Los bares de la Parte Vieja, ante la sentencia de los toldos: "Nos afectaría mucho quitarlos, las mesas de fuera dan mucho de comer"

“Nos afectaría mucho tener que retirar los toldos porque las mesas de fuera nos dan mucho de comer”. Así lo asegura la hostelera del bar Gandarias de la Parte Vieja Oihane Agirre, que admite que si tiene que suprimir los dos toldos que se extienden sobre las mesas situadas junto a la fachada del bar “será muy malo para nosotros”. La hostelera recuerda que los toldos de los bares de la Parte Vieja, más que para quitar el sol, sirven para proteger de las inclemencias del tiempo a los clientes que consumen en el exterior.

En el caso de este establecimiento de la calle 31 de Agosto de la Parte Vieja, uno de los más exitosos entre la clientela visitante, la colocación del toldo les supuso pagar una multa de 600 euros, que fue recurrida, aunque sin éxito. Ahora, este local teme que el Ayuntamiento cambie su criterio y les obligue a retirar estas lonas.

Otros establecimientos de hostelería de la Parte Vieja abrieron hoy sus toldos nada más terminar el horario de carga y descarga, cuando lo tienen prohibido, y no pensaban cambiar de actitud. En el Txun Txun de la calle San Jerónimo, por ejemplo, señalan que los toldos sirven también como protección ante las colillas que puedan caer de los balcones y añaden que quitan ruido hacia los pisos de encima del local.

Pero no todos los bares de la Parte Vieja cuentan con estas lonas. En la calle Mayor, por ejemplo, el bar Bergara, que cambió de manos hace unos cuatro años, optó por no instalar toldo, aunque sí lo tenía con el anterior propietario. Más cerca del Boulevard, el clásico Paco Bueno nunca ha tenido este protector. “La verdad es que no nos hace falta. Tenemos solo un par de mesitas fuera y no lo vemos necesario, aunque es verdad que las marcas de cerveza te los ofrecen”, explica un responsable. 

Entre los viandantes que transitan por la zona hay opiniones para todos los gustos. “A mi me parece bien que los quiten porque estrechan la calle, estorban y quitan luz”, dice Concha. Javi, por su parte, cree que “en realidad no molestan, pero siempre hay gente que se tiene que quejar”.