Lejos de casa, pero en familia
El programa 'Vacaciones en Paz' ha traído también este año a Donostia 35 niños saharauis. Finalmente, todos pueden alojarse en familias.
El verano ha comenzado ya en Donostia para un total de 35 jóvenes saharauis. Como cada año, el programa Vacaciones en Paz, subvencionado por el departamento municipal de Cooperación, que dirige la concejala Ainhoa Beola, ha permitido a estos chavales pasar lejos de sus lugares de residencia habitual unas vacaciones diferentes.
Los preparativos suelen ser muchos antes de la llegada de los jóvenes saharauis: desde la elaboración del programa de actividades que llevarán a cabo durante su estancia a la búsqueda de las familias que los acogerán durante los meses de verano. De hecho, tal y como publicó este periódico el pasado mes, los coordinadores de Vacaciones en Paz, no habían conseguido familias suficientes para todos los niños pocas semanas antes de su llegada. Afortunadamente, la llamada pública hizo efecto y se apuntaron ocho familias más.
Todo ha salido bien y se han podido asignar los ochos chavales que carecían aún de domicilio en Donostia. De lo contrario, deberían haberlos conducido a un albergue de Brinkola (Legazpi), donde pernoctarían hasta el fin del programa.
"Cada año suele ser parecido: en la primera oleada solemos conseguir familias para muchos de los niños. Después suele detenerse un poco, pero en cuanto volvemos a dar aviso de que nos hacen falta familias, se suele completar", explica Mavi Tabernero, coordinadora del programa Vacaciones en Paz. "Hay que tener en cuenta, además, que muchas de las familias repiten experiencia y reciben durante el verano al mismo joven que en temporadas anteriores", añade, lo que en sus palabras "acelera" el proceso.
Los saharauis aterrizaron en Loiu los días 8 y 10 de este mes procedentes de sus ciudades en tres aviones. En total, llegaron 402 chavales, de los cuales 170 se alojan con familias de Gipuzkoa y 35 en Donostia. "El sexo está repartido a partes iguales, niños y niñas al 50%", afirma Tabernero. "De todas formas, estas proporciones suelen variar", agrega.
Además de las estancias con sus familias, Vacaciones en Paz ha preparado un completo programa de actividades para los jóvenes que se desarrollarán durante dos meses -regresarán a sus ciudades de origen a comienzos de septiembre- y que les permitirá, dos o tres veces por semana, reunirse con sus amigos y amigas. "Además de las estancias, solemos preparar estas actividades para que los chavales puedan encontrarse, hablar y disfrutar", añade.
El reencuentro
Emoción y nerviosismo
Todos los años desde que se pusiera en marcha la iniciativa en el año 1986, el reencuentro suele ser uno de los momentos más especiales tanto para los niños como para las familias.
Son los coordinadores del programa quienes se encargan de acercarse hasta el aeropuerto, recoger a los chavales y llevarlos hasta sus familias. En Donostia, el albergue de Ulia suele ser el punto de encuentro de las familias y los niños saharauis. "Es un momento muy bonito. Las familias acogedoras suelen hacer una pequeña fiesta y comida de bienvenida", señala Tabernero.
Los nervios, además, suelen estar latentes en todos. "Desde hace algunos años, solemos trasladarnos hasta los campamentos en el Sáhara para hacer un primer acercamiento y entregar a los chavales fotografías de las familias que los acogerán, para que el impacto no sea tan grande cuando llegan", añade.
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