- El pasado sábado, por fin, el rugby volvió a Altamira con un amistoso entre el Ampo Ordizia y el Gernika€

-Estábamos todos muy ilusionados, el público y nosotros. Los jugadores, sobre todo, estaban deseando jugar. A ver si se estabiliza la situación y no se convierte en noticia. En este partido se estrenaron con el primer equipo Gaizka Gaztañaga, Beñat Martínez, Ekaitz Irastortza, Egoitz Corada y Julen Madrazo.

¿Cuando comenzará la liga?

-Ya hay un calendario sobre la mesa. El día 18 se disputará la final de la Copa del año pasado -entre el Alcobendas y El Salvador-, y el 25 será la primera jornada la liga. En la División de Honor A, se jugaría una vuelta contra todos los equipos, y después, jugarían entre sí los seis primeros, por un lado, y los seis últimos, por otro.

¿Cómo han afectado las medidas para frenar el coronavirus a la pretemporada del equipo?

-Tenemos la sensación de que hemos ido por delante del resto, cumpliendo en todo momento lo que se nos pedía. El Ayuntamiento no nos ha puesto pegas para entrenar y llevamos entrenando prácticamente desde abril. Hemos seguido los escenarios marcados por la Federación Española, trabajando en una fase que denominaban preparación para jugar prácticamente desde abril a junio, luego trabajamos el rugby sin contacto, y ahora ya estamos haciendo rugby con contacto, desde el 1 de septiembre. No hemos tenido dificultades para prepararnos. Dentro del vestuario hay sensibilidades y situaciones diferentes; el COVID sí que ha hecho que algún que otro jugador tenga el rugby en un segundo plano, y también ha provocado la marcha de Fernando López -que optó por irse a jugar a Francia ante las dudas sobre el futuro de la liga española-, que es lo que más nos ha trastocado la planificación.

¿Cuál será el protocolo a seguir durante la liga para tratar de evitar contagios?

-No hay unas medidas específicas para el rugby, pero están las pautas marcadas por el Consejo Superior de Deportes (CSD). Por ejemplo, todos los materiales que se utilizan en un partido tienen que estar previamente desinfectados. Los jugadores se toman la temperatura antes de venir, y se pide una declaración de ausencia de enfermedad por parte de los dos equipos antes del partido. También hay que respetar la distancia de seguridad. El pasado fin de semana, por ejemplo, pensamos que cada equipo utilizara dos vestuarios en lugar de uno, que los jugadores se dividiesen en cuatro grupos y que se utilizaran por turnos. Antes de los partidos, además, se hará algún tipo de test a todos los jugadores convocados, no necesariamente PCR. Hay un responsable de COVID en el club, y él y el médico Sebastián Cruz harán que los jugadores conozcan los riesgos y sepan cómo se tienen que comportar. Los jugadores profesionales están aquí y estamos entrenándonos con normalidad.

¿Cómo afectará al público de Altamira las medidas contra el COVID-19?

-En espacios abiertos el aforo máximo es de mil personas, pero nosotros no llegamos a tanto. Altamira tiene 600 asientos en la grada, y puntualmente, en todo el campo, nos hemos acercado a las 2.000 personas. Tenemos que poner a todo el mundo sentado y, de inicio vamos a ocupar un asiento sí y otro no. Eso nos llevará a tener unas 270 personas en la grada, e intentaremos que haya otras tantas personas sentadas alrededor de la pista. Con llegar a 600 espectadores, nos damos por satisfechos.

¿Habrá aficionados que tendrán que quedarse fuera del campo este año?

-Eso significaría que estamos volviendo a llevar mucha gente al campo, pero no nos gustaría. Me gustaría plantear la colocación de sillas en la pista de atletismo, que es nueva, y frente a la grada, donde podría haber asientos a dos alturas, ocupando un asiento sí y otro no.

¿Cuáles serán los objetivos del club esta temporada?

-Queremos ganar un título. Lo tenemos interiorizado y es lo que nos está moviendo y para lo que estamos trabajando. No sabemos cómo estarán los demás equipos. Sabemos cómo estamos nosotros. Tenemos un muy buen equipo y vamos a ir a por todas.

