En recuerdo de la primera escuela de pesca y de Aita Mari
Una ofrenda floral homenajea al primer centro de estudios de pesca del Estado, surgido en la iglesia del muelle hace 112 años y al marino Aita Mari, que falleció en su último rescate
Como todos los años, el Aquarium de Donostia quiso recordar este 9 de enero dos aniversarios que coinciden en la misma fecha: la apertura de la primera Escuela de Pesca del Estado, que creó la Sociedad Oceanográfica de Gipuzkoa hace 112 años y el fallecimiento del marinero José María Zubia, conocido como Aita Mari, que perdió la vida en el último de sus salvamentos, hace 158. Los donostiarras erigieron un busto en el muelle en honor del pescador para perpetuar su memoria.
El presidente del Aquarium, José Ignacio Espel, la directora del Aquarium, Esther Irigaray, el alcalde de Donostia, Eneko Goia, la vicepresidenta del Náutico, Itziar Almagro, y la gerente de esta entidad, Marta Lizarraga, han llevado a cabo la tradicional ofrenda floral frente al busto de Aita Mari y en la Iglesia de San Pedro del puerto donostiarra, sede de aquella escuela de pesca que en su día resultó una novedad absoluta.
A la apertura de aquella escuela acudieron 38 pescadores entre 15 y 33 años, que recibieron su primera lección, en euskera y castellano, sobre faros y luces de puerto entre Matxitxako y Capbreton, según recordó este martes el Aquarium. Entre las asignaturas que debían aprender estaba el dibujo, la caligrafía, la mecánica de vapor y la meteorología. Más tarde se añadieron el leer y escribir así como las cuatro reglas matemáticas, que entonces muchos pescadores desconocían. A finales de aquel año, ya eran 70 los alumnos que asistían a aquella escuela gratuita, sufragada por la Sociedad Oceanográfica de Gipuzkoa.
El párroco de la iglesia del muelle, José Cendoya, cedió el uso de una de las salas para la escuela. Él mismo era de familia arrantzale y precisamente sobrino de Aita Mari. Según recuerda el Aquarium, entonces se decía que los sacerdotes tenían “a raya” a los marineros del muelle, “personal altanero y levantisco”.
Aita Mari, por su parte, se hizo famoso entre sus compañeros arrantzales por la ayuda desinteresada que prestaba en situaciones difíciles durante las tormentas. Su barco siempre estaba dispuesto para ayudar y socorrer al extraviado y al náufrago, recuerda el Aquarium. Por ejemplo, el 22 de julio de 186, el bote patroneado por el marino de Zumaia logró rescatar a los tres tripulantes de un barco en una fuerte galerna y fue condecorado por ello.
Sin embargo, el 9 de enero de 1866 se desató otra tormenta, en la que Zubia y otros marineros fallecieron por un golpe de mar, después de haber rescatado a un grupo de náufragos de una txalupa que intentaba entrar en la bahía de La Concha. La muerte de Aita Mari ocurrió ante numerosa gente que presenciaba el rescate desde la costa, lo que ensalzó aún más su figura. Después, los donostiarras crearon un busto en su honor en el muelle.
Durante este año, el Aquarium donostiarra quiere destacar el valor que tuvo la Sociedad de Oceanografía de Gipuzkoa para ayudar económicamente a los patrones, tripulantes y familias de las embarcaciones naufragadas, así como para las embarcaciones salvadoras.
Temas
Más en Donostia
-
"Venimos sobre todo a cotillear cómo es el Ayuntamiento por dentro"
-
El Ayuntamiento de Donostia abre sus puertas a la ciudadanía
-
Detenido un joven de 26 años acusado de agredir sexualmente a una mujer en Donostia
-
El Ayuntamiento estudia “alternativas viables” para solucionar el problema de aparcamiento en Bidebieta