Cuarenta años, cuatro décadas, son las que el que hoy es un equipo de amigos ha pasado al frente de la Tamborrada de Aldapeta Ikastetxea. Ese trabajo incasable y voluntario tendrá muy difícil relevo, porque el compromiso adquirido por el equipo es, asimismo, difícilmente emulable.

Todos ellos se sumaron a la compañía del centro cuando les correspondió por edad tomar parte en la Tamborrada Infantil.

En aquella época, al frente de esta colorida compañía se hallaba Martín Imaz, que también era chófer de uno de los autobuses del colegio. “Se metió en ese lío y poco a poco fuimos entrando nosotros, cuando nos fue pidiendo que le echáramos un cable. En 1985 falleció y nosotros asumimos esa responsabilidad pese a nuestra juventud”. Daniel Saga, miembro del equipo, evoca los momentos en los que Imaz les citaba a una hora concreta “para pintar palillos. Y allí estábamos”. Fue el germen de una vocación muy duradera.

Quien cuenta su experiencia es Juan Carlos López que junto a Mikel Martínez de Luco (que abandonó las tareas organizativas hace dos años), se puso manos a la obra para que la compañía, entonces Marianistas, siguiera saliendo bien organizada y ataviada. El grupo de incansables preparadores ha estado integrado, además, por Daniel Saga, Jaime López, Juan Ignacio Recondo, Alberto Román y “en los últimos años”, también por José Pazón. Todos ellos se han despedido en 2024 de la Tamborrada con pena. Son muchos años de estrecho vínculo, pero dicen adiós satisfechos por el trabajo llevado a cabo y sabiendo que “nada es eterno y hay que pasar el relevo”. Si algo tenían claro es que “lo dejaríamos en bloque”.

Pero, pese a todo, algunos reconocen haber llorado y otros estar pasando un muy mal trago. “Nos une el amor a la Tamborrada y muchos años de trabajo. No hemos conocido otra forma de vivir la fiesta que detrás de la Tamborrada Infantil. No hemos visto salir ni a nuestros hijas e hijos”.

José Pazón, un joven que lleva ya 19 años en estos cometidos de la mano del equipo, también lo deja, pese a que seguirá trabajando en el centro y participando en alguna otra Tamborrada aunque, bromea, “no hay sitio” para que se incorpore el resto.

“Todos somos chicos porque cuando empezamos el colegio era masculino. Con el tiempo muchas mujeres han colaborado”, explica Juan Carlos López que, junto al resto del equipo, ha sido testigo y partícipe de los cambios en el centro, que pasó de ser Marianistas a Summa Aldapeta (que aunó a San Bartolomé, Marianistas y Villa Belén) y que en su última etapa funciona como Aldapeta Maria Ikastetxea.

“Hemos conocido seis o siete directores del colegio y tres edificios. Tuvimos que trasladarnos para ensayar durante las obras etc. Es que 40 años dan para mucho”, subrayan los integrantes del equipo.

Lo dejan y, señalan, “ahora será el colegio el que asuma este cometido. En muchos centros se encargan padres y madres, pero mientras salen sus hijos. Nuestros hijos salieron, en algunos casos, y nosotros hemos seguido”, abundan.

A lo largo de estos años se han dado más cambios. Por ejemplo, se han ido incorporando nuevas piezas a la Tamborrada Infantil. “Al principio se tocaban las seis o siete piezas tradicionales y en los últimos años se han incorporado más, como la Aintzinako Martxa (se sumó en 2013 en el bicentenario de la quema de Donostia), Caballería de Viejas, Caballería de Gallos, Hau dek hau, Ataque de Herriko Shemes y Gau Ibilera

“La Tamborrada claro que ha evolucionado. La hemos conocido sin apenas participación de chicas, cuando casi tenían que ocultar su condición de chica para salir. Eso pasaba en todos los colegios. Al principio en Marianistas menos, porque había pocas”, explican.

Más cambios. “Hemos conocido la incorporación de las aguadoras y, a posteriori, de los cocineros. Fuimos el primer colegio que sacamos de golpe todos los barriles vestidos de cocina, lo que supuso también una importante inversión”, destacan.

Cuando se fusionaron los tres centros se tuvieron que tomar diversas decisiones, como “qué hacer con los tres uniformes y con cuatro compañías en total. Se quedaron, lógicamente, en dos y, salvo dos años en los que Donostia Festak nos dejó compartir los tres uniformes, se participó con el original de Marianistas”: un uniforme “de batallón de infantería de línea inglés”.

¿Cuántos niños y niñas han pasado por la Tamborrada de Aldapeta Ikastetxea estos 40 años? Pues solo hace falta multiplicar 40 por cerca de 200 niños y niñas al año, exceptuando el obligado descanso por la pandemia. La suma es aún mayor si se computan a los integrantes de la Tamborrada Juvenil, que echó a andar hace 32 años, con cerca de 120 por edición.

Además de encargarse de que la joven tropa no se mueva mucho de las filas y no se salga de tono, algo que aseguran que no resulta difícil porque los niños “saben tocar la Tamborrada de memoria”, han asumido otros cometidos.

El trabajo de este singular equipo no se limita a unos pocos días, ya que son muchos los aspectos a cuidar, como la indumentaria. Anualmente hay que repasar y encargar la reparación o sustitución de los elemento dañados.

