La medalla de bronce que han ganado este domingo los dos jugadores guipuzcoanos de la selección española sitúa a Kauldi Odriozola e Imanol Garciandia como herederos de otros balonmanistas guipuzcoanos como Aitor Etxaburu, Iosu Olalla, Iñaki Urdangarin, Jon Belaustegui y Julen Aginagalde.
Una presea del tercer cajón que adquiere aún más valor en el caso del zumaiarra y el urretxuarra al lograrla en su estreno en la cita olímpica. Odriozola debutó en un gran torneo de selecciones en el Europeo de 2022, donde el entonces jugador del Bidasoa se colgó la plata al caer en la final contra Suecia.
Solo algunas lesiones en los peores momentos, como este año en el Europeo de Alemania, han impedido que tanto su equipo desde verano del 2022, el Nantes con el que ha ganado la Copa este año, como la propia selección hayan podido disfrutar más del zumaiarra. De todas ellas se ha desquitado con esta medalla olímpica, la 40ª que logra un guipuzcoano en los Juegos.
En su caso, se convierte en el 33º jugador o exjugador del Bidasoa que participa en una cita olímpica tras Nacho Novoa, Jesús Albisu, Juanjo Uria y Jovica Cvetkovic en 1980. En estos mismos juegos, los argentinos Nicolás Bonanno, Gastón Mouriño y Leo Maciel representan en la pista el pasado y presente amarillo en estos Juegos de París.
Garciandia se estrenó en una gran cita un año después de Odriozola, ya en el Mundial de 2023, y ambos se colgaron el bronce al derrotar, esta vez sí, a la anfitriona Suecia 36-39 en una cita que Dinamarca se alzó con el cetro dorado. En el caso del urretxuarra y a diferencia de Odriozola, que ha formado parte de las categorías inferiores de la selección, el camino ha sido lento y largo, como reconocía en la entrevista previa. Con 18 años aún jugaba en Elgoibar, adonde llegó desde el Urola con ánimo de jugar choques “un poco más competitivos”.
Logroño, Aix en Provence y Pick Szeged se han sucedido en su carrera deportiva y cada paso convencía a Garciandia de que podía llegar a la cima de las cimas: “Cuando salí de Logroño hacia Francia era lo que tenía entre ceja y ceja, poder llegar. El ir a Szeged me dio la oportunidad de entrar en la selección. Tenía como objetivo ver si alguna vez podía jugar un Europeo o un Mundial, y ya he jugado los dos. Ahora si todo va bien, los Juegos. Ha sido un camino que no esperaba llegar a tanto, y estoy encantado”.
Herederos de una estirpe
“Cuando de primeras te clasificas o piensas en la ilusión de ir a unos Juegos, claro que piensas en ganar una medalla”, confesaba en esa entrevista Garciandia, un sentimiento similar al de Odriozola. Como el eibartarra Aitor Etxaburu, el irundarra Iosu Olalla e Iñaki Urdangarin en Atlanta'96; el propio zumarragarra en Sydney; el errenteriarra Jon Belaustegui en Pekín'08 y el también irundarra Julen Aginagalde en Tokio'20, ambos volverán a casa una medalla de bronce.