La liga tuvo que cancelarse la temporada pasada, aunque la Federación designó un campeón. Este verano, el Ordizia ha fichado a los pilieres Caylib Oosthuuizen y Vukile Sofisa, el talonador Diego Carvajales, el segunda Keegan Munro y el zaguero Tomás Jorge, y ha aumentado así el número de jugadores profesionales. ¿No es una apuesta muy arriesgada cuando aún no han desaparecido los riesgos del COVID ?

-Durante el confinamiento hubo una replanificación de esta temporada. La pandemia se vio como una amenaza, porque nos iba a trastocar y porque iba a poner en duda el proyecto, pero también como una oportunidad, porque todo el mundo iba a pasar por la misma situación y, si nosotros nos movíamos bien, podríamos salir incluso reforzados. Vimos que el apoyo de los patrocinadores iba a ser parecido, y vimos que haciéndolo medianamente bien podíamos plantear un año potente, aunque no tan optimista como pensábamos. Creemos que hemos hecho una buena plantilla. Tenemos la pena de Fernando López, porque su sustituto es buenísimo pero no tiene F -plaza de formación, que supone que un jugador es seleccionable o que entre los 14 y los 22 años ha jugado al menos cuatro años a rugby en España-. Eso es un handicap para nosotros, porque la semana pasada la Federación decidió que esta temporada tendría que haber en todo momento sobre el campo nueve jugadores con la F -y el Ordizia, por tanto, no podrá alinear simultáneamente a todos sus jugadores foráneos, ya que este curso cuenta con nueve jugadores no formados en el estado ni seleccionables-.

¿No teme una nueva cancelación de la liga?

-No hacemos proyectos de un año. Llevamos tres años con este proyecto y seguro que el equipo del año que viene va a tener jugadores que ya estén en Ordizia. Si la temporada se para, habrá que ver qué planteamos para la siguiente. Ya hemos analizado diferentes escenarios. Si en diciembre se parase tres meses la liga, por ejemplo, habría que tomar medidas drásticas, pero ahora no es momento de pensar en eso. Tenemos que ir a por todas.

¿Cómo será la temporada en las categorías inferiores?

-Ya estamos entrenando con todas las categorías-senior, sub-23, sub-18, sub-16- y luego entraríamos en las categorías escolares (sub-14, sub-12 y sub-10). En las categorías escolares probablemente hasta enero no se empezará a jugar. De hecho, ahora hacen entrenamiento sin contacto y los sub-10 y los sub-12 ni siquiera tocan el balón, sino que hacen juegos. Todavía no está claro cuándo van a empezar las ligas vascas. Respetando las medidas de seguridad, estamos trabajando en todo momento como si no fuera a pasar nada. Si algún día la situación no nos permite entrenar, será la situación la que nos mande parar o no. Lo digo porque muchos clubes o federaciones se están auto imponiendo limitaciones, y algunos clubes han decidido no empezar a entrenar. No le quito importancia al COVID ni a todo lo que está generando, pero las escuelas, por ejemplo, más o menos han arrancado con cierta normalidad. Creo que tenemos que saber convivir con esto. Si sabemos hacerlo bien, creo que no tendremos problemas.

El club también se ha planteado fortalecer otros aspectos, al margen del primer equipo.

-En este tiempo que hemos estado parados hemos hecho un análisis. Tenemos que aprovechar que el equipo va bien a nivel deportivo para reforzar el club, y estamos trabajando en tres ámbitos: El primero, cómo queremos jugar. Buscamos un rugby rápido, divertido, que es el que está haciendo el primer equipo con su entrenador Iñigo Marotías, y queremos implantarlo en todas las categorías inferiores. El segundo es cómo queremos que se nos vea, y el tercero, el tema de los valores, que siempre se presupone pero que a veces se deja de lado. Queremos que a los equipos del Ordizia se les identifique por su comportamiento en todas las categorías.

"Buscamos un rugby rápido y divertido, que es el que está haciendo el primer equipo, e implantarlo en todas las categorías"

"Me gustaría plantear la colocación de sillas en la pista de atletismo de Altamira y frente a la grada"

"Queremos que a los equipos del Ordizia se les identifique por su comportamiento en todas las categorías"

"La pandemia se vio como una amenaza, pero también como una oportunidad. Si nos movíamos bien, podíamos salir reforzados"