- Por delante tenemos aún medio Giro de Italia y la Vuelta a España entera. Y, sin embargo, los corredores del Euskaltel-Euskadi descansan con la vista puesta en 2021, finalizada ya su temporada. Para el director deportivo de la escuadra naranja, Jorge Azanza (Ziordia, 1982), es tiempo de trabajar de otra manera. El ordenador y las tareas de planificación sustituyen ahora, por espacio de unos meses, al volante y a las tácticas de carrera. Aunque también procede mirar atrás y pasar revista a un 2020 que se presentaba ilusionante y que los acontecimientos han ido torciendo sobre la marcha.

¿Qué balance hace de una temporada tan marcada por la pandemia?

-No se puede hacer un balance normal porque, al final, no estamos hablando de un año normal. Arrancamos muy bien. Las primeras carreras nos generaron muchísima ilusión y muchísimo optimismo. Mostramos un gran nivel, pero faltó ganar. Después, justo cuando nos venía lo gordo, lo más bonito del calendario, llegó la crisis sanitaria.

"Lo gordo, lo más bonito".

-Yo estoy seguro de que, con la inercia que habíamos cogido en un principio, lo que afrontábamos en los meses de marzo y abril era nuestro calendario con mayúsculas. Me refiero a pruebas World Tour, Catalunya y sobre todo Itzulia, en las que iba a costar obtener resultados pero podíamos hacer buenos papeles. Y me refiero también a pequeñas vueltas aquí en el Estado, como Castilla y León o Asturias, en las que seguro que hubiésemos alcanzado el éxito.

¿Les costó arrancar luego, en julio, ya después del parón?

-Es que en el regreso a la competición, la motivación ya no ha sido la misma. La perdimos un poco en mayo, cuando supimos que no se nos invitaba a la Vuelta a España. Y después nos ha costado recuperar ese nivel de las primeras carreras de la temporada. Poco a poco hemos ido retomando el pulso y se ha podido terminar el año con un buen sabor de boca, gracias, por ejemplo, a esa quinta plaza de Unai Cuadrado en Ordizia. Y ahora miramos ya a 2021, esperando que pueda haber entonces una mayor normalidad.

¿Tanto dolió quedar fuera de la Vuelta a España? Cuando se conoció la noticia, en el equipo lo asumieron como algo esperado.

-No es que doliera. Lo que pasa es que uno siempre tiene esa ilusión ahí dentro, hasta el último día. Correr la Vuelta era difícil, pero sabíamos que podía existir una pequeña posibilidad. Y teníamos esa esperanza, que nos hacía trabajar más motivados si cabe. Al final, no pudo ser. Y ahora trabajamos para que nos concedan la invitación en 2021, tras iniciar la próxima temporada igual que comenzamos esta.

El proyecto de la Fundación Euskadi y Euskaltel parece tener cimientos sólidos. ¿Es esta estabilidad la que les ha llevado a afrontar el tramo final del curso con un calendario reducido y alineaciones muy variadas?

-Totalmente. La clave de nuestro final de año ha estado en eso que comentas y también en la complejidad de la situación actual. Me refiero a la pandemia. Ir a cualquier carrera implicaba durante estos últimos meses afrontar unos costes elevadísimos. Como bien dices, hemos optado por que todos los ciclistas del equipo hayan podido competir y no se han buscado los resultados con tanto ahínco. La cosa cambiará a partir de la temporada que viene. Ahí el objetivo será estar siempre metidos en la gresca y firmar el mayor número de éxitos posible.

Supongo que hace un año esperaría realizar un análisis distinto de la temporada, a estas alturas de la misma.

-Sí, sí, por supuesto que esperaba otro análisis. Una cosa no quita la otra. Si este hubiese sido un año normal, cada ciclista del equipo habría competido entre 60 y 70 días. Al final, solo nos han salido entre 20 y 30. El balance es pobre, pero los chavales han entrenado como nunca y han acumulado muchos kilómetros. Por eso están todos descansando ya y pensando en el año 2021. Aunque no hayan podido correr tanto, estar un año entero pendiente de la bicicleta y de los entrenamientos se hace mentalmente duro. Es el momento de desconectar para regresar luego con fuerza, porque llegará un momento en el que todo vuelva a la normalidad, y nosotros tendremos que estar entonces lo mejor preparados posible. Nuestro inicio de 2020 supone el camino a seguir. Porque estoy seguro de que si este hubiese sido un año normal, habríamos tenido éxitos. Estoy seguro al 100%.

¿Le preocupa que una temporada tan inusual suponga algo así como un año perdido para los más jóvenes del plantel?

-A pesar de que no se ha competido tanto, yo manejo los datos de los entrenamientos de todos nuestros ciclistas. Y sus números son mejores que nunca. Fisiológicamente no se han visto mermados por la falta de carreras. Pero sí hemos perdido un año que, para la madurez de algunos corredores, podía resultar importante. Gotzon Martín, Unai Cuadrado, Mikel Alonso, Ibai Azurmendi... Son nuestros ciclistas del futuro. Ahora tienen 22, 23, 24 años. Para ellos, haber completado una temporada de 60-70 días de competición, además con carreras World Tour en el calendario, habría supuesto dar un importante paso. ¿El trabajo? Hecho está. Y ese paso del que te hablo podrá completarse el año que viene.

