DINAMARCA: Toft, Reinhardt, Pedersen (1), Jensen (2), Haugsted (3), Heindahl (3), Hojlund (1), Burgaard (7), Jorgensen (6), Bohme, Tranborg (2), Hansen (6), Petersen (1), Friis (1), Möller y Iversen (2).

ESPAÑA: Castellanos, Navarro, Martín (6), Espínola (1), Campos (5), Barbosa (4), Cesáreo (2), Gutiérrez, Arderius (1), Gassama (3), Etxeberria, Fernández, Arcos (2), López (2), González (2) y Ainhoa Hernández.

Parciales: 1-2, 4-4, 8-6, 10-10, 14-10, 16-13 (descanso); 19-13, 22-15, 25-19, 28-21, 32-25 y 35-28.

Árbitros: Amar Konjicanin y Dino Konjicanin (Federación de Bosnia). Excluyeron dos minutos a Tranborg, Heindahl y Burgaard; y a Espínola, Echeverria, Martín y Campos de España.

Incidencias: Encuentro por el bronce del Mundial disputado en Granollers ante 4.000 espectadores.

- Amarga despedida la que tuvo la selección estatal del Mundial de España. Las guerreras fueron incapaces de controlar el poderío físico y el lanzamiento exterior de Dinamarca, que las dejó sin la medalla de bronce. En un desagradable cuarto puesto. Lo cierto es que, a pesar de unos primeros parciales de acierto, las dirigidas por José Ignacio Prades no merecieron la victoria. El rival escandinavo fue mejor. Implacable. Porque ayer España (con las jugadoras del Bera Bera Maitane Etxeberria y Eli Cesáreo) puso la ilusión y las ganas; y Dinamarca, la calidad y la artillería. La pudo contener las guerreras en los minutos iniciales gracias, sobre todo, a un 5-1 con Shandy Barbosa en el avanzado. Pero cuando las danesas rasparon un poquito en el muro estatal encontraron oro. Embrague y acelerador para comenzar una sangría que maquilló España para irse al descanso solo tres tantos abajo (16-13).

Sin embargo, las cosas no fueron mejor para los intereses locales en el segundo tiempo. Una eléctrica salida de Dinamarca, con Burgaard desatada y Toft demostrando por qué iba a ser la MVP del partido, amplió la distancia a seis goles. Demasiado cuesta arriba para unas guerreras exhaustas tras 19 intensos días de competición. Desacertadas y bloqueadas en ataque, encadenaron error tras error. Dieron alas a una Dinamarca que poco necesitaba ya para volar. Entonces Prades tiró de pizarra e intentó una doble mixta a Hansen y Jorgensen. Pero ni eso le salió a las estatales, peor plantadas sobre el parqué. A falta de diez minutos para la bocina, España perdía de ocho (27-19). Demasiado castigo. No para el partido, que mereció perder; sino para un campeonato en el que se codeó con las mejores pese a no estar en la terna de favoritas.

De hecho, las de Prades solo han perdido dos encuentros en este torneo. El de ayer ante Dinamarca y el de las semifinales ante Noruega. Una selección nórdica que, a la postre, terminó por colgarse la medalla de oro tras borrar a Francia en la final (22-29) para conquistar su cuarto Mundial.