Juan Carlos López, por ejemplo, guardaba parte de sus vacaciones anuales para estar libre entre el 6 y el 20 de enero, ya que los ensayos se llevan a cabo desde hace tiempo en horario lectivo.

“A las mañanas aprovechaba para hacer las compras necesarias, desde las piezas de los trajes a plumas, tambores, etc. Por la tarde llegaban los ensayos”, apunta López.

Parte del equipo junto a la joven tamborrada y unos especiales invitados: José Antonio Iribicu, de la Unión Artesana, y José Ramón Mendizabal, de Gaztelubide Marianistas-16.1.16-Donosti-Fotos José Mari Lòpez

¿Por qué tantos años asumiendo desinteresadamente esta tarea? Lo explican así. “Comenzamos por el compromiso adquirido con quien fue como nuestro segundo padre, Martín Imaz, y por seguir su legado”. Después, “el equipo funcionó muy bien y muy cohesionado. Nos ha servido, y lo seguirá haciendo, también de excusa para juntarnos, hacer nuestras cenas y echar unas risas”.

El equipo que ha dicho adiós tras la Tamborrada de este año ha conocido tres denominaciones del centro y “seis o siete directores”

En definitiva, resumen, “no hemos llegado a salir del colegio. Entramos de niños y los dejamos ahora”.

Durante todos estos años han pasado por las compañías de Aldapeta muchos rostros conocidos en la ciudad, como los futbolistas Álvaro Odriozola y Luca Sangalli, José Luis Astiazarán, que fue presidente de la Real Sociedad; el músico Iñaki Salvador y mucha otra gente. “Muchas veces nos saludan en la calle y para nosotros es casi imposible acordarnos de todos los que han pasado. Cuando nos saluda gente joven, imaginamos que son de la Tamborrada”, aseguran.

Y, claro, cuatro décadas dan también para mucho en historias pequeñas y grandes. Relata López una ocurrida en 1968 aunque, admite, “no la recuerdo ni de niño”. Ese año Marianistas sacó una llama en el desfile. “Había un baserritarra que la tenía en el caserío y no la podía mantener. Se hablaba de que provenía de un circo que la había abandonado”, explica.

El baserritarra, al no poder hacerse cargo del animal, lo llevó a las oficinas del Centro de Atracción y Turismo, en los bajos del teatro Victoria Eugenia, el 19 de enero. La dejó allí. “La llama destrozó la oficina y al día siguiente a alguien se le ocurrió que podía participar en el desfile y se la endosó a Martín Imaz, que la sacó”.

Han visto los trajes de tergal, la vuelta entera de Alderdi Eder a Alderdi Eder y que el desfile se llegara a celebrar un 19 de marzo

Cuando Xabier Albistur era alcalde de la ciudad, recuerda, se dio un curioso episodio, un atasco de tamborradas. “Las compañías desfilaban sin el control de la Guardia Municipal y al llegar a la calle Urbieta era tanta la gente agolpada que no pudieron pasar y se formo un tapón”. La solución fue llamar a la grúa municipal para que abriera paso. 

Recuerda este equipo la época, no tan lejana, en la que los colegios “hacíamos el recorrido completo: salíamos de Alderdi Eder para volver a Alderdi Eder y formábamos y esperábamos hasta que llegara el último. Tocábamos la Marcha de San Sebastián y se rompían filas. Hoy en día con tanta gente, es impensable”.

La lluvia ha sido protagonista de numerosas anécdotas en la Tamborrada Infantil. Hubo un año, evocan, “que salió, ni más ni menos, que el 19 de marzo. Domingo tras domingo se fue aplazando por la lluvia. Después, ya se decidió que si no se sale el Día de San Sebastián se sale el siguiente domingo y si no, adiós muy buenas”.

“Nos ha pasado que se ha puesto a granizar en medio del desfile y los chavales han aguantado estoicamente”, destacan.

Intendencia

A la hora de encargar los elementos necesarios, cuando había que renovarlos o sustituirlos, “generalmente hemos recurrido a empresas de aquí” con una excepción: los barriles, que se encargaban en Córdoba.

Más cambios. “Antes los trajes eran de tergal y pasábamos más frío”. En la actualidad el riesgo está, muchas veces, en los ajustes caseros que se realizan para que el traje se adapte al usuario, porque a veces “lo destrozan”.

Ha llegado el momento de la despedida, en parte por el cansancio que dan los años y, en parte, porque el equipo mantiene “ciertas diferencias de opinión” con la dirección actual del colegio.

Foto del equipo, y las nuevas generaciones, tras la última Tamborrada. Cedida

Pero algo tienen claro. “Somos un grupo de amigos y lo seguiremos siendo”. Pese a todo, no pueden menos que reconocer que sienten “mucha pena” en esta despedida. 

Toca iniciar otra etapa. Hay quien, como Alberto Román, ya sale en la Tamborrada de la Unión Artesana pero el resto no descarta pasar al otro lado de la barrera y participar en la fiesta tocando el tambor o el barril. Ha llegado la hora de no mirar el reloj. “Podremos comer con la familia, que llevamos años sin hacerlo. Desde mediados de diciembre la abandonábamos a para unirnos a ésta”, subraya Jaime López. Seguro que a futuro este equipo disfrutará del gran día de las y los donostiarras de otra manera.