Síguenos en redes sociales:

Traineras sí, pero de pan y sidra

Como cada segundo domingo de septiembre, Donostia se prepara hoy para recibir a miles de aficionados al remo que no quieren perderse la final de la Bandera de La Concha. Un reto también para los hosteleros, que este año notarán la ausencia de Castro.

Traineras sí, pero de pan y sidraFoto: javi colmenero

la bahía de La Concha se convertirá hoy, como cada segundo domingo de septiembre, en el escenario en el que se disputará la final de la Bandera de La Concha. Como cada año, además, también en esta ocasión serán miles los aficionados a las traineras que no se perderán esta cita, que se ha convertido en un clásico en la agenda de actividades y festejos donostiarras.

A pesar de que para muchos será un día de disfrute, los hosteleros, especialmente de la zona de la Parte Vieja de Donostia, deberán emplearse a fondo para poder dar respuesta a la fuerte demanda que suele generarse en esta fecha tan señalada. ¿Lo que más se consume? Bocadillos, pintxos, txakoli, sidra y cerveza.

Ése es el caso, por ejemplo, del bar Aralar, ubicado en el corazón de la calle Puerto, en una de las vías en la que más gente suele congregarse durante los domingos de regatas. "Sobre todo vendemos pintxos, aunque también solemos tener que preparar cerca de un centenar de bocadillos", indica Iñaki Zelaia, responsable del establecimiento.

En lo que a la bebida se refiere, el txakoli, la sidra y la cerveza es lo que más se acostumbra a consumir. "Tanto con el txakoli como con la sidra solemos adquirir entre cinco y diez cajas, lo que equivale a más de cien litros", añade. Todo ello para no quedarse sin género.

Este volumen de consumiciones, asimismo, se suele traducir en largas jornadas laborales, a las que los hosteleros deben hacer frente cada vez que Donostia celebra sus citas con el remo. "Nosotros tenemos que trabajar alrededor de diez horas...", concluye Zelaia.

Un cartel ubicado sobre la entrada del bar Hori da, en la calle Narrika, recogía el pasado jueves los tiempos que cada equipo obtuvo en la pasada jornada remera y recordaba a los donostiarras la cercanía de la final de la Bandera de La Concha. Julián Martín, encargado del establecimiento, admite que hoy notarán el incremento en el volumen de trabajo, ya que si en un domingo normal es suficiente con una caja de sidra y otra de txakoli, "para esta ocasión se suelen pedir tres de cada", agrega.

final de la bandera de la concha

Sin Castro, ni rugby

Esta vez, sin embargo, los hosteleros creen que notarán la ausencia en la final de Castro, que cada año atrae a la ciudad a cientos de vecinos del municipio cántabro. "Es cierto que solía venir mucha gente desde allí, aunque este año tenemos dos equipos vizcinos que a buen seguro atraerán también a muchos seguidores", prevé Zelaia.

A este respecto, además, señala que más que la ausencia de Castro, lo que más les perjudicará es la cancelación del partido de rugby en Anoeta, que ayer tenían previsto disputar el Biarritz Olympique PB y el Stade Toulousain y que finalmente se llevó a cabo en Biarritz. "Este evento congrega a mucha gente y lo notaremos, seguramente, más que la falta de la trainera de Castro", opina Zelaia.

Desde el bar Narrika, en la calle del mismo nombre, afirman que echarán de menos a la "marea roja" de Castro. "Se notará su ausencia, aunque la presencia de dos traineras vizcainas y las habituales visitas de los seguidores de San Pedro y Zumaia, que vienen a Donostia aunque sus equipos no estén clasificados, traerán seguramente mucho trabajo", dicen.

Apuntan también que las estropadas son una fiesta "muy diferente a la Aste Nagusia. Entonces suelen ser siete días, pero cuando más trabajo hay es un par de horas antes del inicio de los fuegos artificiales. En las regatas, en cambio, se trabaja sin cesar durante todo el día".

Sin embargo, también hay bares en la Parte Vieja que optan por clausurar sus establecimientos por la tarde. Ése es el caso, entre otros, del bar Tamboril, ubicado en la plaza de la Constitución. "Llevamos más de doce años cerrando a partir de las 16.00 horas, porque el volumen de trabajo, que es intenso entre las 13.30 y las 15.30 horas, disminuye mucho a partir de ese momento y el ambiente tampoco es el mismo", indican. "Lo cierto es que tampoco notamos mucho más trabajo que en otras ocasiones", concluyen.