Cuatro meses después, volvemos a la carga. El pasado 4 de febrero, este artículo lucía bajo el titular Sálvese quien puedaSálvese quien pueda y trataba de introducir al lector en el apasionante mundo de los puntos UCI. Entrados ya en junio, recapitulemos. A comienzos de 2020, el máximo organismo ciclista puso el contador a cero y abrió un trienio, hasta finales de 2022, durante el que se iba a establecer una clasificación por equipos. Las 18 escuadras del mundo mejor situadas obtendrían una licencia de primera división (World Tour) para 2023, 2024 y 2025. Mientras, los conjuntos que no superaran el corte descenderían a la segunda categoría. El nuevo sistema tuvo poca repercusión en sus inicios. Sin embargo, ahora que nos acercamos a la fase decisiva del curso definitivo, está condicionando muchas cosas en el pelotón. Los afectados han cambiado el chip.

DOS CAMBIOS La nómina de equipos en primera división asciende a 18 conjuntos. Y la clasificación actual depararía, ya para el próximo curso, dos cambios en la lista de escuadras en la élite. Subirían el Alpecin Fenix de Mathieu Van der Poel y el Arkéa Samsic de Nairo Quintana. Descenderían, mientras, el Lotto Soudal y el Israel Premier Tech. Lo que pasa es que esto no ha terminado todavía, ni mucho menos. Tenemos media temporada por delante aún. Y, además, los equipos que le han visto las orejas al lobo tienen cierta ventaja respecto al resto de implicados en la pelea: oler el peligro les ha obligado a estrujarse los sesos para interpretar como merece el sistema de puntuación del que dependen sus respectivos futuros. En las últimas semanas se están moviendo en consecuencia.

ATÍPICO REGLAMENTO No nos vamos a perder aquí en tecnicismos ni en explicaciones demasiado precisas. Que quede constancia, simplemente, que las reglas en vigor apenas reflejan en materia de puntos la diferencia de nivel entre unas carreras y otras, y que dan muchísima más relevancia a las clasificaciones generales que a las etapas parciales. Conclusión: merece la pena apostar por sumar en clásicas de un día y de perfil bajo, antes que poner todos los huevos en la cesta de las rondas grandes. Lo saben en el Israel, que está corriendo pruebas en Bélgica con Nizzolo, Rick Zabel, Barbier, Einhorn y Boivin en la alineación. Es decir, con cinco tipos capaces de meterse en un esprint: no se trata tanto de intentar ganar como de acumular muchos puestos de honor. Y lo saben también en el Lotto Soudal, que ha encontrado una mina en el jovencísimo velocista Arnaud De Lie.

LA ZONA PELIGROSA La pregunta es: ¿Lo saben igualmente en el Education First? ¿Y en el BikeExchange? ¿Y en el Movistar? Hablamos de los equipos que más cerca sienten la amenaza de la zona de descenso. Y hablamos también de escuadras que, con matices, tienden a concentrar muchos esfuerzos en Giro, Tour y Vuelta. En lo que queda de año, sin embargo, van a tener que andar con cuidado, potenciando igualmente otros horizontes. El equipo estadounidense ha tenido a Magnus Cort dejándose los higadillos en Italia, de fuga en fuga sin conseguir rascar nada. Los australianos han mandado a Groenewegen a penar en el Dauphiné, mientras el grueso de los velocistas del mundo se miden en modestas clásicas belgas. Y parece que amaga con espabilar el propio Movistar, que se plantó hace un par de semanas en Boucles de la Mayenne con Alex Aranburu e Iván García Cortina. Los telefónicos deben seguir por esa vía, pero tenemos partido y va a estar emocionante. Veremos si en el ciclismo, como en el fútbol, los equipos que empujan desde abajo, con inercia positiva, tienen las de ganar.

Polémica: las inyecciones de Nadal, vistas desde el pelotón

"¿Cuántas inyecciones has recibido durante el torneo?", le preguntó una periodista a Nadal tras ganar este Roland Garros. "Mejor que no lo sepas", bromeó en su respuesta el tenista, quien se adjudicó el título de forma absolutamente legal: tiene el pie como lo tiene y seguro que obtuvo una TUE (exención de uso terapéutico) que autorizara sus infiltraciones. A partir de ahí, y reconociendo siempre que el balear no vulneró las reglas, varios ciclistas han censurado esta semana lo que consideran una doble vara de medir. La normativa que rige su deporte les niega cualquier tipo de pinchazo en período competitivo, mientras el propio Nadal reconoce sin tapujos haber recurrido a las jeringuillas. Thibaut Pinot, Guillaume Martin y compañía no piden poder infiltrarse. Simplemente se sorprenden de que quien lo hace sea considerado "héroe".

Rusia y Afganistán: la UCI debería velar por todos sus afiliados

El actual régimen afgano impide a las mujeres practicar ciclismo, una circunstancia que adquirió especial notoriedad durante los Juegos de Tokio, en los que Masomah Ali Zada compitió como refugiada y con un maillot del Comité Olímpico Internacional (imagen). La UCI ha tomado cartas en la problemática y ha organizado para el próximo 23 de octubre, en suelo suizo, el Campeonato de Afganistán femenino, cuya mayoría de participantes residen ahora en Italia, rescatadas el pasado verano por la federación y por el gobierno transalpinos. Resulta digno de elogio que se les tramite una opción para disputar el título estatal. Pero la UCI, como organismo teóricamente independiente que es, debería velar por los intereses de todos sus deportistas afiliados, incluidos los del ya extinto Gazprom ruso, una plantilla entera en la cola del paro.