Donostia. La Asociación en Defensa del Patrimonio Cultural de Donostia aplaude la decisión de rehabilitar el caserío Munto de Aiete, "último superviviente de la treintena de caseríos que jalonaban la que fue la vía de entrada a San Sebastián hasta el año 1845".

La agrupación recuerda que Munto fue puerta de guardia, hospital de campaña, caserío-sidrería y baluarte militar en las guerras de 1719, de 1813 y en las contiendas carlistas, "en las que junto a sus carbonizados muros murió el general Sagastibeltza". "Cabecera de un Aiete de resonancias gasconas, el caserío Munto es uno de los edificios más antiguos y significados de la ciudad", afirman desde la agrupación, que también destaca su gran fachada de piedra, una interesante estructura de madera y un valioso dolare. "La forma, la distribución y el tamaño irregular de los vanos hacen pensar en una arquitectura planteada para usos distintos a los habituales a un caserío", añaden.

Aunque más incluso que por su valor arquitectónico o artístico, la asociación considera que Munto debe ser conservado "por su significado histórico y documental, por el aprecio colectivo que suscita" y porque es "parte imprescindible de la memoria histórica y la identidad de la ciudad".

De ahí que la agrupación celebre que el Gobierno municipal haya decidido rehabilitarlo: "Aunque pueda parecer que, en los tiempos de crisis que vivimos, hay otros asuntos más prácticos o urgentes, la preservación del patrimonio y las señas de identidad de la ciudad también son útiles desde el punto de vista de la rentabilidad social y económica". De ahí que la asociación apueste por una buena gestión del patrimonio que pueda contribuir al desarrollo económico.

arrinconado Por todo ello, la agrupación celebra que vaya a rehabilitarse un caserío que había estado "arrinconado y desvirtuado por un desarrollo residencial abusivo", a pesar de estar protegido desde el año 1995.

"Nuestra ciudad ya ha perdido demasiados elementos de su patrimonio construido. En el barrio de Aiete han desaparecido, entre otras, las casas solariegas de Miramón y Merkelin, de origen gascón y fundacionales de la ciudad; los caseríos Katxolazar, Santa Teresa, Lazkano, Marigomiztegi...; el palacete de Altxubene; las ruinas del molino de viento Aizerrota -el único en su género en Gipuzkoa-; el acueducto de Morlans -primer abastecimiento de aguas a Donostia realizado en 1609-; el funicular de Puyo, el castillo de Rozanés, etc...", incide la agrupación.

Advierten, asimismo, de que la mayoría de los edificios históricos de la zona ni siquiera figuran en el Catálogo del Patrimonio Municipal, por lo que "corren serio riesgo de ser destruidos".