Hablando del próximo curso. ¿Puede venir hasta bien no haber sido invitados a la Vuelta? Para estar en forma en febrero, toca descansar en octubre y arrancar en noviembre.

-Nosotros hemos empezado ya las vacaciones. Quiero que los ciclistas desconecten durante dos o tres semanas. ¿Si ha venido bien no correr la Vuelta? Es que el calendario está ya muy extendido de por sí, incluso sin pandemia. Los equipos que disputan la Vuelta apenas van a alargar la temporada tres semanas más. Y puede que algunos ciclistas suyos arranquen más tarde en 2021. Pero durante estos últimos años también se ha competido hasta bien entrado octubre, tocando incluso noviembre.

Los corredores del Euskaltel han iniciado sus vacaciones. Me imagino que usted de eso no tiene. Es tiempo de tomar decisiones.

-Desde ya trabajamos duro pensando en el año 2021: tratamos de cerrar cosas, miramos el calendario... Vamos poniendo todas las bases de la próxima temporada. Y también estoy pensando para dónde puede tirar la preparación física de cada corredor el año que viene.

¿La plantilla está cerrada?

-No al 100%. Estamos a expensas de poder concretar algún fichaje. Habrá que esperar unas dos o tres semanas para que se cierre la temporada en general y, con ello, nuestra plantilla.

Deduzco, por lo que me dice, que hay ciclistas en el equipo actual cuya continuidad está en el aire.

-Sí. Hay dos o tres que quedarían un poco en el aire. Cuando podamos oficializar las cosas, lo haremos.

En cuanto a número... ¿Seguirán con 20 corredores?

-Sí, seremos 20. Es la cifra que exige la UCI.

Sube desde el Laboral Kutxa Xabier Mikel Azparren. ¿Habrá más promociones? ¿O el resto de posibles novedades procederán de fuera de la estructura?

-El único que entrará en el equipo procedente del campo amateur será Azparren. A mí me habría encantado subir a más ciclistas, a nada que este hubiese sido un curso normal. Pero, bueno, gran parte de nuestra plantilla firmó hace un año para dos temporadas y debemos seguir contando con todos esos corredores. En 2022 podremos dar la alternativa a algún ciclista más de la cantera.

En esta paciencia también influirá la estabilidad del proyecto que citábamos antes.

-Claro, porque no hay prisa para pasar a la gente. Y esto es algo bueno después de un año en el que el pelotón amateur ha tenido una temporada muy cortita y descafeinada, tras la que tampoco puedes sacar excesivas conclusiones. Uno siempre tiene corredores en mente, pero el curso se cruzó a raíz de la pandemia, unida a otros factores como, por ejemplo, las lesiones. Y tampoco se trata de pasar a nadie por pasar. En el caso de Xabier Mikel Azparren, sube porque estamos convencidos de que ya está preparado para dar el salto a profesionales.

Estamos hablando sobre el Euskaltel-Euskadi del presente y del futuro. ¿Qué hay del resto del pelotón? ¿Ha palpado preocupación en el resto de equipos ante la situación actual?

-Pues sí. Ahora se habla de que en el mismísimo World Tour hay estructuras en apuros, lo que deja a numerosos ciclistas en una situación complicada. Y en el campo amateur hay corredores con cualidades para dar el salto y que no lo van a poder hacer por culpa de las circunstancias provocadas por la pandemia. Esta afecta a la familia ciclista en general.

¿Miran ustedes de reojo a esos problemas a los que se refiere en equipos World Tour? Lo que ocurra con ellos puede afectar a las invitaciones de las grandes vueltas. Y, por lo tanto, al Euskaltel.

-Si te digo la verdad, no. Estamos centrados en hacer bien nuestro trabajo, básicamente en lo que depende de nosotros. Y lo demás será ya otro cantar. Queremos disfrutar de un calendario similar al que teníamos inicialmente programado para esta temporada. Se trata ahora de hacer las cosas bien, de ver de qué plantilla disponemos finalmente y de analizar, en base a ello, en qué carreras vamos a intentar estar el próximo año.

"Lo que hicimos en las primeras carreras del año, antes del confinamiento, nos generó ilusión y muchísimo optimismo"

"Cuando en mayo supimos que no se nos invitaba a la Vuelta perdimos un poco de motivación. Nos ha costado recuperar el nivel"

"Empezamos la temporada con la idea de que cada ciclista corriera entre 60 y 70 días, pero solo han podido hacerlo entre 20 y 30"

"Fisiológicamente no ha sido un año perdido para los chavales; se han entrenado mucho y han obtenido sus mejores datos..."

"...Pero competir todo lo previsto, incluidas pruebas World Tour, habría supuesto un paso importante que los jóvenes no han podido dar"

"¿La plantilla de 2021? Seremos 20, solo sube Azparren y hay dos o tres plazas en el aire que vamos a cerrar en un par de semanas"