Una lesión de rodilla y la latosa recuperación posterior, con los habituales tiempos de espera para la rehabilitación, dieron a cinco estudiantes de Axular Lizeoa la idea para llevar a cabo un proyecto en una asignatura del colegio, TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), que se llevó hace un par de semanas un reconocimiento de Donostia Innovation Challenge. El grupo lo forman Gorka Loinaz, Telmo Bastida, Aimar Rincón, Naroa Soto y Ekain Rodríguez, y la lesionada era la propia Naroa.

Férulas con impresoras 3D: una idea ‘made in’ Axular

Axular es un centro que suele animar a sus alumnos de cursos avanzados a hacer proyectos que luego presentan a diversos concursos, lo que sirve tanto para “motivarlos” en el día a día como para “prepararlos” de cara a su futuro inmediato en la universidad y el mundo laboral. En este caso, el proyecto entraba dentro de la asignatura de TIC de 2º de Bachillerato, es decir, el último del periplo escolar. Luego todos los proyectos se presentaron al concurso organizado por Fomento San Sebastián y que también está dirigido a universitarios y estudiantes de FP.

El reto que marcaba el Donostia Innovation Challenge era presentar un “proyecto innovador que pueda ayudar a la sociedad” y a estos cinco estudiantes guipuzcoanos les tocó la impresión en 3D. “Cada grupo tenía su tecnología. Podía ser 3D, robótica, inteligencia artificial, realidad aumentada… y a partir de ahí se trataba de dar solución a un problema que vemos en la sociedad e intentar mejorarlo”.

“Empezamos en septiembre y en ese momento pensamos que nos había tocado la tecnología más complicada porque había que crear un objeto. En otras tecnologías podías hacer un software o una aplicación”, reconoce Telmo. Después de darle muchas vueltas, la solución la descubrieron en casa: “La idea surgió porque Naroa tenía una lesión de rodilla y tardaba mucho en rehabilitarse, lo mismo que muchas otras personas, porque las listas de espera son largas”.

“El objetivo del proyecto es poder disminuir el tiempo que los pacientes tardan en hacer la rehabilitación. Esa es la solución que planteamos al problema”, añade Gorka. Para ello pensaron en la posibilidad, mediante impresoras en tres dimensiones, de que se diseñen férulas que ayuden a la rehabilitación. “Es una solución tanto para los pacientes como los propios fisioterapeutas”, comenta la afectada, Naroa.

“Una impresora 3D te da la opción de hacer la pieza al instante y de personalizarla para cada paciente. Nosotros desarrollamos una dirigida a la rodilla, pero la idea es que se pueda hacer para otras partes del cuerpo, aunque las más comunes suponemos que son pierna y brazo”, desgrana Telmo.

un trimestre de trabajo

Los estudiantes tenían que empezar el proyecto de cero, con el apoyo del profesor de la asignatura. Tuvieron que unir sus conocimientos sobre varias tecnologías para plasmar esa idea en una pieza que es la que presentaron al concurso y le dedicaron alrededor de cuatro horas a la semana durante un trimestre entero.

“Es un proyecto en el que tú lanzas la idea, no es realista en el sentido de que tienes que aplicarlo a la realidad ya mismo, sino que es como una simulación, no sabemos si en el futuro se podrá aplicar”, explican.

La sorpresa para estos cinco alumnos fue cuando les dijeron que eran finalistas del Donostia Innovation Challenge, ya que en total se presentaron 70 proyectos. Prepararon “bien” la presentación –y eso que se suelen poner “nerviosos” cuando les toca hablar en público– y, una vez escuchados los otros proyectos que competían por el reconocimiento, pensaron que tenían “posibilidades”. Una sensación que se confirmó cuando Marisol Garmendia, concejala de Desarrollo Económico y Empleo del Ayuntamiento de Donostia, leyó su nombre.

“El premio son 70 euros para consumir en comercios de Donostia”, explica Gorka, que ya el año pasado, con otro grupo, ganó otro proyecto, en este caso sobre crear energía en el gimnasio mientras se usan máquinas como las elípticas, las bicicletas estáticas o las de remo.

Estos estudiantes esperan que este reconocimiento pueda “repercutir” en la nota final del curso, pero sobre todo valoran que es una manera “más dinámica” de estudiar una asignatura. “Al principio cuesta pensar en una idea, pero trabajar por proyectos hace que te motives, cada uno aporta sus cosas…”, señala Naroa. “Nos hace trabajar en equipo, algo que en el futuro también tendremos que hacer. Ha sido un proyecto y un reto para nosotros”, apunta Telmo.

Estos alumnos de Axular, “centrados” en acabar bien 2º de Bachillerato y en hacer una buena Selectividad –y pensando también, por qué no decirlo, en el viaje de fin de estudios–, empezarán en apenas unos meses su periplo universitario. De ellos, algunos optarán por carreras relacionadas con proyectos como el que acaban de ver premiado, como Telmo y Naroa, que harán Ingeniería; o Ekain, que se decantará por Ingeniería o FP. Aimar, por su parte, optará por Magisterio con Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, mientras que Gorka estudiará Empresariales. Eso sí, los cinco con el buen sabor de boca que les ha dejado este reconocimiento.