u nombre no puede ser más italiano. Daniele Amalfitano. Se le puede ver casi a diario -salvo cuando hace muy mal tiempo- al lado de la primera rampa de acceso a la playa de La Concha. Ahí está su oficina. "¿Qué te parecen las vistas", comenta con una sonrisa junto a su "librería andante", el negocio que han creado él y su pareja, también italiana, Jesica Bordoni. Venden minilibros artesanales -hechos por ellos con materiales naturales- y ofrecen también un espacio de intercambio de libros y de poemas en un puesto que en realidad es una bicicleta.
"Soy de Génova", comienza contando Daniele. Hace quince años dejó su ciudad natal en moto y cargado con dos mochilas. "En la pequeña llevaba ropa. La grande la tenía llena de libros", recuerda con una sonrisa este "amante de los libros". En una de sus paradas, Barcelona, conoció a su actual pareja. "Ella también es una amante de los libros, así que de charla en charla y de sueño en sueño llegamos a la librería andante de los minilibros, porque a los dos nos gusta también la artesanía. Al principio la gente nos decía que era una idea muy romántica, muy linda, pero que no era viable. Y nosotros respondíamos: Bueno, a ver. Y aquí estamos, con nuestros altibajos, pero felices de poder hacer lo que nos gusta".
La parte principal de la librería andante -que comenzó su periplo en Castro Urdiales y lleva seis años en Donostia- son los minilibros "encuadernados a mano, con papel hecho de hilo de cáñamo y encuadernados en corcho natural", explica Daniele: "Cada minilibro viene con un marcapáginas imantado y el propio libro es un imán. La obra es completa. Pese a ser tan pequeño, en ningún momento recortamos el texto original". Son los propios Daniele y Jesica quienes crean estos minilibros, una tarea a la se dedican básicamente los meses de invierno, cuando el puesto de La Concha descansa. Por cierto que en su página web, apukaediciones.com, hay un vídeo en el que se puede ver el proceso de dar forma a los minilibros.
Además de estos libros en miniatura, denominados bukkis y que tienen un precio de 15 euros, la librería andante cuenta con una pequeña zona de intercambio de libros, en el que cualquier persona puede llevarse uno a cambio de dejar otro, y, como novedad este año, Daniele ha habilitado un cesto en el que "compartir frases y poesía". "Te llevas un mensaje de alguien y tú dejas otro para otra persona. El 99% de las personas dejan cosas muy lindas. Normalmente son mensajes o poemas anónimos, aunque alguno se firma. Leo los mensajes por si acaso, porque participan los niños y no quisiera que alguien tuviera que leer algo desagradable. Pero a día de hoy no he tenido que quitar ningún papel".
La librería andante cuenta con minilibros en castellano, inglés y francés, y dice Daniele que "dentro de poco habrá en euskera y también en alemán". "Cada año sacamos dos minilibros nuevos, este año han sido Poeta en Nueva York, de Lorca, y Rebelión en la granja, de Orwell. Son todos libros clásicos, muy simbólicos". El minilibro estrella es El Principito. "Es el que más se vende, es un buen regalo y no tiene edad", reconoce Daniele, que cuenta que "la aventura" comenzó con Romeo y Julieta "la versión traducida por Pablo Neruda".
La idea de que la librería andante fuera una especie de carrito nació del libro Nicaragua tan violentamente dulce, de Julio Cortázar. "Narra cómo uno de los intentos de la revolución era presentar la cultura al pueblo y para hacerlo los carritos de frutas se transformaron en bibliotecas públicas", explica Daniele: "Fue uno de los primeros libros que me regaló mi pareja. Ahí surgió la idea".
En cuanto a sus preferencias lectoras, el italiano dice que tiene "un gran recuerdo del libro Peter Camenzind, de Herman Hesse", un autor cuyos libros le acompañaron "desde pequeño". También le gusta Orwell y el título Un uomo (Un hombre) de Oriana Falacci. Asimismo, destaca a otro autor de su país: "Erri de Luca es un poeta y novelista que logra hacer poesía de cualquier cosa. Me encantaría poder charlar con él".
Afirma Daniele que en su puesto se paran tanto donostiarras como turistas: "Es dulce ver cómo personas de diferentes edades y lugares del mundo se emocionan con esto y comparten su entusiasmo. Es más que un negocio, conectas con la gente. Turistas que vienen de Estados Unidos, China, Japón, cualquier país europeo... la reacción es dulce. Y nosotros encantados, porque le pusimos mucha pasión a esto. A veces lo simple es bonito y profundo".
Daniele y Jesica se han instalado, quizás definitivamente, en Donostia. "Vivimos en Orio. Nos encanta el lugar, pero también la gente y la mentalidad. Cada día agradezco poder estar aquí, es hermoso", dice señalando la playa. Esta unión con Donostia en particular y "el País Vasco" en general se hizo más fuerte hace tres años, cuando nació su hija. "Estamos aprendiendo euskera con ella. Tenemos una niña vasca. Va a la ikastola y estamos encantados con la metodología de estudio", remata antes de atender a unos clientes que muestran curiosidad por los libros. "¿De qué están hechos?", le preguntan. Y responde: "Están encuadernados en corcho y el papel está hecho de hilo de cáñamo. Todo artesanal". l