Los expertos urbanistas Mònica Beguer y Gabriel Chapa han sido los invitados para dar el pistoletazo de salida al proceso de redacción del Avance del nuevo Plan General de Donostia, un documento urbanístico que regirá los designios de la capital guipuzcoana en los próximos años y que sustituirá al aprobado en 2010, que se ha quedado obsoleto, tal y como destacan estos especialistas, así como los responsables del propio Ayuntamiento.

“Hay que buscar un equilibrio”, sostiene Beguer, porque “el suelo es un patrimonio de todos”. “En los años 90 la cuestión estaba en ver por dónde íbamos a crecer y el desarrollo era igual a crecimiento. Ahora la mirada la tenemos puesta en mejorar la calidad de vida porque, entre otras cosas, hemos entendido que la necesidad de crecimiento que tenemos no es la que se había previsto”, recalca la experta.

A su juicio, “el urbanismo expansivo del pasado no respondía al crecimiento demográfico sino a unas expectativas económicas; no necesitamos más suelo sino que el que tenemos sea sostenible”. Además, añade que los cálculos de población que hicieron muchas ciudades en sus planes generales resultaron erróneos ya que se previeron muchos más habitantes que los que ha llegado a haber. Donostia es un claro ejemplo de ello.

ADIOS AL "MODELO AMERICANO

Chapa, por su parte, destaca la necesidad de “reciclar” las ciudades y en este caso la capital guipuzcoana. “Es difícil seguir expandiéndose, hay que apostar por el reciclaje de lo que tenemos construido, que sea eficiente energéticamente, que evite pérdidas de calor o aporte calefacción donde no la hay, que sea resiliente”.

El especialista destaca que el “modelo americano” ya no es adecuado. “Puede ser muy agradable para quien viva en él pero tiene un alto consumo, tanto de suelo como de transporte, servicios, etc… Si hay consumo de suelo tiene que ser por una necesidad clara”, sostiene el técnico.

El arquitecto añade que, actualmente, pueden aplicarse novedades legislativas como, por ejemplo, “permitir pequeños incrementos de edificabilidad en edificios ya existentes para poder financiar ascensores” allí donde no existían y mejorar así la vida de las personas.

Este es un tipo de reciclaje de la realidad construida, como lo es también poder modificar los amplios pisos de los centros de las ciudades, que ya no cumplen su función porque son demasiado extensos para las familias actuales. Su división permite que vuelvan a salir al mercado para servir a la sociedad actual, con núcleos de pocos convivientes.

Ambos expertos tomaron parte en una tertulia en el Ayuntamiento el pasado lunes 28 de marzo, que sirvió para dar el arranque oficial a un proceso largo para crear el primer Plan General de Donostia del siglo XXI.

La intervención de ambos expertos trató de ser una “píldora motivadora” para que un trabajo de gran incidencia en el día a día de las personas cuente con las ideas y aportaciones de los propios ciudadanos donostiarras.

Algunos ya mostraron su interés este primer encuentro, entre ellos representantes de distintas asociaciones de vecinos, y profesionales del sector de la arquitectura, entre otros. La sesión contó también con presencia de miembros del equipo que ha sido encargado de ejecutar los trabajos de diagnóstico del nuevo Plan General: la UTE compuesta por Estudio de Renovación y Desarrollos Urbanos, Jornet-Llop-Pastor y Ekain Abokatuak.

Sebastián Jornet mostró su felicidad por iniciar el camino. “Tenemos un papel en blanco y vamos a dibujarlo conjuntamente. En un año tendremos un documento muy bonito”, dijo a los asistentes.

Una de las invitadas a abrir el proceso, Mònica Beguer, es arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Barcelona y se ha especializado en planeamiento y urbanismo desde la perspectiva de género, una disciplina que ella amplía a todas las personas que cualquier momento de la vida se convierten en cuidadoras, tanto hombres como mujeres. Ha sido finalista del European Award for Arquitectural Heritage Intervention el pasado año y codirige el curso El urbanismo al servicio de las personas.

