Donostia. El Ayuntamiento de Donostia ha precintado en los últimos tiempos algunos locales de jóvenes, que habían provocado molestias en el vecindario. En concreto, las calles Virgen del Carmen y pasaje de Iruresoro, en Egia, así como Eustasio Amilibia y la plaza Ignacio Mercader, en Amara, son algunas de las zonas donostiarras en las que los vecinos han protestado por los problemas suscitados en locales ocupados por jóvenes. En cuatro ocasiones, al menos, el Consistorio ha terminado por precintar estos locales argumentando que carecen de licencia.

Así lo reveló ayer el concejal del PP José Luis Arrúe, que pidió que el Ayuntamiento lleve a cabo una normativa para regular la utilización de este tipo de espacios, en ocasiones sótanos, garajes o establecimientos destinados al comercio, donde se reúnen los jóvenes para pasar momentos de ocio.

Arrúe anunció que su grupo presentará una interpelación al gobierno municipal en la que preguntará si posee algún informe elaborado sobre esta cuestión y, en caso afirmativo, indagará sobre qué medidas o planes tiene previsto llevar a cabo para controlar estos locales. La interpelación del PP también preguntará al área de Urbanismo qué medidas está adoptando el Ayuntamiento en contra de la existencia de trasteros que se utilizan como viviendas, algo contra lo que se posicionó el corporativo popular.

regulación Por el contrario, Arrúe no se mostró opuesto a que existan locales destinados a la reunión de grupos de jóvenes, aunque destacó la necesidad de regular su uso por medio de una normativa para evitar cualquier peligro de incendio o inundación, así como conflictos de convivencia con el vecindario a causa de ruidos o humos.

El corporativo advirtió, además, que gran parte de los locales ocupados por jóvenes conllevan el pago de un alquiler en negro, lo que añade problemas de control ante cualquier problema.

La existencia de locales de jóvenes ha sido regulada en algunos municipios de Gipuzkoa como Urretxu, donde es obligatorio que tengan acceso directo a la calle, puertas silenciosas, una altura mínima de 2,5 metros, ventilación y aseo, entre otras cuestiones. Otras localidades, como Legazpi, se encuentran en la actualidad debatiendo qué medidas deben cumplir estos espacios, con el fin de que obtengan la autorización legal para acoger lugares de reunión juvenil.