donostia. Dos décadas han tenido que esperar los vecinos del cerro de San Bartolomé para contemplar los primeros pasos del proyecto de regeneración del cerro donostiarra. Tras mucho tiempo de espera y desesperanza, hoy, finalmente, desaparecerá el edificio Arroka 10 (9.00 horas), una señal que marcará el inicio de una actuación que se prevé tendrá una duración de ocho años. Durante este tiempo, se derribarán 172 viviendas y se construirán 534, además de cerca de 1.000 rayas de garaje para su venta libre.

El alcalde de la ciudad, Odón Elorza, el concejal de Urbanismo, Jorge Letamendía y demás miembros de la Corporación municipal acudirán al acto, en el que también se espera la presencia de los vecinos afectados por las obras de reurbanización del cerro donostiarra.

La instalación de un nuevo tendido eléctrico durante estos últimos días delataba que algo se empezaba a cocer en este enclave. Se trata de una actuación necesaria para dotar de mayor potencia eléctrica a esta zona de Amara Zaharra, que en menos de una década albergará 534 nuevas viviendas.

Esta infraestructura permitirá, asimismo, el traslado de la energía desde la subestación más cercana a San Bartolomé, ubicada en la calle Javier Barkaiztegi de Amara Berri.

los vecinos El cansancio y el hartazgo son ahora los sentimientos de la mayoría de los hasta ahora residentes de San Bartolomé, que han tenido que cargar durante 20 años con las desavenencias surgidas en torno a esta actuación.

Las negociaciones, atascadas durante años, se aceleraron hace quince meses, momento en el comenzaron las reuniones entre el Ayuntamiento, promotora y las entidades financieras que debían aportar dinero para poder ejecutar la actuación.

También les llegó el turno a los propietarios de los inmuebles, que debían acordar las condiciones de las obras y sus realojos durante las mismas con la promotora del proyecto, San Bartolomé Muinoa. Un convenio que, a las puertas de que el proyecto se convierta en realidad, todavía no han firmado aproximadamente nueve vecinos de este enclave de Amara Zaharra.

Todas estas circunstancias han terminado por pasar factura a los vecinos, que ahora tan sólo esperan "firmar la reparcelación", explica Yolanda Renedo, propietaria de una de las viviendas. "Conseguido ya el acuerdo con las entidades financieras, ahora todos estamos deseando cerrar este otro capítulo", añade.

De todas formas, no será posible dar este paso hasta que se concrete la letra pequeña de los contratos, algo que todavía no ha sucedido, pero que los vecinos esperan poder hacer lo antes posible.