Después de tres años de obras, el edificio de la calle Arrasate 51, en pleno centro de Donostia, cuenta con 34 apartamentos para personas mayores y un centro de día con 30 plazas. La Fundación Zorroaga, propietaria del inmueble, ha invertido cinco millones de euros en convertir el inmueble en un recurso específico para personas mayores y ha sido visitado esta mañana por los propios responsable de la entidad, como su directora Aintzane Urigüen, así como por el alcalde de Donostia, Eneko Goia, presidente de la fundación, y la concejala de Servicios Sociales, Aitziber San Román, vicepresidenta, entre otros.

El edificio, cuyo exterior está protegido, ha sido reconstruido íntegramente en su interior para su nueva función y cuenta ahora con dos accesos independientes. Por un lado, se encuentra el centro de día, con comedor y espacio de estancia, destinado a personas con dependencia de grado 2 y 3, según el baremo de la Diputación, que viven en su domicilio con apoyo familiar o atención domiciliaria.

Los 34 apartamentos, dos de ellos con dos plazas, se ubican en las cinco plantas del edificio y sus dimensiones son de 28 metros o 45 metros cuadrados. Cuentan con cocina, aunque los residentes en ellos pueden solicitar los servicios de comida del edificio si lo desean.

Los interesados en acceder a estos apartamentos o a una plaza en el centro de día pueden solicitarlo en las oficinas de servicios sociales del Ayuntamiento y se les asignará en función de determinadas puntuaciones. La residencia en la zona es uno de los factores que se tienen en cuenta. Se prevé que se estrenen entre febrero y marzo, según señaló la directora de Zorroaga.

Sala de estar común para los apartamentos Javi Colmenero

El alcalde, por su parte, manifestó que la conversión de un antiguo edificio del Centro donostiarra en alojamiento y servicio para ciudadanos de edad "es un proyecto de relevante, que pone de manifiesto que nuestra ciudad enfoca la atención a las personas mayores". Asimismo, recordó que en Donostia hay unas 220 plazas en apartamentos para mayores repartidas por distintos barrios como Altza, Intxaurrondo, El Antiguo y la Parte Vieja, a los que se unirán los nuevos de la calle Arrasate, a dos pasos de La Concha, y más adelante, los previstos en la calle Campanario.

Por su parte, Urigüen añadió que la puesta en marcha de este alojamiento y servicio "es la culminación de un proceso complejo iniciado por la Fundación Zorroaga para responder a las necesidades de las personas mayores de la ciudad con un equipamiento pionero que les ayuda a seguir desarrollando su proyecto de vida y actividad, al tiempo que se fomenta su autonomía".

San Román, por su parte, recalcó que, a pesar de que Donostia cuenta con más plazas que las exigidas por la ley en apartamentos tutelados, "hay mucha lista de espera", por lo que se llenarán sin problemas.

La Fundación Zorroaga está especializada en la atención a las personas mayores, tanto dependientes como autónomas, y ha podido llevar a cabo esta inversión gracias a la venta de un inmueble que recibió en donación, correspondiente a Prim 13, así como a la ayuda de la Diputación, que ha aportado 2,4 millones de euros para la operación, incluidos fondos europeos.

La fundación dispone actualmente de 436 plazas para personas mayores, incluidas las nuevas del edificio de la calle Arrasate, con distintas alternativas para la atención a las personas edad: residencia para mayores dependientes, para personas autónomas, apartamentos tutelados y centros de día.

Fachada del edificio, antes de su remodelación para acoger servicios para mayores. Ruben Plaza

La transformación del antiguo edificio de la calle Arrasate en un espacio especializado en la Tercera Edad viene de atrás. Ya en el año 2007, la Fundación Zorroaga analizó la posibilidad de convertir alguna de sus propiedades en residencia para mayores y tuvo distintas ofertas para adquirir el edificio. La sede de Gehitu, una perfumería y hasta un aparcamiento subterráneo al que se accedía con un elevador ocupaban el inmueble. Finalmente, en 2014 el Ayuntamiento sacó un primer concurso para habilitar servicios para mayores, que preveía conservar las plantas tal cual estaban. Tras distintos informes técnicos que señalaban que la estructura de madera no podría aguantar los nuevos pesos que requerían las instalaciones proyectadas, en 2017 llegó otro proyecto en el que se contempló derribar todo el interior para rehacerlo de acuerdo a su nueva personalidad. Por ello, el interior actual es moderno, con excepción de alguna vidriera, techo artesonado en el portal y columnas de estilo corintio originales del edificio.