Estoy confuso. He visto, sí, el estreno del programa 'Cuánto, cuánto, cuánto' (hoy se emite la segunda entrega en La 1) y no me queda claro si es una parodia burlona de la tele noventera (hasta pulula por allí, sin venir a cuento, un sucedáneo de las Cacao Maravillao y del Telecupón), si se trata de una actualización mala del '¿Qué apostamos?' grabada en jueves fingiendo que es sábado porque el directo les queda demasiado grande o si es tan solo la resurrección del ya olvidado 'Todos contra uno' que presentó Rodrigo Vázquez en este mismo canal hace apenas dos años, pero ya sin app que permita jugar (y ganar) desde casa.
Como parodia burlona de la peor tele noventera se puede entender, claro, que lleven a un tipo peludo, lo despeloten y lo rapen y depilen para pesar todo el pelo de su cuerpo en una prueba de mal gusto; que suban a los invitados encerrados en tres váteres portátiles (de esos de las verbenas) para que atinen a cuánta altura están; o que conecten con un pueblo burgalés para que veamos cuánto tarda una señora en subir andando una cuesta mientras los vecinos se arremolinan como si fuera un acontecimiento histórico. La tele de los noventa hizo muchas tonterías y si esto va de burlarla y vengarla 30 años después pues ale, que lo disfrute quien lo soporte.
Si se trata de una actualización del mítico y siempre emocionante '¿Qué apostamos?', pues efectivamente les ha quedado entre mal y peor. Los presentadores, Eva Soriano y Anibal Gómez (perdidísimos en el estreno), la sintonía del programa y hasta el saloncito con sofá que imitaba al de Ana Obregón y Ramontxu llevan a pensar en una actualización-homenaje hecha con dos duros y mucha cara dura, donde nadie puede jugar desde casa ni acudir al plató a la llamada de los presentadores porque no se emite en directo. El colmo es ya que ni dejen concursar a todo el público presente y seleccionen solo a una persona para que no se lleve el premio (y se acumule al bote) en la absurda y antitelevisiva prueba final, hecha con una báscula falsa y ningún tarjetón escrito que acredite, a modo de comprobante, el peso real de las cosas.
Y si esto es otra vuelta de tuerca ante el fracaso de aquel soso y maltratado 'Todos contra uno', ahora hecho desde la factoría de Broncano y Jorge Ponce (que se autoinvitó en el estreno), me temo que no hay nada aquí que lo mejore y sí demasiadas cosas que lo hacen lento, aburrido, absurdo y con rellenos que no aportan nada. Hasta tienen una innecesaria mascota fea y sin gracia, a juego con el programa.
Vale, seré benévolo al reconocer que como chiste funciona y te ríes en algunos momentos, pero un chiste de casi tres horas se hace eterno y es necesario mejorar la parte del show de este cacao porque así, como está el programa, la única pregunta que se antoja es cuánto, cuánto, cuánto más puede durar esto.