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Herrera estudia volver a las caceroladas para denunciar los daños de las obras

la lluvia desbordó alcantarillas nuevas el sábado y el agua atrapó a un conductor Los trabajos para soterrar la estación de EuskoTren también dañaron un colector hace sólo unos días

Herrera estudia volver a las caceroladas para denunciar los daños de las obrasFoto: n.g.

Donostia. Los vecinos del barrio de Herrera se están planteando volver a las caceroladas para denunciar los perjuicios que las obras están causando en la zona. El último, el pasado sábado, cuando el aguacero atascó varias alcantarillas nuevas situadas bajo el vial y el agua que no pudieron absorber atrapó un vehículo que en ese momento circulaba por allí.

"Aquí van haciendo petachos en vez de hacer las cosas bien", explica Unax Seges, miembro de la asociación de vecinos de Herrera. Según comenta, los trabajos que supuestamente han de mejorar el barrio, en realidad, no cumplen sus objetivos: "Nos dijeron que el vial, en parte, era para evitar que se inundara esta calle, pero sigue ocurriendo igual; el trato que le dan a Herrera es el mismo que hace años: no nos tienen en cuenta para nada".

La asociación de vecinos responsabiliza al Ayuntamiento del incidente del pasado fin de semana, y también de la rotura del colector de aguas fecales del miércoles pasado, de las inundaciones de los garajes de Peruene y de las grietas que han comenzado a aparecer en las casas cercanas a la maquinaria que trabaja en las obras para desdoblar la vía de EuskoTren y construir una nueva estación soterrada del Topo.

"¿Cómo es posible que en las recientes obras del vial se cree una bóveda para enterrar el río y las aguas fecales y ahora lo agujereen?", se pregunta Seges. Añade que el desvío de los residuos estos días (como consecuencia del colector dañado) es evidente "en el puerto de Pasaia, porque hay una peste horrible y se ve claramente que ése no es el color habitual del agua".

Las vibraciones de la tuneladora de EuskoTren también han causado estragos en el barrio: "La maquinaria llegó a romper la pared de unos garajes en Peruene, inundándolos y estropeando los bienes que los vecinos guardaban allí". Las viviendas también se han visto afectadas, como es el caso del portal 130 de la avenida José Elosegi, del que, casualmente, Seges es presidente: "Al del cuarto piso se le cayó la cabecera sobre la cama, a mí se me han hecho pequeñas grietas tanto en el techo como entre la pared y el marco de la puerta, se han desencajado ventanas y la pintura se está levantando". Los temblores, además de crear obvios desperfectos, van acompañados de continuos ruidos "de 8.00 a 20.00 horas, y por la noche empiezan los obreros de los trenes a martillazo limpio", asegura el miembro de la asociación.

"Lo que no puede ser es que no hagan nada en mucho tiempo y, de repente, empiecen con todo sin tener en cuenta lo que opina Herrera", manifiesta Seges y añade que "en las cosas más básicas, como unos columpios en el nuevo parque de San Luis, no hacen ni caso". Por todo ello, en la próxima reunión la asociación va a platear a los vecinos retomar viejas costumbres como las caceroladas de los viernes o las manifestaciones: "Todavía no lo tenemos decidido, pero algo hay que hacer".