. Que Donostia quiera activar un impuesto turístico no quiere decir que también lo tenga que activar Pasaia o Hernani. Eso lo tiene que decidir cada municipio, que tiene la potestad y la tarea de gestionar su realidad turística. Nosotros siempre hemos defendido ese respeto a la autonomía y a la realidad local de cada destino.

¿Cómo se está trabajando con otros agentes implicados, principalmente con los establecimientos hoteleros?

Representa muy bien cómo tenemos que trabajar, que es en alianzas. Si quieres tener éxito en tu gestión política tienes que trabajar en alianzas. Y es que a duras penas vas a lograr tener éxito si no trabajas de la mano de aquellos otros que también hacen política turística. Y los alojamientos de Gipuzkoa la hacen y la hacen muy bien. Desde el principio hemos tenido claro que a la hora de diseñar un impuesto turístico los alojamientos tenían que ser parte. En lo que a nosotros respecta, y hasta el día de hoy, les hemos transmitido el minuto y resultado de dónde estamos. Y desde hoy en adelante tenemos que diseñar cómo vamos a recaudar el impuesto, qué papel van a jugar los establecimientos y a qué vamos a destinar lo que se ingrese. Tienen que seguir siendo parte activa en todo esto.

“El 40% de los visitantes que llegan a Donostia son turistas, pernoctan, y el 60% son excursionistas. Su gestión es nuestro reto”

¿Y a qué se va a destinar concretamente?

Tenemos una idea. Pero primero, tras la Orden Foral, tenemos que tener claro qué márgenes de impuestos va a haber y, en función de eso, cuánto vamos a recaudar. Pero hay tres ideas claras: calidad de vida, mejorar la ciudad y gestionar el turismo. Voy a poner un ejemplo con el transporte público. ¿A quién responde? Al donostiarra, al visitante, que puede moverse por la ciudad y el territorio, y también al sector, porque sus trabajadores van a poder ir y volver a su trabajo, si ampliamos horarios, a distintas horas.

A la mayoría de turistas pagar este impuesto no les resultará extraño

No. El impuesto turístico es una fórmula conocida y reconocida. Todos lo hemos pagado en algún sitio. No tiene como finalidad atraer a menos gente, sino conseguir un ingreso directo por las pernoctaciones y tener más recursos para dedicarlos al propio destino y los residentes.

Los datos de los últimos meses indican cierto estancamiento, cuando no descenso, de llegada de turistas a Donostia. ¿Con qué datos trabaja el Ayuntamiento?

Nosotros intentamos no coger una muestra para hacer el reflejo de todo el año. El año es largo, son doce meses. En principio, que en este año en algunos momentos no se haya llegado a los niveles del año pasado no tiene que significar que esté bajando. Visitantes vamos a tener y a nosotros lo que nos preocupa y ocupa es la gestión de ese flujo de personas. En principio, los datos que tenemos nos hablan de una situación similar a la del año pasado.

Turistas por Donostia con guías.

¿Si se confirmara un cierto descenso sería una mala noticia?

Siempre hemos hablado de que nuestro objetivo no es la cantidad, sino la calidad, tanto para el visitante como a nivel de salvaguardar la de los residentes. En nuestro caso el éxito es lograr que haya turistas, personas que pernoctan en la ciudad, que hacen un uso respetuoso y tranquilo de la misma y que vienen con ganas de conocernos. Nuestro mayor reto es aquel que viene a la ciudad por unas horas.

¿Cuál es el reto a ese nivel?

Voy a poner un ejemplo. A menos de una hora de Donostia hay un lugar, Las Landas, con una capacidad alojativa de 450.000 plazas. Esa masa de personas hace una presión muy grande sobre Donostia. Es gente que viene a pasar unas horas, provocan algún atasco y cierta saturación en las calles, dificultan los flujos de tráfico, quizá no dejan mucho beneficio... Es ahí donde tenemos que mejorar las políticas. 

¿Qué margen de maniobra tiene el Ayuntamiento en este sentido?

No tenemos mucho, pero en los últimos años hemos adoptado medidas que nos han ido muy bien, como informar en origen. No es promocionar la ciudad, sino informar de cómo venir, cómo moverse, dónde aparcar... La Zona de Bajas Emisiones y los cortes puntuales de tráfico también ayudan a facilitar la gestión.

“Si se tiene o no que activar el impuesto turístico lo tiene que decidir cada municipio. Nosotros respetamos la autonomía de cada uno”

¿Viene tanta gente de esa zona a pasar el día?

