EL frontón de Añorga y su autor, el ingeniero Eduardo Torroja (Madrid, 1899-1961), recibieron ayer un reconocimiento internacional por la particular cubierta ondulada de hormigón de este equipamiento deportivo, una obra arquitectónicamente revolucionaria allá por 1949, año en que se inauguró sustituyendo al viejo frontón que databa de 1926. Además del frontón, también tuvo una mención especial el bolatoki de este barrio donostiarra. Durante el acto, no solo se destacaron los detalles arquitectónicos, sino que también resaltaron el servicio que estos equipamientos urbanos han ofrecido durante décadas "a la comunidad". En este sentido, no hay que olvidar la importante cantera de pelotaris que ha pasado por este emblemático frontón, desde los Unanue (padre e hijo) hasta Olaizola o Mendizabal.

Pero la de ayer era una jornada para hablar de arquitectura. Y es que la organización Docomomo (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement) ha querido homenajear al frontón de Añorga con la dedicatoria de una placa a su autor, Eduardo Torroja, abuelo de la conocida cantante del grupo musical Mecano.

Responsables de FYM-Cementos Rezola, con su presidente de honor, José María Echarri, a la cabeza, y los arquitectos Juan Monjó Carrió y Manuel Paja fueron los encargados de descubrir la placa, que contiene un código QR a través del cual se puede obtener información sobre los elementos arquitectónicos más significativos de la cubierta del frontón, así como sobre su creador.

Previamente al acto, el también catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid, Juan Monjó, ofreció una conferencia en el Museum Cemento Rezola, en la que hizo un repaso a las obras más destacadas de Eduardo Torroja y, analizó en particular el proyecto del frontón de Añorga, además de exponer los valores arquitectónicos de este ingeniero, que "revolucionó en la primera mitad del siglo XX el uso del hormigón mediante las láminas", destacó Monjó, al tiempo que añadió que "el verdadero valor de Eduardo Torroja era su capacidad para coordinar diferentes técnicas; no solo proyectaba una obra estéticamente, sino también su funcionalidad y la forma de construirla".

Tras definir al ingeniero madrileño como "un magnífico colaborador de los arquitectos", resaltó el gran talento de Torroja para construir cubiertas, "casi siempre abovedadas". Así se refirió a las marquesinas y bóvedas del hipódromo de la Zarzuela (1935) o al proyecto de cubierta del Club Táchira de Venezuela (1957). Y cómo no, a la cubierta ondulada de hormigón del frontón de Añorga, cuyo promotor fue el ya fallecido Julián Rezola, propietario de Cementos Rezola.

En este sentido, explicó que Torroja propuso una primera solución al frontón de Añorga que comprendía "una lámina ondulada de hormigón" y la segunda, que proponía "utilizar láminas en forma de dientes de sierra invertidos". Se optó finalmente por la primera.

más que un frontón

"Era lo que daba vida al barrio"

Vecinos de Añorga asistieron ayer tanto a la conferencia, como al descubrimiento de la placa dedicada a Torroja. Todos ellos agradecieron la contribución al barrio de este ingeniero y del promotor Julián Rezola. "El frontón era lo que daba vida al barrio, luego vino el campo de fútbol; la gente se olvida, pero el frontón siempre ha estado ahí", relataba ayer José Mari Intxausti, de 67 años y miembro de la asociación de jubilados de Añorga.

Este añorgatarra no sólo recuerda los partidos de pelota celebrados en el frontón, sino también los bailables que tenían y tienen lugar en este equipamiento durante las fiestas. "Era y es, sin duda, un punto de encuentro entre los vecinos del barrio", afirma José Mari, al tiempo que concluye destacando la importancia de la cubierta del frontón, no tanto por su arquitectura, sino porque "aquí siempre está lloviendo".