Gabriel Chapa, por su parte, es arquitecto urbanista por la Universidad de Navarra y ha desarrollado trabajos de ordenación territorial para Bilbao, Vitoria, Erandio, Eibar, Gernika, Getxo… Se ha especializado también en el cuidado del paisaje como identidad de las ciudades.

Los expertos recalcan que en la actualidad hay dos tipos de retos a la hora de abordar un nuevo Plan General. Los primeros son “las emergencias por el cambio climático, a las que hay que dar respuesta en la planificación de la ciudad y el territorio, las desigualdades sociales y la vivienda asequible para que nuestros hijos y nietos puedan seguir viviendo en los barrios de su ciudad”, señala Beguer.

ESPACIOS EXTERIORES

Asimismo, destaca, hay otros retos que venían de antes de la pandemia y que ahora se han evidenciado con más fuerza. “Por ejemplo, la importancia del espacio público, la habitabilidad urbana, la vivienda en el teletrabajo o que los espacios exteriores de las viviendas no sean considerados como un lujo”, explica.

Beguer y Chapa no se atreven a señalar las necesidades actuales de la capital guipuzcoana desde el punto de vista urbanístico, ya que para ello necesitaría el diagnóstico de la situación, cuya elaboración comienza ahora precisamente.

Sin embargo, destacan la importancia de elaborar un nuevo Plan General, un documento urbanístico que nació como herramienta de diseño de las ciudades hace 65 años. “Personalmente me quedaría contenta con que la gente supiera que el Plan General no es una cosa externa que no nos va a afectar, que se cuece en los despachos y que no hay nada que entender”, señala Beguer. “Aunque es un instrumento complejo, es importante porque tiene una afectación directa sobre la calidad de vida de las personas y sobre el futuro de la ciudad. Por eso es muy importante participar”, apunta.

Ambos urbanistas subrayan la necesidad de concentrarse en mejorar la ciudad existente, con el fin, por ejemplo, de que sea más amable con todas las personas que viven en ella, sin aspirar a crecer por crecer. Que quienes llevan carritos de niños o sillas de ruedas no se encuentren con impedimentos y que los servicios se sitúen a distancias razonables.

En este sentido, ponen como ejemplo la ciudad de París, que se presenta en la actualidad ante sus ciudadanos como “la ciudad de los quince minutos, porque ese es el tiempo al que se supone que tienen que estar todos los servicios básicos de cada ciudadano: a quince minutos a pie, en bicicleta o en transporte público”.

Los expertos recuerdan también los cambios que está experimentando la ciudad de Barcelona con las supermanzanas, que suponen agrupar varias manzanas y solo permitir que se circule por el exterior de ellas mientras que las cuadrículas interiores quedan preferencialmente para el peatón.

Algo similar al plan que se prepara en Donostia para su área central, aunque, en este caso, por el momento, sería solo una supermanzana.

Chapa destaca que en Vitoria se ha llevado a cabo también este ejercicio. “Aunque la movilidad principal de la ciudad es del peatón, el espacio público está invertido y hay que cambiar ese paradigma para crear otras prioridades”, asegura.

La personalidad de las ciudades también es algo que se puede reformar o variar gracias al Plan General, según recalcan los expertos. Por ejemplo, Chapa destaca que la regulación del turismo masivo es uno de los retos de ciudades como Donostia.

“En Venecia, por ejemplo, han bajado los empadronados a la mitad, y ahora son 60.000, porque se ha dado una transformación bestial. Si un médico quiere ir a trabajar no encuentra piso porque está todo orientado al turismo”, dice el experto, que recalca que otras ciudades, como Palma de Mallorca, también sufren problemas similares derivados de la gentrificación, que expulsa no solo a los habitantes sino, también, al comercio de proximidad, que no puede hacer frente a las grandes marcas y comercio virtual. Por ello, aboga por hacer uso del Plan General para poner coto a estas situaciones.