En una ciudad en la que las zonas verdes y los parques tienen gran protagonismo, como es Donostia, desde el Ayuntamiento las intervenciones a desarrollar en este ámbito tienen que estar debidamente planificadas en distintos aspectos. Uno de ellos es la forma en la que se debe actuar sobre el arbolado identificado como peligroso en el ámbito urbano. Y es que cada cierto tiempo, y en los últimos meses en diversas ocasiones, Donostia mira a sus árboles con un poco de temor, cuando el viento sopla con fuerza o hay amenaza de borrasca o tormenta.

Unos tamarindos atados N.G.

Para, en la medida de lo posible, evitar sorpresas y saber siempre cómo actuar, Donostia cuenta con un estudio sobre el arbolado peligroso que incluye distintas propuestas de intervención. 

33 puntos a estudio

Se han estudiado un total de 33 avenidas, parques y calles de la ciudad, analizando el riesgo que los árboles situados en las mismas presentan para el tráfico, los viandantes y los edificios contiguos.

En estos puntos se llevó a cabo una evaluación visual de los ejemplares, procediendo a identificar los posibles defectos y las acciones a realizar para mitigarlos, cuando esto es posible, o definir el proceso para la tala, cuando es necesaria. 

Las avenidas, calles y parques evaluados en el estudio son espacios de uso frecuente, en los que la caída o defectos en los árboles pueden tener efectos en distintas dianas; las estáticas, como edificios, farolas, etc.; y las móviles, como personas o vehículos.

Para realizar esta evaluación, entre otras acciones, se procedió a fotografiar los defectos de los ejemplares para, con posterioridad, proponer la forma de proceder.

Distintas acciones

Son tres los métodos de trabajo que se plantean: las podas, los apeos (talas) y los test de tracción natural con sensores de movimientos.

Las podas pueden ser, asimismo, de distintos tipos y, como norma general, se considera que los cortes de menor diámetro son “más fáciles de cerrar” y causan menos daño al árbol que los grandes. 

Un ejemplar con sujeciones metálicas N.G.

Una forma de poda frecuente es la que supone una reducción de la copa del ejemplar, con lo que se busca, por ejemplo, que no caiga por su peso cuando sus raíces no son muy profundas.

¿Cómo se procede a la tala de un árbol? Tras valorar el riesgo que suponen. Además, es importante organizar el trabajo para evitar todo tipo de riesgos, a quienes efectúan la tala y al entorno; adoptar las medidas de prevención y protección necesarias y preparar la zona antes de iniciar el apeo.

¿Qué es el test de tracción natural con sensores del movimiento? Este es un estudio que, por ejemplo, se ha realizado en numerosas ocasiones con los tilos de la avenida de Tolosa, cuando hay previsión de rachas de viento de entorno a 45 kilómetros por hora, suficiente para realizar la medición.

Los sensores se colocan en la base y el tronco del árbol y toman mediciones de los efectos del viento en el movimiento del ejemplar, para después valorar los resultados.

Esta prueba es muy interesante para prever la estabilidad de las raíces frente a un posible vuelco.

Los tilos de la Avenida de Tolosa

Y es que, como informó el área de Mantenimiento Urbano tras las caídas de ejemplares en esta vía en días de vientos fuertes, los tilos de la avenida de Tolosa son, muchos de ellos, viejos o están enfermos; su copa es muy grande y sus raíces poco profundas.

Cuando se procede a talar un árbol, según se recoge en el pliego de condiciones técnicas, el desmontaje de la copa se comenzará retirando las ramas más bajas y subiendo poco a poco. Eliminada la copa se procedería a talar el tronco con un corte descendente.

Una vez talado, el siguiente paso sería la retirada del tocón, utilizando para ello la maquinaria que resulte necesaria y tras verificar que en la zona de trabajo no hay tendidos eléctricos, de gas, telefonía, ni ningún otro tipo de conducto.

Huellas

Cada temporal deja su huella en el arbolado de Donostia, aunque la última borrasca, Herminia, no ha sido la más agresiva en este sentido.

Según informó el concejal de Mantenimiento Urbano, Carlos García, únicamente se tuvo que apear un árbol en el parque Aitzol, en la calle Eustasio Amilibia, que presentaba una inclinación peligrosa por el viento. Previamente se procedió a reducir su copa, aunque unos días después se taló.

Un árbol Eustasio Amilibia caído sobre una señal por efectos del viento N.G.

Donostia es una ciudad con múltiples zonas verdes y con vías urbanas jalonadas de árboles. 

El servicio de Parques y Jardines lleva a cabo una tarea constante de revisión de la que surgió la necesidad de elaborar el Plan de Arbolado Peligroso tomando en cuenta, entre otros muchos factores, la existencia de numerosos ejemplares plantados a mediados del siglo XX cuando la ciudad, y los lugares en los que fueron plantados, poco o nada tenián qué ver con la realidad actual.

Las construcciones e intervenciones en la zona de plantación también han podido tener efectos sobre el arbolado.

Árboles dañados

Quien acostumbre a pasear por la ciudad habrá podido observar distintos ejemplares que presentan daños. Un ejemplo se encuentra en el Paseo de Francia, donde hay algunos “con muletas” o apoyos de madera.

El parque Aitzol es otro de los puntos de la ciudad en el que se pueden hallar árboles con sujeciones metálicas o clavos, ya que muchos presentan grietas y daños importantes. De ahí que a lo largo del último año tuvieran que talarse, al menos, tres ejemplares.

Plantación de árboles en la zona de Miramon N.G.

Tampoco se le habrá pasado por alto la situación de algunos tamarindos de los jardines de Alderdi Eder o el Paseo de La Concha, sujetos muchos de ellos con correas.

Los olmos y los tilos, especies muy presentes en Donostia, son proclives de sufrir roturas, caídas e inclinaciones peligrosas, al tomar sus copas una envergadura importante mientras sus raíces son bastante superficiales.

Desde el Ayuntamiento, añadió García, además de actuar en la línea de evitar riesgos mediante podas y talas, también se adoptan iniciativas para la plantación de nuevos ejemplares en distintas zonas verdes.

Muchas de estas propuestas se llevan a cabo de la mano de diversos centros escolares, siempre apostando por las especies autóctonas.