La asociación Ancora, que promueve el estudio, conservación y promoción del patrimonio cultural, ha reclamado la restauración del caserío Astiñene "o Zubiburu" de Egia, en Donostia, un "caserío de ribera construido probablemente entre 1600 y 1650" y "uno de los escasísimos edificios anteriores a 1813", cuando el incendio causado por las tropas anglo-portuguesas destruyó gran parte de la ciudad.

En una nota, Ancora considera que este edificio, "situado en el borde fluvial o costa de Egia" y cuyo nombre, "se cree, deriva de astilleroene, por estar vinculado al tránsito y fabricación de embarcaciones", es un "destacado ejemplo de arquitectura vernácula". Según explican, su "fachada principal, orientada al suroeste, se alza sobre postes enterizos, jabalcones y entramados de madera cerrados con ladrillo cerámico, enmarcándose con piedra sillas los esquinales y contornos de algunos vanos".

Imagen antigua del Caserío Astiñene junto al puente de Loiola, ya derribado

El caserío fue pasto de las llamas durante la primera guerra carlista, por lo que se reformó, aunque aprovechando la estructura original de tres pórticos.

Este edificio, situado frente a las instalaciones de UrKirolak junto al río Urumea, perteneció en 1811 a los Condes de Torrealta, "en cuya descendencia se ha transmitido la propiedad hasta hoy". Desde Ancora explican que se trata de un "caserío fluvial de 11x15 metros concebido como pequeña fábrica de sidra" y que conserva, por ello, uno de los elementos propios del lagar como es la viga o tolar para el prensado de la manzana.

Debido a sus características, la asociación para la conservación del patrimonio cultural de Donostia reclama a las instituciones competentes que "hagan lo posible para evitar la ruina y la destrucción de un elemento protegido" por el Plan Especial de la Protección del Patrimonio Urbanístico y Construido (PEPPUC) de Donostia.

Caserío Astiñene, en Egia Ancora

Pleitos

A pesar de los requerimientos municipales, los propietarios se negaron a repararlo y acudieron a los tribunales, que les dieron la razón en primera instancia en 2018. El Consistorio recurrió y el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) dio la razón a la institución, que ha conminado a los propietarios a rehabilitar el inmueble, sin éxito por el momento, por lo que su deterioro prosigue y el tejado podría caer en cualquier momento, según los entendidos.