Que Donostia es una ciudad cara es bien sabido. Cara es la vivienda, pero también lo es la cesta de la compra. Que una ciudad sea cara, es una cosa, que tenga una oferta de lujo, otra.

Joanes Mathiuet es el director de Basque Luxury, una empresa que centra su actividad, sobre todo, en dos ejes: “la información y el transporte”. Su mercado es el del turismo de lujo.

Asegura Mathiuet que Donostia es, ya de por sí, “un lujo en cualquier estación del año”, aunque cuando llega el buen tiempo resulta “aún más apetecible”.

Quien se pasee por la calles donostiarras obtendrá de inmediato la evidencia de que es ésta una ciudad que atrae, y mucho, a los visitantes. Los datos lo corroboran.

Si la lupa se pone sobre el turismo de lujo, los principales países de procedencia son Estados Unidos, el norte de Europa y Japón.

Es ésta una demanda que “ha crecido mucho los últimos años”. Paradójicamente, “la crisis económica, la pandemia y los conflictos internacionales” han redundado en el aumento de las grandes fortunas y, en consecuencia, del turismo de lujo, según apunta el experto.

¿Pero hay oferta de lujo en la ciudad? Según el director de Basque Luxury, Donostia “cuenta con bastantes infraestructuras para atender la actual demanda de turismo de lujo”, con buenos hoteles y una oferta sobresaliente en restauración. Pero, reconoce, Mathiuet, “hay aún muchas posibilidades de crecer y mejorar”. 

Joanes Mathieut, en la exposición de Zumeta en el Basque Luxury Studio David_Gonzalez

El responsable de esta empresa que trabaja con el lujo pone el foco, principalmente, en dos aspectos: “Los medios de transporte y el puerto deportivo son dos de los puntos a mejorar”. 

A su entender, todavía “queda camino que recorrer” en este tipo de oferta, aunque “tanto desde el sector público como desde el sector privado se ha apostado por un turismo de calidad”.

Cuando se hace referencia al turismo de lujo se habla de personas “de alto poder adquisitivo que cuando viajan consumen servicios de alta gama y adquieren productos exclusivos”.

Disfrutar "a otro nivel"

El turista de lujo, añade, también busca “descubrir nuevos destinos, disfrutar de la cultura y las tradiciones, probar la gastronomía local, hacer compras y realizar distintas actividades”, aunque en este caso lo lleva “a otro nivel”.

¿A qué nivel? Lo explica Mathiuet. “Algunos llegan a Euskadi en yates o en jet privado en vez de en vuelos comerciales” y a la hora de elegir un alojamiento se decantan por “hoteles de cuatro y cinco estrellas, fincas privadas o viviendas premium”.  

En sus viajes visitan museos, “pero también galerías de arte y estudios de artistas”, dado que la compra de obras de arte “es algo que aprecian mucho”.

A la hora de degustar la gastronomía optan por “restaurantes galardonados por la Guía Michelín”, sí, pero también les gusta probar la oferta de los establecimientos “más tradicionales”. Compran producto local, pero gastan también “en moda y joyería”. 

Para disfrutar de una experiencia a la medida, muchos contratan “una agencia incoming(agencias receptivas que trabajan con el cliente en el lugar de destino) para “la organización integral del viajes”. Hay quien contrata guías locales, quien prefiere navegar por las aguas del Cantábrico o “sobrevolar la costa en helicóptero”, además de visitar zonas próximas, como La Rioja o Iparralde.

En definitiva, en Euskadi, añade el experto, “la oferta para este público es muy amplia si contemplamos el territorio en su conjunto”.