La asociación de defensa del patrimonio Áncora ha presentado alegaciones en contra de la reforma prevista en la villa Andintoña, del camino de Intxaurrondo 72, un edificio que está protegido por el Plan Especial de Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc) con el grado D y en el que se prevén habilitar tres viviendas independientes, además de construir otras cuatro en la misma finca, de 3.250 metros cuadrados ajardinados entre la citada calle y las vías del tren. Esta villa fue incluida en el Peppuc el pasado año por consejo de Áncora.

Para la transformación de la casa de campo construida a finales del siglo XIX, el estudio de detalle que aprobó en mayo la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Donostia contempla la apertura de nuevos huecos en las fachadas, el derribo de la cubierta amansardada, declarada “elemento permanente”, el cambio en los acabados y materiales y el vaciado integral del inmueble, incluida la retirada de la estructura de madera para sustituirla por otra de hormigón armado. También se prevé la "destrucción de sus estancias interiores con molduras de estilo Adam, incluso el cenador flanqueado por columnas jónicas", critica Áncora, que pide en sus alegaciones que no se lleven a efecto estas previsiones.

La reforma de la finca también proyecta el "arrasamiento del jardín histórico para edificar un nuevo bloque con piscina, viales de acceso para vehículos, áreas de estacionamiento en superficie y sótanos para el aparcamiento común", asegura la asociación de defensa del patrimonio, que se muestra también en contra "la eliminación casi completa del cierre perimetral de piedra, que incorpora vestigios del antiguo caserío Fraguas y está expresamente protegido".

Cenador de la Villa Andintoña, que apareció en revistas especializadas N.G.

Según sostiene Áncora, la protección que otorga el Peppuc a la villa se extiende necesariamente a “la totalidad de las plantas de la villa, incluida la cubierta amansardada; la configuración de los huecos y sus recercos; las contraventanas de librillos y de hoja entera; los materiales de acabado; las molduras y cornisas; los relieves, aparejos o mosaicos; las balaustradas; las piezas de forja; los cierres de jardín o parcela y el material de las cubiertas protegidas” .

Asimismo, añade que este edificio tiene una protección particularmente estricta en su configuración actual, al estar declarada “elemento permanente”, lo que significa que “no puede sustituirse y por tanto debe permanecer en su ubicación original en cualquier intervención que se produzca sobre el elemento catalogado”. "Excepcionalmente podría ser desmontada en los supuestos previstos en el Plan Especial, incluidos aquellos en los que una intervención rehabilitadora fuese materialmente imposible sin el previo desmontaje del elemento permanente siempre que, en todos esos casos, se garantice la exacta reposición", añade la asociación.

FINALES DEL SIGLO XIX

Andintoña es una casa de campo unifamiliar de la última década del siglo XIX y fue reformada por el maestro de obras Casiano Zufiría, para darle la impronta de un elegante “hotel” francés, recuerda Áncora.

Las sucesivas reformas del edificio "han respetado el espíritu de esta casa, perfeccionándola y embelleciéndola", dice la asociación, que recuerda que en los años 90, los decoradores Juancho Múgica y Luisa Montes renovaron su interiorismo, lo que dio origen a la publicación de reportajes en revistas especializadas.

La finca, con la villa y la casa de invitados incluida, fue incluida en el Peppuc en su revisión del pasado año, junto a otras 124 villas donostiarras, tras la elaboración de un estudio sobre estos edificios unifamiliares que encargó el Consistorio a Áncora.