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Una pieza que es la bomba

Una pieza que es la bomba

l Centro de Recursos Medioambientales de Cristina Enea dio ayer la bienvenida a una pieza de 750 kilos de peso que permanecerá expuesta a lo largo de todo el otoño, dentro del apartado La pieza de la estación, para que los ciudadanos que acudan al lugar comprendan la importancia del saneamiento en el medio urbano, una red subterránea y oculta que, sin embargo, resulta imprescindible para la higiene de las ciudades.

La pieza, que ha sido prestada por la sociedad pública Aguas del Añarbe-Añarbeko Urak, es una bomba de hierro fundido de 22 kW de potencia con capacidad de transportar un caudal de hasta 100 litros por segundo de aguas residuales que contienen sólidos o material fibroso. Desde 2003, la pieza ha estado instalada en distintas estaciones de bombeo de aguas residuales (EBAR) de la red de saneamiento de Añarbe. En la actualidad, solo se usa para sustituir a otras bombas similares en caso de avería o emergencia.

La microexposición protagonizada por la pieza de hierro explica que las redes de abastecimiento de agua potable así como las de saneamiento (de aguas residuales) funcionan principalmente por gravedad, por lo que las aguas circulan por su propio peso. Sin embargo, en ocasiones, ello no es posible y se incluyen estaciones de bombeo para elevar los caudales y que sigan cayendo por su propio peso en la dirección adecuada. En el caso del agua potable, para llevarla a las poblaciones y, en el caso de las residuales, hacia las depuradoras, recuerda la Fundación Cristina Enea, que añade que "la construcción de sistemas de saneamiento y depuración de aguas residuales ha sido esencial para la mejora de la calidad ambiental de la costa y de los ríos".

La pieza expuesta en este otoño pretende concienciar a la ciudadanía sobre el saneamiento y recordar que los inodoros no se debe utilizar como un "agujero negro" donde desechar cualquier cosa: aceites y grasas, medicamentos, pinturas y barnices, etc... Todos estos materiales tienen sus correspondiente vía de recogidas.

Las toallitas higiénicas para bebés, recuerda la Fundación Cristina Enea, tampoco se deben tirar a los retretes, ya que producen atascos en las tuberías bajantes de las comunidades de vecinos y en los servicios públicos de alcantarillado así como problemas medioambientales y sobrecostes económicos.