Vamos a hacer diferencias. El turista es el que pernocta en la ciudad, y de cuántos vienen tenemos datos porque se registran. El excursionista viene a pasar unas horas. En Donostia, de los visitantes el 40% es turista y el 60% restante, excursionista. De estos, dos de cada tres provienen de alguno de los siete territorios de Euskal Herria. La ciudad recibe presión no tanto del turismo como una presión de su entorno. ¿Por qué? Porque es una capital de territorio. una ciudad de servicios, una ciudad costera con mucha oferta, sobre todo en verano... Eso genera una atracción que tenemos que tener capacidad de gestionar.

Tarea complicada

Francia y España son los países que más turistas reciben de todo el mundo: Francia recibe 100 millones al año y España, 94. ¿Dónde está Donostia? En la mitad. Por eso gente vendrá. La llegada de turistas es inevitable y tenemos que preparar la ciudad con políticas proactivas y de gestión de turismo, como son la capacidad de carga, regular las visitas guiadas, la moratoria para los hoteles, etc. Sean cuales sean los datos, la tendencia es ascendente. Hay que gestionar.

Se adoptaron medidas de control con los pisos turísticos, ¿con qué resultados?

Donostia ha sido pionera a la hora de regular las viviendas de uso turístico. En 2018 se contabilizaron 2.200 apartamentos turísticos, entre legales e ilegales, y ahora hay operando 1.300, que suponen el 1,3% del total de viviendas de la ciudad, que son 95.000. Los datos hablan por sí solos. Fenómeno regulado y controlado.

¿Por qué han cerrado esas actividades?

Por diversas causas. Algunas por ser irregulares y se han clausurado, pero otras por la carga fiscal, económica y social que implican. Es decir, el rigor, la burocracia y la cantidad de requisitos que se le pide a una vivienda turística es tan grande que hay propietarios que han decidido dejarlo y venderla o sacarla al mercado del alquiler ordinario. Eso ha supuesto un descenso importante. 

¿Hoteles?

En principio hay activa una moratoria y por el momento la apertura de alojamientos turísticos en la ciudad está paralizada.

¿Y para el Mundial de Fútbol?

Hasta 2030 queda mucho tiempo para prepararse.

El verano es sinónimo de fiesta. ¿Algo que destacar?

Llegamos a un Jazzaldia muy potente en su 60 aniversario. Está en muy buena forma y en muy buen estado de salud. Creo que es uno de esos elementos que refleja muy bien la idiosincrasia donostiarra, que pasa por respetar lo genuino, lo sencillo, lo propio de aquí y tener a su vez la capacidad de atraer lo de fuera. Que puedan pasar por el mismo escenario Jamie Cullum y Anari o Bulego es un ejemplo de ello. El divertimento es importante y el Jazzaldia lo sabe hacer. También sigue esta estela la Quincena Musical y el Zinemaldia. Esa es la clave de nuestro éxito.

La Semana Grande mantiene su esquema

Muchas veces, cuando algo funciona, no hay que cambiarlo. La Semana Grande está muy consolidada y muy abierta a todos los públicos. Pero creo que en los últimos años ha habido un par de incorporaciones destacables: entender el río Urumea como zona de ocio y escenario de la Semana Grande y la oferta de Dantz, de música electrónica y de vanguardia. Es un ejemplo de algo que funciona, pero que se adapta a los tiempos y los nuevos gustos.

¿Qué tal trabaja el Ayuntamiento con colectivos y asociaciones que organizan las fiestas?

Se trabaja de forma natural y sana, que es lo mejor que se puede hacer. Desde una visión de colaboración, no de competición. Todas las ofertas son complementarias y todas son Donostia. En Donostia hay muchas Donostias y la oferta cultural es ejemplo de ello. Cada pieza ayuda a componer el puzzle de la oferta cultural de la ciudad. Así tiene que ser y ojalá haya más. 

¿Para el concejal de Cultura y Turismo el verano es sinónimo de disfrute?

Lo que más me gustan son los retos y la actividad y el verano me motiva. Es cierto que siempre estás en tensión porque todo salga bien. La satisfacción viene cuando algo acaba. 

¿Hay algo que no se pierde?

El 31 de Agosto. El apagón de la calle y el encendido de las velas, que no es un acto festivo sino conmemorativo. Como vecino de la Parte Vieja es algo a lo que tengo muchísimo cariño.