esde Eslovenia la vista alcanza hasta París. La casa de Tadej Pogacar, campeón en ejercicio del último Tour de Francia, da a la avenida más famosa del ciclismo, la de los Campos Elíseos. Ese es el recorrido que se propone el prodigio esloveno en su regreso a la competición en el Tour de Eslovenia, que se disputa desde hoy hasta el domingo. La última vez que se supo de la jovencísima figura fue el 25 de abril. De aquella fecha se recuerda la victoria de Pogacar en la Lieja-Bastoña-Lieja. En realidad, el esloveno es un ciclista a la gloria pegado. Su hoja de servicios del presente curso define a un campeón de cuerpo entero. Conquistó el UAE Tour y la Tirreno-Adriático, fue tercero en la Itzulia tras un estupendo duelo con Roglic, y colgó de su pechera de imberbe general un Monumento con la Decana. Esos han sido los pasos previos de Pogacar en las carreras hasta alcanzar el mes de junio, a poco más de dos semanas para el Tour de Francia, donde aguarda el vis a vis entre Pogacar y Roglic. Enemigos íntimos, ambos solo coincidieron en la Itzulia, magnificada por el impacto de los dos mejores ciclistas del momento.

Pogacar, concentrado en altura durante casi un mes en Sestriere, regresa a la competición en el Tour de Eslovenia, una carrera lejos del oropel de pruebas con mayor jerarquía, pero con el efecto tractor del esloveno. Pogacar, centrado en pulir su estado de forma a través de las sesiones de entrenamiento que cada vez más asemejan el ecosistema propio de las carreras debido al manejo de datos, se personará en Eslovenia para dar el último barniz a su totémica figura. “Está increíble. Mejor que nunca. Tanto mental como físicamente. Ha ganado en seguridad en sí mismo tras ganar el Tour. Tiene mucha confianza en lo que hace”, esboza Joseba Elgezabal, masajista de la estrella eslovena. Pogacar tiene la intención de retirar el óxido acumulado en el barbecho de la preparación en las carreteras que conoce sin verlas. Regresa al hogar. Nada comparable a correr en casa para una profesión trashumante. “Tengo muchas ganas de volver a casa para correr el Tour de Eslovenia. Estaré compitiendo contra amigos, viejos compañeros de equipo y será una verdadera emoción estar en casa en carreteras familiares”, expone Pogacar, que parte como inequívoco favorito para hacerse con el laurel en Eslovenia. Todo lo que se alejara de esa resolución sería una sorpresa mayúscula o una concesión del esloveno, que parte con el equipo más poderoso en una prueba que solo cuenta con cuatro formaciones del WorldTour: el UAE, el BikeExchange, el Astana y el Bahrain.

Pogacar, ambicioso y competitivo al extremo -solo así se puede acceder a su estatus-, no sabe correr para acumular kilómetros. Sale a ganar siempre que se cose un dorsal. “No sabe correr de otra manera. Es muy competitivo. Además, existe esa presión de tener que ganar, pero él lo lleva bien. No se obsesiona”, establece Elgezabal. Esa voracidad le convierte en un excelso competidor. Pogacar buscará el calor de Eslovenia para tomar temperatura de cara al Tour, donde rivalizará, principalmente, con Roglic. A la cita eslovena llega con 22 días de competición y un palmarés estupendo. Pogacar lleva acumulados 3.391 kilómetros según los datos de procyclingstats. En números, se asemeja a la distancia recorrida y a los días de competición que contiene una grande. En el Tour de Eslovenia, que también contará con la presencia del Euskaltel-Euskadi, el Caja Rural y el Kern Pharma, Pogacar afrontará un recorrido de 807 kilómetros repartido en cinco jornadas. Sobresale la cuarta etapa, con final en alto en Nova Gorica, una ascensión de Primera. Se antoja la llave de la prueba. Más allá de ese día, las cotas están diseminadas a lo largo de una carrera con perfil aserrado, el fotomatón de un país montañoso. Es el hogar del campeón esloveno, un ciclista en la cumbre del ciclismo. La casa de Pogacar da a los Campos Elíseos.

“Tadej está increíble, mejor que nunca, tanto en el aspecto físico como mental”, analiza Joseba Elgezabal, masajista del joven esloveno

“Tengo muchas ganas de volver a casa para correr”, sostiene Pogacar, que no competía desde el 25 de abril cuando venció en Lieja