La primera salida de la temporada llevaba al Bidasoa a la cancha, siempre incómoda, del Cangas, en donde los de Jacobo Cuétara sintieron en propia carne lo que cuesta ganar en O’Gatañal. Pese a que la pasada temporada, el triunfo irundarra (22-37) fue muy holgado, en este partido el primer objetivo, obviamente, era sumar los dos puntos. Luego, comprar tiempo para que los ausentes, por lesión, Jon Azkue y Julen Aginagalde, progresen en su recuperación. A esta hora, la plantilla es escasa y el resultado final deja las cosas a mitad de camino.

Como el domingo próximo llega el Barça a Artaleku, y ese encuentro es un trámite de obligado cumplimiento, la salida a Antequera dentro de dos semanas pudiera convertirse en una oportunidad para su incorporación al grupo que necesita más componentes. A falta de un fichaje, que es necesario para la primera línea y que no parece que esté cercana su llegada, el técnico tira de lo que dispone. Ayer desplazó a catorce jugadores. Los comienzos del campeonato plantean siempre incógnitas, pero también alertas. Una de ellas se relacionaba con el nivel de efectividad del meta local Javi Díaz. Inició el encuentro con un nivel de eficacia colosal. Detuvo tres penaltis y el conjunto amarillo se estrelló contra él una y otra vez. El meta concluyó su actuación con un 48% de efectividad, una barbaridad para lo habitual. Tampoco Sierra desentonó, pero el 38% del onubense puede parecer poco si comparamos ambos comportamientos.

Por lo que fuera, el Bidasoa salió a la cancha entre aletargado y desorientado. Lo notó el rival, que en su campo se crece y rentabiliza las ocasiones. A los once minutos de juego, el marcador señalaba un 6-1 favorable a los locales. Es decir, que al gol de Dariel García (1-1) le siguieron minutos de sequía en los que el cuadro de Jacobo Cuétara, obligado a pedir un tiempo muerto, no lograba percutir en el muro gallego. Paulatinamente, los irundarras fueron encontrando un tono más acorde con lo habitual y eso le permitió recortar diferencias (12-11) a cinco minutos para el descanso. Sin embargo, dos goles de Moises Simes (uno de penalti) ampliaron a tres la diferencia antes de pasar a vestuarios.

La vuelta al parqué mantuvo a los guipuzcoanos cerca de igualar la situación (14-13, 15-14), pero no lograba empatar el marcador. Los de Ignacio Moyano remontaron de nuevo y, a falta de quince minutos para la conclusión, la desventaja de cinco goles (22-17) se antojaba una misión imposible para los de Artaleku. En el momento de hacer un cambio de portero cometieron un error y eso supuso la exclusión del meta Javi Díaz que, unida a otra previa de Aizen, dejaba a los gallegos con dos jugadores menos sobre la cancha. Lo aprovechó el Bidasoa que dio un paso al frente en defensa (muchas veces con Kauldi en el avanzado) y no desaprovechó los espacios en el ataque (22-21, 23-22). Dos goles del zumaiarra y otros dos de Adrián Fernández llevaron el partido a un escenario de máxima exigencia, cuando las fuerzas no sobraban.

Perdiendo por la mínima, Cuétara solicitó un tiempo muerto para gestionar las últimas jugadas del encuentro. Víctor Rodríguez conseguía la primera igualada (23-23) desde el empate a uno de los primeros compases. Un muy dudoso penalti de Matheus no lo desaprovechó Dani Fernández para adelantar a los cangueses. Mikel Zabala rubricaba un ataque largo y devolvía las tablas al tanteador. Aún quedaban pocos segundos, los suficientes como para que Alberto Martín dispusiera de un balón de victoria que José Manuel Sierra impidió con una estupenda y decisiva parada.

¿El punto sabe a poco? En la teoría, sí; pero en la práctica, tal y como fue el partido, ni tan mal. La misma pregunta podría hacerse en las filas locales y la respuesta sería más contundente. El empate seguro que les supo a poco. Más allá del acierto de los porteros, del desgaste tremendo de Kauldi Odriozola, tanto en defensa como en ataque, es destacable el encuentro de Eneko Furundarena. El usurbildarra de 18 años dispuso de muchos minutos. No se arredró ante la defensa local, marcó cuatro goles y no desentonó en la contención. Por encima de los resultados, la progresión de los jóvenes es un hecho notable.