La puesta en marcha del vial de Txingurri hace año y medio aumentó considerablemente la velocidad de los vehículos que acceden, a través de esta nueva infraestructura, al paseo de Herrera. Esa velocidad, sumada a la inoportuna ubicación de tres contenedores, supone un riesgo para los habitantes de las nuevas casas de Rutilita, en la plaza Larrerdi.
El peligro se encuentra a la salida de este complejo de viviendas. Los vehículos se incorporan directamente al paseo de Herrera y, antes de entrar en la calzada, deben hacer un stop. No hay problema al mirar hacia la derecha, ya que se puede comprobar fácilmente si circula algún vehículo. Sin embargo, los contenedores de basura ubicados a la izquierda de la calzada, impiden ver con claridad la otra parte de la carretera.
Concretamente, obstaculizan la visibilidad del tramo final del vial de Txingurri, por el que la velocidad de los vehículos es considerable, lo que obliga a los conductores a asomarse más de lo debido a la carretera antes de incorporarse a la circulación.
Varios vecinos de las viviendas critican que han tenido más de un susto. Para intentar evitarlos, han colocado un espejo frente a la salida, que debería reflejar los últimos metros del vial y el inicio de la pendiente del paseo de Herrera. Sin embargo, los habitantes de las casas comprueban que el visor no ayuda, al no estar convenientemente orientado.
Una circunstancia añadida a la complejidad de la salida de las viviendas la traen dos semáforos colocados al final del vial, justo antes de la pendiente del paseo de Herrera. Un primer semáforo hace detenerse a los vehículos que llegan del vial para permitir la entrada de los procedentes de la avenida José Elosegi. El segundo semáforo se sitúa sólo unos metros más adelante, ante un paso de cebra.
Los vehículos que esperan a la salida de la plaza Larrerdi no ven los semáforos pues los contenedores de basura los tapan, por lo que no saben ni si hay vehículos parados, ni cuándo van a arrancar.